Los insólitos peces gato

Los insólitos peces gato: Heridas del alma

Una joven enferma de apendicitis coincide en el hospital con una mujer madura, madre de familia numerosa, que sufre una enfermedad terminal. Lo que empieza siendo una relación ocasional acaba por convertirse en una amistad que le cambiará la vida.

Como su nombre indica, insólita película mexicana que, después de pasearse -ganando- por numerosos festivales, se estrena en España con bastante retraso (como suele corresponder a este tipo de producciones).

- Anuncio -

Estamos ante una cinta tan modesta en su presupuesto como ambiciosa en su mensaje. Rodada con evidentes carencias materiales, escasas localizaciones y pocos actores, la historia llega al espectador porque aborda cuestiones universales con un sano realismo y sentido común y, sobre todo, con un envidiable «oído» para captar los retazos de grandeza que hay en las situaciones más desesperadas.

Conmueve, y mucho, ese retrato de una mujer que se adivina frágil afectivamente y ha ido enlazando relaciones desgraciadas. Al final ha formado una familia absolutamente disfuncional y caótica que, sin embargo, está unida por el cariño, por las sólidas convicciones religiosas de la madre -a pesar de su errática vida- y por una esperanzadora visión del ser humano y su capacidad de redención.

En Los insólitos peces gato no estamos ante un melodrama palomitero de todo vale sino ante una profunda reflexión sobre el sentido de la vida, la importancia de la familia e incluso el valor que puede tener el dolor y la enfermedad para curar el alma. La pasmosa naturalidad va de la mano del asombro -el de la coprotagonista que asiste hipnotizada a un espectáculo, el del cariño, desconocido para ella- con sentido del humor y una pizca de humor negro.

Una película insólita que, una vez traspasado ese umbral que lleva a algunos espectadores a huir del cine de bajo presupuesto, da mucho más de lo que aparentemente ofrece.