Traffic: Por fin cine

A la hora de filmar historias sobre temas tan dolorosos y problemáticos como el del entramado de la droga; a unos les da por hacer películas de tiros y carreras; a otros por utilizar el tema para contar la mil veces contada trama de compis de la poli contra la corrupción; otros optan por el documental pasado de vueltas sobre la bajada a los infiernos, en el que uno acaba preguntándose si merece la pena tanto chapoteo naturalista. A los menos (Soderbergh [Atlanta, 1963] es uno), les da por sentarse a decidir si hacen algo que merezca la pena o mejor siembran la semilla inmortal y rompen la taquilla con nuevos gladiadores y patriotas.

Lo que más me ha gustado de Traffic es su inteligente y conmovedor verismo. La inteligencia de no ir de listillo o de cínico con ínfulas de no os enteráis y aquí estoy yo, que soy un desinhibido (vgr. y p.ej: Jóvenes Prodigiosos). Porque hay que ver la cantidad de listo por metro cuadrado que hay en el solar cinematográfico de los unaitedestatesdenorteamérica. Traffic regatea el culebrón panfletario, la pirueta esteticista; gracias a un guión escindido y al correspondiente montaje caleidoscópico, justificado y brillante, pleno de eficacia, naturalidad, ritmo y verosimilitud. Lo que vemos en la película es de un creíble, de un cercano, que asusta. El trabajo de los actores (sensacionales todos, en especial Benicio del Toro), el tratamiento visual (formato digital y fotografía sin bobos alardes), el diseño de producción (sensacional apuesta cromática, 110 localizaciones en 8 ciudades) son los más adecuados para hacer que la historia llegue, que conmueva sin necesidad de tacos, procacidades, exhibicionismos y truculencias.

Tres territorios, Tijuana, San Diego y Washington. Un juez (iba a ser Harrison Ford pero puso pegas y llamaron a Douglas) con una hija enganchada, varios narcos, dos parejas de polis, una embarazada que no quiere enterarse, la frontera, corrupción, pena, rabia y asco. Una gran lección de cine a golpe de elección del punto de vista. Salíamos del cine y una señora avisonada comentaba a su Rodríguez : «Me ha parecido un poco lenta». Servidor, hacía años que no veía una narración tan rítmica. Gente para todo, que no distingue entre una manifestación de talento cinematográfico y una memez pretenciosa (El protegido), una basura sensiblera (Otoño en Nueva York) o una de sustitos caros (Lo que la verdad esconde).

Después de una tarde con Sodergergh y Del Toro, a uno le cuesta entender que Traffic (candidata a mejor película, director, guión adaptado, montaje y actor secundario) pueda perder en el combate por los Oscar con Ridley Scott y su insulso Gladiator. Pero hay cosas más increíbles y si no que alguien de la Academia me explique como se pueden ignorar películas tan inteligentes como O Brother, Nurse Betty o Dancing in the dark.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU., 2000
  • Fotografía: Steven Sordebergh
  • Montaje: Stephen Mirrione
  • Música: Cliff Martinez
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Reseña
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Profesor universitario de Narrativa Audiovisual, Historia del Cine y Apreciar la belleza. Escritor