Quédate conmigo: McGowan versus Haneke

Craig Morrison es un anciano granjero, padre de sie­te hijos y esposo de Irene. En su mujer aparecen los primeros síntomas del Alzheimer, y Craig decide cons­truir en su finca una casa sin escaleras, adecua­da a las nuevas condiciones físicas de Irene. Pero ig­nora la compleja burocracia que implica su proyecto. Esta sencilla historia está escrita y dirigida por el canadiense Michael McGowan, cineasta independiente y creador de historias intimistas y entrañables (Saint Ralph, One Week…).

Sigue creciendo, por razones obvias, el número de películas dedicadas a la tercera edad. Pero poco tie­nen que ver unas con otras. En unas se subraya el rebrotar de una última juventud (Vivir sin parar, 2013), en otras la posibilidad de cambiar incluso al fi­nal de la vida (Una canción para Marion, 2012)… Pe­ro con la que más interesa comparar la cinta de Mc­Gowan es con Amor (Michael Haneke, 2012), tan­to por ciertos paralelismos argumentales, como por la radical diferencia en su tratamiento de fondo y forma. Si Amor era una película oscura, claustrofóbica, de interiores en decadencia, de personajes que viven para mirarse, Quédate conmigo es lumino­sa, con exteriores infinitos, y sus personajes, además de cuidarse, se implican en y con la realidad –Craig trabaja la madera, ordeña las vacas, busca soluciones a los problemas…-. Si en la cinta de Hane­ke había una hija única crispada, aquí son siete los hi­jos que acompañan -como pueden- a sus padres, y hay amigos por doquier. Frente al drama de la enfermedad de la mujer, Haneke opta por el homicidio, McGowan por la sobredosis de vida.

Un guión mimado, un modesto presupuesto, un di­rector que sabe dónde poner la cámara y un actor del oficio de Cromwell, son ingredientes suficientes pa­ra hacer que la película funcione correctamente, sin sobreestimadas ambiciones. Pero por dentro de es­tas cuestiones, digamos técnicas, en este filme re­bosa algo difícil de conseguir: un pulso de humanidad real. La razón no estriba tanto en el hecho de que el guión se inspira en un caso histórico (co­mo ya lo hiciera McGowan en Saint Ralph), como en la implicación emocional del director en el proyecto. Un festival de primeros planos, de miradas su­tiles y de sobriedad emocional, que no solo ha co­sechado con justicia muchos premios en Canadá, si­no que es una gran película sobre el amor para siem­pre.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Brendan Steacy
  • Montaje: Roderick Deogrades
  • Música: Hugh Marsh, Don Rooke, Michelle Willis
  • Duración: 102 m.
  • Distribuidora: European Dreams
  • Público adecuado: +12 años
  • Estreno en España: 9.1.2015

Canadá (Still Mine), 2012. 

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