The Master: Mírame fijamente, sin pestañear

Premios a la dirección y a los dos actores principales en Venecia para una película a la que conviene entrar con el casco puesto.

Los iluminados están rodeados de luz. Algo de eso pasa en The Master, la nueva película de Paul Thomas Anderson, un realizador brillante, con una caja de herramientas fíl­micas bien surtida que maneja con talento pero siempre al borde del furor incontrolable. A Anderson le interesan las obsesiones, los delirios, los personajes extremos que son auténticos devoradores y que, normalmente, acaban de­vorados por sí mismos o por otros, después de haber niquelado la vida de otros que se pusieron en sus manos.

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Con esta derrota argumental y en las agitadas aguas de su cine pasional, Anderson pone su atención ética y estética en una historia atormentada en la que hay un maestro y un discípulo. Porque Anderson es intenso como él solo y basta asomarse a Magnolia, a There will be blood, e inclu­so a la atípica Punch-drunk-love para comprobarlo.

No parece extraño que a Anderson le atraiga la historia de Hubbard, el fundador de la Cienciología. Aunque la pelí­cu­la no sea una biografía de este personaje, ni tampoco un re­corrido por la historia de su filosofía aplicada a la cosa de «lo­gre usted ser la leche que yo le ayudo previo pago». Hay sin duda en la película muchos elementos tomados de los li­bros escritos por Hubbard y de su propia peripecia vi­tal. Pa­ra no verlos en la película hace falta estar despistado.

En la película de Anderson no hay protagonistas convencionales, hay más bien trozos de paranoia compartida por dos personajes: Freddy Quell, un perturbado excombatiente de la Segunda Guerra Mundial que entra en contacto en los 50 con Lancaster Dodd, un charlatán pseudocientífi­co que se gana la vida montado reuniones terapéuticas pa­ra ricachones atraídos por El Dorado: dominio de la mente, el sentido de la existencia descubierto mediante la introspección y el autocontrol que lleva a la purificación previa, a la reencarnación liberándose de las interferencias de las vi­das pasadas…

Como en toda reunión que se precie, los iniciados son los que más aprovechan, por aquello tan antiguo de la gnosis. En la vida (bueno, las vidas porque tenemos varias) hay elegidos y la lectura de un libro, del Libro, es la clave, por­que contiene el método, la llave, la puerta, el mapa, la na­ve para hacer el viaje astral…

Joaquin Phoenix en The Master, (Paul Thomas Anderson, 2012)
Joaquin Phoenix en The Master, (Paul Thomas Anderson, 2012)

El relato de Anderson es poderoso, como casi todos los su­yos. Trabaja con actores formidables, entre los que desta­ca Amy Adams, que encarna a la joven esposa de Dodd y que da un miedo tremendo… Lo que cuenta es abstracto y frag­mentario y gracias a la dispersión del relato, a la formi­da­ble fotografía de Malaimare (responsable de las dos últi­mas tomaduras de pelo de Coppola) y a la nuevamente pro­digiosa partitura de Jonny Greenwood, sales del cine con un mal cuerpo tremendo.

Sientes más y mejor los humores y los malos rollos de los paraísos que venden estos mercaderes de nirvana, con sus calderos humeantes que desprenden orientales aromas exó­ticos mezclados con psicoanálisis centroeuropeo para co­locar al adepto en disposición de sincerarse en plan auto­su­gestión sincretista delante de un magnetofón, respondiendo como un autómata a un fuego graneado de pre­guntas en plan test para atribulado súper-hombre recién salido de la consulta de Freud tras haber ingerido el li­cor matacabras que fabrica el tal Quell (tremendo Phoenix), al que le pega Dodd (tremendísimo Hoffman) con fer­vor de maestro del lingotazo místico que se debe a un clan que le admira. Acólitos y mamporreros que terminan cre­yendo que siguen al Elegido.

Total. Un peliculón. Si van, no olviden el casco. Puesto.

Web oficial de la película

Ficha Técnica

  • Fotografía: Mihai Malaimare Jr.
  • Montaje: Leslie Jones, Peter McNully
  • Música: Jonny Greenwood
  • Distribuidora: Alta
  • Duración: 144 minutos
  • Público adecuado: Mayores de 18 años (VXD)
  • Estreno: 4/1/2013.

EE.UU. 2012

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