Pau Teixidor junto a Oona Chaplin en el Festival de Málaga
Pau Teixidor junto a Oona Chaplin en el Festival de Málaga

Pau Teixidor, director de Purgatorio: «Desde el primer momento tanto Enrique Ló­pez-Lavigne (el productor) como yo creímos que de­bíamos tener actores potentes”

Con su opera prima ya ha dejado claro que tiene un estilo muy personal. Pau Teixidor acaba de presentar Purgatorio, una película de terror psicológico y minimalista que cuenta con un magnífico reparto.

En su película es fundamental la atmósfera crea­da con detalles mínimos: los juguetes, el espejo, las habitaciones con muebles recién comprados… ¿Tenía clara desde el principio la im­portancia de estos detalles?

Pau Teixidor/ Mucho. Piensa que cuando estás ma­nejando una película y una historia con tan po­cos elementos y personajes debes intentar aprovechar todo lo que tienes a tu alcance para contar esa his­toria de la forma más eficaz posible. Algunos elementos estaban ya en el guión y otros iban surgien­do sobre la marcha, los íbamos descubriendo. El pi­so, por ejemplo, nos parecía importante que acabara convirtiéndose en el quinto personaje.

La interpretación es un factor decisivo en la pe­lícula. Resulta especialmente meritoria la capacidad del jovencísimo Sergi Méndez, que tiene un personaje muy difícil y poliédrico. ¿Cómo tra­bajó personalmente con él?

P. T./ De entrada estuvimos cuatro semanas preparando su personaje previamente al rodaje con una coach especializada en actores infantiles, Yaël Be­licha. El trabajo fue gradual: primero estuvimos ana­lizando y comprendiendo la historia, luego empezamos a investigar quién era realmente Daniel, y lue­go empezamos con los ensayos sobre el terreno. Ha sido fundamental preparar el personaje con Ser­gi porque ha tenido tiempo de hacerlo suyo. Lue­go, cuando empezamos a rodar, yo le trataba como a un adulto, como si fuera un actor profesional, que lo es. Su madurez y técnica interpretativa me permitían pedirle todo tipo de cosas. Para mí, ha sido el gran hallazgo de esta película. Además, con Oona se lo pasó genial, lo cual siempre es importante pa­ra un niño. Era clave que se toma­ra el roda­je co­mo un juego para mantenerle concentrado. Yaël se ha ocupado mucho de este último aspecto, los dos han hecho un gran trabajo.

Oona Chaplin, Ana Fernández, Andrés Gértrudix… Debe ser un regalo tener un reparto así en una opera prima. ¿Eran los actores que había escogido inicialmente?

P. T./ Sí. Desde el primer momento tanto Enrique Ló­pez-Lavigne (el productor) como yo creímos que de­bíamos tener actores potentes. No hay dinero, y no hay tiempo, vale. Por lo menos intentemos tener un buen casting. Y así fue. Todos fueron propuestas mías, primeras opciones, y dijeron que sí a la prime­ra. Éste ha sido el auténtico lujo de la película. Les estoy muy agradecido a to­dos por haber acep­tado.

Purgatorio (2014)
Purgatorio (2014)

Desde el comienzo de Purgatorio, parece clara la intención metafórica de la película en el títu­lo, los primeros planos luminosos del niño jugando, la música… ¿Tenía realmente esa in­ten­ción?

P. T./ Claro. Para mí, el purgatorio no existe, es un concepto mental e incluso metafórico, un espacio emocional perfecto en el que insertar a esos per­sonajes. Nos preocupamos de crear los espacios y las atmósferas para que el concepto se fuera trans­formando en un territorio cada vez más físico y terrenal.

La música de Aaron Rux tiene un papel esencial en la película dando tonos muy variados a la historia y una personalidad muy creativa. ¿Có­mo ha sido su trabajo con este compositor?

P. T./ Ha sido uno de los mejores procesos por los que personalmente he pasado en la película, aunque no nos conocíamos de nada. En los primeros mon­tajes, cuando él todavía no había entrado en el pro­yecto, yo ya había puesto una música de referencia del disco Krieg & Frieden de Apparat. Cuando lo oyó me dijo: «Hey Pau, esto de Apparat está guay, pero creo que deberíamos ir un poco más ba­jos, menos recargado todo”. Y me pareció perfecto. Nos pusimos a trabajar como unos locos durante cin­co semanas y lo sacó. Aaron es muy bueno y, so­bre todo, es muy rápido. No le importa nada componer delante tuyo o equivocarse las veces que ha­ga falta con tal de sacar cosas al momento.

¿Qué papel ha desempañado Sergio G. Sánchez en el guión de la película?

P. T./ Ha supervisado el guión. Durante el proce­so de reescritura que tuvo el guionista, Luis More­no, le íbamos enseñando el material a Sergio y nos iba orientando y dando su opinión. Y dio con algunas ideas que luego han resultado ser fundamentales para la película.

No tendremos un euro, pero Purgatorio es una mues­tra más de que en el cine español no dejan de aparecer nuevos directores con muchísimo ta­lento y creatividad. Pablo Berger, Daniel Castro, Chapero-Jackson, Mar Coll, Rodrigo Sorogoyen… ¿Cree que el cine español vive en este sentido una edad dorada?

P. T./ Aquí siempre ha habido muchísimo talento. Una vez leí que Fellini dijo: «Nunca entenderé có­mo en España, con esas gentes, esos paisajes, esa cul­tura… no hacen las mejores películas del mun­do». Quizás el problema radica en que nuestra industria no es lo suficientemente grande como para so­portar toda esta cantidad de talento, y no hablo so­lo de directores.

Hace años era difícil ver una película de terror es­pañola que triunfase fuera de aquí. ¿Por qué cree que el cine de «género» cada vez es más taquillero y competitivo en el extranjero? ¿Tiene ya prevista la distribución de su película fuera de España?

P. T./ Por un lado hay mucha demanda de cine de género en todos los territorios. Y por otro creo que el cine de género actual, desde hace ya muchos años en realidad, ha sabido evolucionar y ser más so­fisticado para atraer a las nuevas generaciones. Es como si se estuvieran abriendo nuevas puertas cons­tantemente, señal de que está más vivo que nun­ca y que sigue en un período de evolución crea­ti­va constante. En cuanto a la distribución internacional, lleva las ventas de la película Vicente Ca­na­les, de Film Factory.

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