El cine de John Ford en la Fundación Caja Rural del Sur de Sevilla
El salón de actos de la Fundación Caja Rural del Sur de Sevilla (Centro Cultural José Luis García Palacios. C/ Murillo, 2. Plaza de la Magdalena) acogerá el próximo viernes 19 de mayo, a partir de las 19:00 horas, una nueva sesión de «Personajes & Personas», los coloquios de cine y series en Sevilla. El acto, con entrada libre hasta completar aforo y organizado por FilaSiete con la colaboración de Fundación Caja Rural del Sur y Fundación de Cultura Andaluza, lleva por título «Fondo y forma en el cine de John Ford».
Alberto Fijo -director de FilaSiete. Profesor universitario de Narrativa audiovisual e Historia del Cine y doctor en Artes audiovisuales- y Ana Mª Marco -Profesora Titular de Física Aplicada. ETSI Universidad de Sevilla. Escribe sobre cine y series en la revista FilaSiete– dirigirán la sesión comentando algunas memorables secuencias del cine de Ford, cabalgando por sus dominios cinematográficos, al paso, al trote y al galope: El hombre tranquilo, Centauros del desierto, ¡Qué verde era mi valle!, Las uvas de la ira…
Hay poesía por doquier, versos y rimas, de uno de los mayores genios del arte del siglo XX que jamás permitió que se le llamara artista:
- «No hago películas para hacer obras de arte. Ruedo películas para poder pagar las facturas».
- «Nunca pensé en lo que hacía en términos de arte, o esto es grande o estremecedor, o cosas por el estilo. Para mí siempre fue un trabajo, que yo disfruté enormemente, y eso es todo».
3. «¿Usted ha visto caminar a Henry Fonda? Pues eso es el cine».
El lirismo desengañado -y a la vez fecundo y sanador de Ford– es el de un hombre experimentado que lo ha hecho todo muy joven y que con 50 años es muy viejo.
Entre los momentos inolvidables que podrá verse y comentarse, el del pequeño Huw Morgan en ¡Qué verde era mi valle! (imagen de la cabecera de este artículo). El chico ve por primera vez a Bronwyn, la joven de un valle vecino que va a casarse con uno de sus hermanos mayores. Elevada junto a la iglesia, Bronwyn resplandece y Huw la mira embobado. «Pienso que me enamoré de Bronwyn entonces. Quizás sea una locura pensar que un niño puede enamorarse. Pero yo era ese niño, y nadie excepto yo sabe lo que sentí».
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