Mandarinas | El buen samaritano… estonio

El georgiano Urushadze consigue una de las mejores películas sobre conflictos bélicos contemporáneos con sobreabundante talento y escaso presupuesto

Mandarinas | Zaza Urushadze, georgiano desconocido en España, escribe y dirige esta coproducción estonio-georgiana ambientada en la guerra abjasio-georgiana de principios de los noventa. Abjasia era una región georgiana que se negaba a independizarse de Rusia cuando Georgia comenzó su proceso separatista. Los latentes conflictos étnicos salieron a la luz con una guerra que duró hasta 1993. Ivo (Lembit Ulfsak) es un carpintero que vive en medio del bosque junto a Margus (Elmo Nüganen), que tiene una plantación de mandarinas. Cuando llega la época de la recolección, irrumpe en ese pequeño paraíso el golpe brutal de la guerra.

Pocas películas son capaces de mostrar el horror de la guerra como esta. Sin exhibicionismos macabros ni grandes escenas bélicas nos transmite sin embargo con elocuencia la vivencia personal y humana del sinsentido de la misma. Pero a la vez es capaz de retratar lo irreductible de la condición humana que se mantiene viva o latente en medio de cualquier tragedia o devastación moral. Un guion extraordinario, que no recurre a efectismos baratos ni a fáciles concesiones sentimentales, permite una meticulosa, precisa y rigurosa disección psicológica y moral de los personajes. Dos hombres marcados por el odio fanático, ante el encuentro y convivencia con un hombre bueno experimentan un arco de transformación que quizá pueda restaurar su humanidad rota y hacer renacer su dignidad.

Para conseguir esto Zaza Urushadze despliega una puesta en escena esencial, de tiralíneas, que no deja pasar ningún detalle y en la que belleza y elegancia coinciden con sobriedad y desnudez. La dirección de actores es sublime, nada sencilla, y con ella consigue hacer creíble una profunda y compleja transformación de los personajes. Una fuerza especial del drama viene del antagonismo humano. Los lugareños Ivo y Margus son cristianos y estonios; los visitantes son, uno checheno y musulmán (AhmedGiorgi Nakashidze-) y el otro georgiano y cristiano (NikoMisha Meskhi-). El entorno es ruso o abjasio. En medio de odios ancestrales lo único que tienen en común es que son seres humanos. Aparte del respeto que cada uno profesa a la religión del otro, lo decisivo de la historia es el rol de buen samaritano que encarna Ivo, que hace el bien sin mirar a quién. Pero Ivo no es un afable y bondadoso abuelo. Es un hombre duro, curtido y cargado de imponente autoridad. Un hombre creíble de campo, encallecido en la sórdida vida de la Rusia profunda, donde puede pasar días sin cruzarse más que con su vecino Margus.

La fotografía de Rein Kotov es transparente y nos permite ver tantas cosas intangibles como sensibles. Al igual que la música de Niaz Diasamidze, minimalista, pero capaz de revelar la atmósfera anímica del drama. Apenas se le pueden poner “peros” a esta joya, hecha desde las tripas, pero con el tamiz de una alta sensibilidad estética y dramática.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Rein Kotov
  • Montaje: Alexander Kuranov
  • Música: Niaz Diasamidze
  • Duración: 87 min.
  • Distribuidora: Karma
  • Público adecuado: +16 años (V)
  • Estreno en España: 30.04.2015

Mandariinid. Estonia, Georgia, 2014

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