Jota, de Saura: Ofrenda poética

· Ese minimalismo está concebido para revelar un baile y un canto que si bien tiene fama de rudo, también sabe ser delicado, alegre, entrañable.

La noticia de que Saura iba a estrenar Jota no fue una sorpresa, sino la llegada de un esperado proyecto que, solo la avanzada edad del director, afortunadamente en forma y con todas sus facultades, podía poner en peligro.

Carlos Saura, aragonés como todos saben, lleva decenios componiendo melodías visuales de Carmen a Flamenco, pasando por Salomé, Goya en Burdeos, Io, Don Giovanni, Tango y tantas otras; unas narran una historia, otras son pura música. En algún momento parecía que quería filmar todas las melodías hispánicas, no sé si tal ha sido su propósito, en cualquier caso ahora nos regala uno de los capítulos que faltaban a la serie, la música de su tierra.

Formalmente, Saura repite la fórmula que estrenó en Sevillanas -y que ha utilizado en otras ocasiones- una escenografía mínima pero amplia, un hangar o un gimnasio con unos focos; unas pantallas en las que se proyectan luces de colores vivos y sombras, y dejar que los músicos, bailarines y cantantes se luzcan. Y lo hacen, y la Jota reina esplendorosa.

Porque ese minimalismo está concebido para revelar un baile y un canto que si bien tiene fama de rudo, también sabe ser delicado, alegre, entrañable y que tiene parentescos con los demás cantos y bailes de España. Saura ha realizado una sentida ofrenda poética a la música de su tierra.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Paco Belda
  • Música: Alberto Artigas
  • Duración: 92 min.
  • Público adecuado: +12 años
  • Distribuidora: A Contracorriente
  • España, 2016
  • Estreno: 7.10.2016
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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.