Vender cine: Los taquillazos inesperados (Parte 1). Los sleepers americanos
Los taquillazos inesperados son películas pequeñas que dan la campanada, que recaudan millones, que reciben nominaciones importantes e incluso llegan a los Oscar.
Sleeper es un término que se aplica a aquellas películas que no parecen gran cosa. Películas cuyos argumentos y repartos no son nada del otro mundo, pero que una vez llegan a las pantallas, en vez de pasar fugazmente, permanecen con obstinación. Los taquillazos inesperados.
Son películas pequeñas que dan la campanada, que recaudan millones, que reciben algunas nominaciones importantes e incluso llegan a los Oscar. Películas con pequeñas campañas promocionales que se implementan con el efectivo boca a boca de los espectadores.
Nadie apostaba por el éxito de un sleeper, que sorprende incluso a sus creadores. Suelen tener un presupuesto modesto, pocas o ninguna estrella y un corte independiente. Algunas se convierten en auténticos taquillazos catapultando a la fama a todas las personas involucradas en el proyecto.
Veamos algunos ejemplos del cine reciente para entender mejor el fenómeno. El proyecto de la bruja de Blair costó sesenta mil dólares y recaudó 248 millones. Una locura teniendo en cuenta el tipo de película que es. Hay que reconocer que la campaña de marketing fue muy inteligente, y vender como un documental algo que no lo era ayudó a que la gente acudiese en masa a las salas de cine. Un sleeper que además marcó a toda una generación y creó tendencia.
Otros sleepers de temática terrorífica fueron, en su momento, Saw y Paranormal activity. Saw costó un millón y recaudó cerca de 103 millones. La película ha generado una saga que parece no tener fin y creado a uno de los serial killers más temidos de la historia del cine. La primera película partía de una idea interesante y sabía desarrollarla sin perder el ritmo ni el interés.
Paranormal activity costó 15.000 dólares y ronda los 200 millones de recaudación, y eso que empezó estrenándose en 12 salas. La trayectoria del largometraje habla por sí sola.
Dejando de lado el terror, que es muy propicio para este tipo de comportamiento en taquilla, Mi gran boda griega es un caso “sonado” en el cine norteamericano. En 2002 nadie sabía quién era Nia Vardalos, guionista y protagonista de este sleeper veraniego. Una comedia familiar, resultona pero nada excepcional, con un reparto poco conocido y sin casi apoyos por parte de la industria. El film costó 5 millones y recaudó 241, convirtiéndose en la quinta película más taquillera en el box americano de ese año. Incluso compitió en los Oscar en la categoría de guión original.
Ahora es fácil justificar el éxito de La Pasión de Cristo (2004), pero la verdad es que tuvo muchas dificultades para conseguir distribución en bastantes países. En España nadie apostaba por ella, y al final la distribuidora Aurum la consiguió casi regalada. Se trata de una película en latín, hebreo y arameo, sobre una historia que todo el mundo conoce, con imágenes muy violentas y calificada para mayores de 18 años. Probablemente debido a su excelente promoción y al nombre del director (Mel Gibson) se convirtió en la película con calificación R (“Restricted”, es decir, en Estados Unidos los menores de 17 años sólo pueden entrar acompañados de su padre o tutor) más taquillera de todos los tiempos: 612 millones de dólares.
Juno (2007) sirvió para dar a conocer a la guionista Diablo Cody. La película sobre una adolescente embarazada se convirtió en el sleeper de ese año y llegó a los Oscar (aspiró a cuatro, entre ellos película, y ganó el Oscar al guion original) tras triunfar en la taquilla (143 millones de dólares en Estados Unidos, 84 en el resto del mundo, 228 millones en total). Su presupuesto, 8 millones.
Hay más películas que podríamos etiquetar como sleepers: Once, Slumdog millionaire, 500 días juntos, Pequeña Miss Sunshine… Películas pequeñas, que parecen poca cosa, pero que una vez en el cine consiguen atrapar a espectadores de todo el mundo por igual.
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