Train to Busan: El fenómeno zombi coreano

· El motivo de tal éxito en Train to Busan se debe a dos factores fundamentales: el abordaje de un género muy poco frecuente en este país asiático y la crítica a una sociedad cada vez más insensibilizada con la desgracia ajena.

Train to Busan ha sido la película más exitosa del cine coreano hasta la fecha. Estrenado en julio de 2016, el largometraje fue visto por más de cinco millones de espectadores en sus primeros cinco días en las carteleras coreanas; además se ha exhibido simultáneamente en 1.785 salas, es decir, en el 75% de los cines del país, y aglutinó el 75% de la recaudación en el día de su estreno, batiendo el récord ostentado por Capitán América: Civil War.

El motivo de tal éxito se debe a dos factores fundamentales: el abordaje de un género muy poco frecuente en este país asiático y la crítica a una sociedad cada vez más insensibilizada con la desgracia ajena. En este sentido, la premisa no destaca por su originalidad: Train to Busan cuenta la historia de un grupo de personas atrapadas en un tren que se ven forzadas a colaborar para sobrevivir a un ataque zombi.

Al igual que en las clásicas obras de George A. Romero o en la popular serie televisiva The Walking Dead, la atención y la reflexión recaen en las acciones de los vivos, no en los ataques de los muertos. La película coreana sigue esta dinámica narrativa aglutinando en el convoy una variopinta muestra de todos los estratos sociales de Corea del Sur. En este enfrentamiento por la supervivencia, la clase política y la élite son las peores paradas, mientras que la tercera edad y la gente humilde se alzan como la brújula moralizante del relato. En medio de este maremagno de mordiscos, muertes, traiciones y heroicidades, nuestros guías serán un padre y una hija que viajan a Busán para celebrar el cumpleaños de la pequeña junto a su madre.

Sin embargo, la propuesta del cineasta Yeon Sang-ho llega a España, en cierta medida, incompleta, ya que Train to Busan es la secuela del largometraje de animación Seoul Station, donde el director coreano se centra en los hechos acontecidos en la noche anterior a la salida del tren; aunque curiosamente la precuela fue estrenada en Corea del Sur un mes después de que lo hiciera el relato en imagen real.

Su película es, pues, doblemente sorprendente, puesto que además de estrenar el díptico de forma invertida, supone la primera incursión en el cine de imagen real de Yeon, conocido internacionalmente por The King of Pigs (galardonado con tres premios en el Festival de Busán) y The Fake (premio al mejor filme de animación en el Festival de Sitges). Si bien la propuesta del director es única en su especie dentro de la nutrida industria coreana, resulta imposible no compararla con el debut americano de Bong Joon-ho, Snowpiercer, otra alegoría social desarrollada en un tren. Con todo, el diseño de producción, la fotografía y el tono hacen de la visión de Bong una lectura mucho más interesante y polisémica.

Sin ser una cinta especialmente innovadora, Train to Busan es un buen producto de entretenimiento, con unos personajes bien perfilados y una acción constante que solo decae en su último tramo, cuando la trama se estira para dar cabida al melodrámatico y previsible clímax final de rigor.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Lee Hyung-Deok
  • Montaje: Yang Jin-Mo
  • Música: Jang Young-gyu
  • Diseño de producción: Lee Dongha
  • Vestuario: Kwon Yoo-Jin
  • Duración: 118 m.
  • Público adecuado: +16 años (V)
  • Distribuidora: A Contracorriente
  • Corea del Sur (Busanhaeng), 2016
  • Estreno: 4.1.2017
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