Elogio del maestro Jacques Tati, en el 60 aniversario de «Mi Tío»

Cuando se cumplen 60 años del estreno en 1958 de Mi Tío, ganadora del Oscar a la película en lengua no inglesa y del premio especial del Jurado en Cannes.

«Creo sinceramente que el cine cómico no está pasado de moda. Si fuera así yo no trabajaría en él. El público todavía tiene capacidad de reír y quiere hacerlo. Por tanto, si el mundo mecanizado no nos devora la hilaridad, tales películas seguirán produciéndose. Pienso que la nueva evolución del cine cómico será el realismo: el camino hacia la verdad. Realismo-verdad que casi nunca he encontrado en el cine cómico de antaño. Yo quiero crear -aunque trabaje en solitario- una escuela, con base en la interrogación que planteo, la reflexión que provoco y la decisión que hago tomar al espectador, haciéndole ver las dos caras de la vida: la triste y la risueña; ambas paradójicamente realistas«.

Eso le contó en 1971 Jacques Tati a mi llorado amigo José María Caparrós, fallecido recientemente, periodista, catedrático e historiador, amante del buen cine.

Y esas palabras me emocionan: expresan la confianza de un cómico, artista y artesano, en la nobleza de un arte que se ríe del mundo con talante poético, el mismo que algunos despreciaron como nostálgico, reaccionario y sospechosamente feliz.

Qué belleza verle y escucharle recoger el Oscar que le entrega -es estupendo que fuera la que probablemente sea la más hermosa mujer en movimiento de la historia del cine- una espectacular Cyd Charisse

Monsieur Hulot, el personaje creado por Tati, apareció por primera vez en 1953. Al volver sobre PlayTime (1967) fui consciente de lo mucho que le debo a Tati, mientras escuchaba a los alumnos universitarios de Narrativa Audiovisual, asombrados por la rara belleza de lo que casi todos veían por primera vez.

Hay pocos directores a los que admire más. También pienso como Truffaut, que enardecido, después de ver la película, escribió al maestro en 1967: «PlayTime no se parece a nada visto antes en el cine; no hay ninguna película planificada o montada como ésta. Es una película que viene de otro planeta donde se hace cine de otra forma».

La historia de amor apenas hilvanada entre Hulot (Jacques Tati) y la turista americana (Barbara Dennek) es una de las miniaturas más deliciosas que nos ha deparado el cine. Tati la usa nuevamente en Traffic, con esa jefa de prensa bellísima e hiperactiva (Maria Kimberly) que acompaña al camión de la empresa automovilística Altra al salón del automóvil en Amsterdam.

Tati y Barbara Denneck en una escena de PlayTime
Maria Kimberly en una secuencia de Traffic.
Maria Kimberly

Este videoensayo de David Cairns en The Criterion es delicioso.

Hace pocos días, Lucía, una alumna de 3º de Comunicación Audiovisual estudiaba el espacio en Mon Oncle, una película en la que Tati muestra un amor inolvidable por la tradición y la modernidad proponiendo un diálogo entre ambas a la manera del western, del western de frontera. Las secuencias perrunas de apertura y cierre convierten en cine en un arte mayor. Como en los cuadros de los maestros no te cansas de mirar, de escuchar. La narrativa es tan poderosa que parece fácil lo que es muy complejo.

Tati lo explica con una humildad maravillosa:

Antes habíamos trabajado la asombrosa Traffic (1971), que contiene una de las mejores secuencias de danza de humanos y máquinas de la historia del cine.

Lo que dice Tati sobre el fracaso en taquilla de su obra maestra, PlayTime, estremece. David Lynch le rinde un tributo merecido.

Tati había llevado el slapstick a su máxima expresión. Su admiración por Keaton es patente. En este videoensayo se explica.

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