300: El origen de un imperio: Más de lo mismo, menos interesante

300: El origen de un imperio. Hace siete años 300 contó la épica derrota de los griegos -de Leónidas y sus trescientos espartanos- en el desfiladero de las Termópilas. El nuevo proyecto pretendía lanzar al mercado a la vez la secuela de la película y la de la novela gráfica de Frank Miller en la que ésta se ha inspirado. La novela Jerjes no llegará a tiempo.

La nueva historia cuenta el origen del odio del rey persa contra los griegos, y las maniobras de Artemisia, comandante en jefe de la armada persa, por canalizar ese odio hacia una guerra total, con la que ambos saciarán su venganza. Ninguna de esas historias es verídica ni tiene importancia; siguiendo la estela de la película anterior vemos a Temístocles, almirante ateniense, luchando por unir bajo su mando las flotas griegas y así poder enfrentarse a la gigantesca flota de Jerjes. Y siguiendo también la estela de la anterior película, vemos una y otra vez la misma flota y los mismos ríos de sangre  -generados por ordenador- que ya han dejado de ser novedad y llegan a aburrir.

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Una gran carnicería hecha espectáculo puro, pero poca historia -personal o real- a la que hincar el diente. Pocas interpretaciones dignas de aquellas gestas; en cambio nos sirven una absurda escena erótica en 3D.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Simon Duggan
  • Montaje: Wyatt Smith,  David Brenner
  • Música: Junkie XL
  • Duración: 102 min.
  • Distribuidora: Warner
  • Público adecuado: +18 años (V+X)
  • Estreno en España: 7.3.2014

EE.UU. (300: Rise of an empire), 2014

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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.