Magical Girl en el 62º Festival de San Sebastián (Día 7)
Magical Girl en el 62º Festival de San Sebastián (Día 7): El cine español protagoniza la séptima jornada del Festival. Desgraciadamente, esto se acaba.
«Lasa y Zabala»: el tráiler es peor que la peli pero…
Es una pena, porque una vez más se pierde la oportunidad de asumir errores, reconciliar, dar una visión completa de la historia. Y Lasa y Zabala es una película que, por su enorme crudeza de trinchera, es ofensiva para cualquier que haya perdido un guardia civil en la familia, o simplemente para un espectador que desconfíe de los retratos maniqueos en pantalla. El del coronel Galindo es simplemente ridículo, con frases que podría decir Schwarzeneger en Comando: «Me bastarían diez de mis hombres para volver a conquistar América del Sur» o «Yo lo único ha sido llevar el todo por la patria hasta sus últimas consecuencias».
Técnicamente la película tiene notables carencias en la interpretación; hay demasiados personajes que se nota mucho que no tienen experiencia. La música es aceptable aunque esperábamos más de Pascal Gaigne. Y el guión, lógicamente, no está a la altura de una poderosa historia que hoy en día todavía tiene muchas preguntas sin resolver.
«Magical Girl»: Hechizo envenenado
La película de Carlos Vermut (un director que bebe claramente del manga japonés) tiene una capacidad enorme de hechizar al espectador. La crueldad perversa de los personajes y la historia tremendista que nos cuenta es conmocionante. Tras un primer visionado he de reconocer que la película me hechizó con la canción de Manolo Caracol grabada en mi cabeza. Pero Magical Girl es de esas películas que conforme van pasando los días te das cuenta que el hechizo no es tanto artístico como efectista.
La manipulación de sentimientos es total, con personajes que llegan a un grado de sadismo enloquecedor: el psiquiatra hierático que esclaviza a su esposa con pastillas, la niña maligna que envenena todo lo que mira, el «buen samaritano» que no deja de ser un asesino en serie inconcebible. Estos personajes tienen una innegable capacidad de seducción profundamente enfermiza. Así Magical Girl se convierte en un ejercicio de estilo que, más que mágico, es tramposo y vacío.
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