Ernest & Célestine

Ernest & Célestine: Cuando un oso ama a una rata… (es para siempre)

Ernest y Célestine no son un oso y un ratón (una ratona) como los demás. Él quiere ser actor y ella no quiere ser dentista. Él es entrañable, glotón y elemental. Ella es revoltosa, atrevida y complicada. Sin embargo, sus caracteres complementarios permitirán una amistad imprevisible.

En un período en el que Pixar ha dejado el grado de excelencia que le acompañó durante más de una década, se agradece una película tan maravillosa como Ernest & Celestine. Los directores belgas de esta película son los mismos que presentaron en 2009 la brillante Pánico en la granja, un insólito y descacharrante stop-motion protagonizado por tres muñecos de plástico: Indio, Cowboy y Caballo.

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En este caso han utilizado una animación muy estilizada, con bellísimos fondos apenas esbozados en color pastel y unos personajes muy expresivos a partir de una animación voluntariamente limitada. Esta técnica logra intensificar el tierno romanticismo de la historia, su humor elegante e irónico y una creatividad desbordante que hace que la película tenga un ritmo que puedan disfrutar niños y mayores.

El guión del gran Daniel Pennac (que el autor de la celebérrima Como una novela, un maestro de la literaura infantil, se preste a adaptar un cuento ajeno – una saga de Gabrielle Vincent– es sencillamente encantador) logra ahondar en la simbología de dos seres que quieren mantener una personalidad creativa frente a una sociedad previsible y monolítica. Los diálogos entre estos dos personajes recuerdan por su sencillez poética y bondad bien trabada a las mejores películas de Hayao Miyazaki (Mi vecino Totoro, Ponyo en el acantilado).

También es fácil acordarse al ver esta película a la simpatía con la que Brad Bird consiguió retratar en Ratatouille (2007) a uno de los animales más detestables para cualquier espectador.

Por estos méritos, Ernest & Célestine se acerca a las grandes películas de animación francesas de los últimos años dirigidas por Sylvain Chomet: Bienvenidos a Belleville y El Ilusionista (una obra maestra nominada al Óscar en 2010 junto con otras películas enormes: Toy Story 3 y Cómo entrenar a tu dragón).