Ahí os quedáis

Ahí os quedáis: Patética exaltación del todo vale

Ahí os quedáis | El neoyorquino Shawn Levy desaprovecha un notable reparto en esta supuesta comedia de enredo, marcada por un zafio, irritante y patético relativismo.

Según una antigua tradición judía —la shivá—, cuando muere una persona, sus familiares directos deben permanecer juntos en el hogar familiar durante siete días. Así que cuando fallece el patriarca de los Foxman, intentan guardar esa costumbre su esposa y sus cuatro hijos, a pesar de que son agnósticos y descreídos. Durante el largo duelo, saldrán a la luz los secretos y mentiras de esa desastrosa familia hebrea neoyorquina, sobre todo de Judd, un productor radiofónico cuyo matrimonio se está yendo a pique.

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Este es el planteamiento de la popular novela de Jonathan Tropper, que él mismo ha adaptado al cine en esta nueva tragicomedia del habitualmente eficaz Shawn Levy, responsable de filmes como Doce en casa, la saga Noche en el museo, La Pantera Rosa, Noche loca, Los becarios o Acero puro.

En esta ocasión, sin embargo, Shawn Levy ha perdido el punto de equilibrio, no da con el ritmo adecuado y asienta el humor del filme en un zafio relativismo moral, que resulta más patético que rompedor, especialmente por su frívola exaltación de la ideología de género y, en general, del todo vale en la búsqueda de la felicidad. Además, Levy permite a sus actores unos histrionismos agotadores, sobre todo cuando desgastan los muchos clichés y lugares comunes que incluye el guión.

En fin, una decepción, que emborrona la hasta ahora estimable filmografía de Shawn Levy, y que asume un permisivismo deplorable. Mal.