Arlington Road: La incertidumbre de la sospecha

Existen películas de terror gótico, terror galáctico e incluso terror paranormal. Arlington Road se podría inscribir en el terror casero, en el terror de la vida normal; en el miedo no a un ser espectral sino a las personas que te rodean o al señor que te da los buenos días todas las mañanas. Es quizás éste el terror más primario y desasosegante.

En Arlington Road un profesor de historia vive en Washington D.C. en una tranquila urbanización de las afueras. Su vida transcurre sin sobresaltos entre los recuerdos de su esposa fallecida; comienza entonces a relacionarse con sus vecinos, pero hay algo en ellos que resulta sospechoso.

Jeff Bridges (Escenas de un crimen), como el profesor que intenta restaurar su decaída existencia, y Tim Robbins (Mystic River) como su inquietante vecino, se enfrentan en un duelo de altura, en una historia perturbadora llena de trampas y engaños. El director Mark Pellington imprime una impecable factura, de ritmo visual ágil y de un final tan demoledor que si su vecino se atreve a contárselo, comience a sospechar de él.

En el apartado técnico, cabe reseñar la música de Angelo Badalamenti, aunque en algunas escenas roce lo excesivo.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU., 1999
  • Fotografía: Bobby Bukowski
  • Música: Angelo Badalamenti

 

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Reseña
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Escritor de relatos de terror y misterio, y guionista de cine y televisión. Admirador de Ford, Kurosawa, Spielberg y Hitchcock, no necesariamente en este orden