Elefante blanco: Interesante, espinosa, abigarrada, excesivamente ambiciosa
Pablo Trapero trata de abordar demasiadas cuestiones sociales y morales en una cinta en la que Darín vuelve a demostrar que es uno de los grandes.
El Elefante blanco es un macrocomplejo hospitalario que lleva 30 años sin terminar de construirse. El edificio en obras se levanta sobre un extenso poblado chabolista de Buenos Aires donde campan por sus respetos la droga y la violencia.
Dos sacerdotes y una asistente social, Luciana, tratan de sacar adelante el hospital y la barriada. A ellos se unirá el padre Nicolás, un joven sacerdote que atraviesa una fuerte crisis de fe. Las dificultades de la labor y la atracción que siente hacia Luciana lo enfrentarán al que había sido durante años su referente y confesor: el padre Julián, un sacerdote carismático, muy querido por todo el pueblo y verdadera alma mater de la labor social que se realiza en las chabolas.
El argentino Pablo Trapero aborda una película tan ambiciosa como el propio Elefante blanco, una cinta que quiere abordar lo macro y lo micro. Todo parece caber en la película de Trapero, desde la economía, la política y la religión, hasta las guerras de clanes por la droga, la precariedad laboral, la crisis vocacional o el modo de enfrentarse a una enfermedad mortal. En este sentido, Elefante blanco recuerda a También la lluvia, una cinta con la que comparte productor (Juan Gordon) y que entretejía una trama social, política y religiosa con la interesante evolución psicológica de un productor de cine. La fórmula, muy arriesgada, le salió bien a Bollaín, pero no acaba de funcionar aquí.
Elefante blanco es una cinta interesante -por el calado de los temas que aborda- y honesta -al no plantear estas cuestiones de forma simplista- pero se queda muy lejos de ser redonda. En demasiados momentos tuve la impresión de que, quizás en el proceso de montaje, se habían quedado fuera recortes de interés. De otra forma se entiende poco la rápida transición del padre Nicolás -en el camino de ida y en el de vuelta- o la actitud -excesivamente tibia- del padre Julián ante una situación de infidelidad pública a un compromiso o incluso la no resolución del conflicto con la jerarquía.
Quizás Trapero no ha querido desarrollar las tramas para no cargar excesivamente la mano en cuestiones espinosas. Quizás le falte hondura para abordar de manera más profunda la evolución de los personajes o quizás, y más probablemente, lo que le falte sea tiempo para desarrollar tantos y tan poderosos conflictos. La tijera parece haber hecho el resto y la cinta resulta desequilibrada, se termina con prisa, parece inacabada. Como el proyecto de hospital.
No he hablado de Darín… porque Darín va a lo suyo. Él suma y sigue y, a pesar de los problemas de la cinta, su personaje resulta convincente y creíble. De hecho, en la película de Trapero parece que hay actores… y, además, un sacerdote. Eso sólo lo consiguen los grandes.
Ficha Técnica
- Guion: Pablo Trapero,
- Intérpretes: Martina Gusman, Ricardo Darín, Jérémie Renier,
- Fotografía: Guillermo Nieto
- Montaje: P. Trapero, Nacho Ruiz Capillas
- Música: Michael Nyman
- País: Argentina/España
- Duración: 120 m.
- Público adecuado: +18 años (temática, violencia cruda, sexo)
- Distribuidora: Alta
- Estreno: 13.7.2012
Elefante blanco, 2012