Festival de Cannes 2022: Homenaje a Tom Cruise
El protagonista de la saga Misión imposible ha centrado la actividad festivalera del segundo día de certamen. «Nunca en plataforma, siempre estrenaré en salas de cine mis películas». Una declaración de intenciones que suena como música celestial en los oídos de los responsables de Cannes.
Tom Cruise es uno de los actores más populares de los últimos cuarenta años de cine. Sus películas nunca han tenido premios de prestigio, o el reconocimiento de la crítica. Pero es un autor porque sus más de cuarenta películas mantienen el mismo toque: son entretenimiento sin complejos, aquello que el público requiere del cine popular.
Por eso Cannes 2022 le debía un homenaje a Tom Cruise. Seguramente hace un tiempo el protagonista de Entrevista con el vampiro jamás habría sido reconocido como el último mohicano de una manera de entender el negocio cinematográfico. Es un actor que no sabe de contenidos sino de películas. Su conexión con el público es legendaria, fruto de años de trabajo firmando autógrafos durante horas antes de los estrenos.
Cruise conoce como nadie lo que hay que hacer para vender una película: ponerla en el mapa del interés del público. Hoy en día la competición es desaforada pero él usa las redes sociales en su propio beneficio. Esta noche pasada en Cannes, seis aviones acrobáticos han dibujado la bandera de Francia en el cielo de la Croisette para señalar que el 26 de mayo no solo se estrena una película más; se trata de una película de una estrella de cine que pertenece a la estirpe de los Wayne, Eastwood o Bogart. Quizás cómo aquellos, no hablamos del mejor actor del mundo pero sin duda tiene ese no sé qué imprescindible para un negocio que trata de darle al público dos horas de felicidad total.
Más allá de Top Gun: Maverick, también disfrutamos de una película interesante –L’envol-, delicada y costumbrista cinta de Pietro Marcello (director italiano que sorprendiera ganando Venecia con su Martin Eden). En este nuevo filme la estrategia es similar. Se trata de recrear una época sin idealizarla. Como siempre en el cine italiano -la película es coproducción con Francia- brilla el melodrama.
Hay también apuntes de realismo mágico con riesgo de descarrilamiento. Finalmente, todo vuelve a su sitio: Marcello -sin el apoyo de un texto de hierro como el clásico de Jack London– transita por el peligroso camino de muchos autores. Tras un éxito incontestable, es muy difícil mantener la altura de las expectativas. Sale victorioso del nuevo lance, quizás no tan brillante pero coherente con una manera de interpretar el cine como modo de entender a los personajes en su contexto histórico.
Otras películas se vieron –Tchaikovsky’s Wife, de Serebrennikov, o The Eight Mountains, de Van Groeningen-, pero tiempo habrá de comentarlas como filmes de interés y riesgo. Sigue el Festival, las películas de hoy, mañana serán historia de este evento alrededor del cual se mueve el universo cine.
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