Festival de San Sebastián 2023: Crónica y palmarés

La 71 edición del Festival de Cine de San Sebastián (2023) ha sido muy notable, al menos coincidimos en eso quienes nos hemos perdido entre películas durante estos casi diez días de mar y cine. Por las pantallas, y alguno también por la alfombra roja, han paseado grandes maestros y futuras promesas del cine nacional e internacional. Como siempre, el festival de San Sebastián es un escaparate de lo que viene y de algunas de las corrientes presentes en el cine actual.

Dos grandes figuras han abierto y cerrado el festival: Hayao Miyazaki y el español Víctor Erice. Cineastas veteranos que han vuelto tras largos años alejados y que nos han dejado dos grandes películas con sabor a legado y despedida. Ambos han sido premiados en esta edición con el premio Donosti, en reconocimiento a una carrera y un cine con nombre propio.

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El padre de la animación japonesa abrió con El chico y la garza, una historia de tintes autobiográficos que despliega toda la espectacularidad de los estudios Ghibli. No decepciona, en ella están presentes todos los elementos que son marca de la casa: protagonistas niños, crisis de crecimiento, viajes interiores y exteriores, fronteras entre distintos mundos… y sobre todo la exuberante combinación de delicada belleza con lo monstruoso y lo grotesco a través de sus criaturas mágicas. La película es una delicia visual que, aunque en el último tramo de guion se vuelve algo confusa, supone una especie de despedida de Miyazaki al mundo creado por él.

El chico y la garza (2023)
Festival de San Sebastián 2023: El chico y la garza

Víctor Erice ha estrenado en España Cerrar los ojos, una película que ha tardado más de tres décadas en alumbrar. Puro cine y amor al cine, cocinado a fuego lento y eco de toda una vida. La película se construye sobre la premisa de que el cine es una mirada, a distintos niveles, y relata una historia de búsqueda e identidad, memoria y paso del tiempo. En ella parece que hay varias películas, presentadas incluso con estilos y formatos cinematográficos diferentes, perfectamente vertebradas en una narración lenta y contemplativa, pero que avanza y deja momentos de gran significado. Está llena de cinefilia y de homenajes a ese arte que nos ha enseñado a mirar tantas cosas, incluso a nosotros mismos. Y aunque Erice se resiste a que su película sea “testamentaria” hay mucho de cierre en ella, en la que además está también presente, de manera algo tangencial, la propia “muerte” del cine. Al menos de ese cine y esa manera de hacer cine que él ha vivido y amado.

Concha de Oro para O corno

La Sección Oficial del festival ha estado compuesta por dieciséis películas que optaban a la Concha de Oro, de diez nacionalidades distintas y entre las que se encuentran tres cineastas españolas. Una de ellas, la donostiarra Jaione Camborda, se ha convertido en la primera mujer española en ganar la emblemática Concha de Oro con O corno.

O corno es un drama rural que, desde un enfoque feminista, explora las redes de ayuda entre mujeres de entornos marginales en la Galicia de los años setenta. Aunque ofrece pasajes de cuidada belleza visual y muy costumbristas para los amantes de lo rural, la película no acierta al equiparar alumbramiento y aborto, dos elementos nucleares de la trama. Y menos al utilizar este último como reivindicación de los derechos de las mujeres a través del retrato de mujeres desfavorecidas en el marco de nuestra historia reciente. Este sesgo termina por condicionar toda la película. Tras el palmarés muchos han comenzado a hablar de un festival “feminista”, y es verdad que como suele ocurrir sus películas han sido un reflejo de algunas de las ideas que más circulan por el panorama ideológico actual, o que más se quieren hacer ver.

O corno (2023)
Festival de San Sebastián 2023: O corno

También bajo este enfoque Isabel Coixet lleva a la pantalla Un amor, la adaptación de la novela de Sara Mesa, una historia bastante sórdida en sus planteamiento de amor y sexo entre una joven y un lugareño de la aldea en la que vive, y que ha dado al actor Hovik Keuchkerian la Concha de Plata por su interpretación. No deja de ser curiosa la coincidencia de ambas directoras por situar sus historias en escenarios rurales bastante embrutecidos. Y en tercer lugar tenemos El sueño de la sultana, dirigida por otra donostiarra: Isabel Herguera. Una película de animación bastante plana en sus estética y algo monótona en su ejecución, y que gira en torno al cuento feminista indio de la escritora Rokeya Sakhawat Hossain. Un paraíso utópico donde las mujeres han conseguido encerrar a los hombres en casa y han desarrollado un mundo donde la inteligencia y la ciencia han suplido a la fuerza. Ese paraíso de seguridad ante la amenaza del hombre es lo que busca la protagonista de la película, obviando que no es comparable la situación cultural e histórica de las mujeres en India a comienzos del XX con la realidad actual española.

Festival de San Sebastián 2023: Algo de comedia

Cambiando de tercio, desde Estados Unidos han llegado dos comedias de la mano de Christos Nikou (Fingernails o Esto va a doler) y de Noah Pritzker, Ex-Husbands. Curiosamente a través de este género ambos directores exploran la cuestión de la pervivencia del amor, bajo la que parece latir un anhelo por encontrar la clave para que relaciones y matrimonios funcionen.

Pritzker ha reconocido que en el origen de su historia está su propia vivencia del divorcio de sus padres y esto explica la fuerza y veracidad de algunos de sus planteamientos. Ex-Husbands, o Men of Divorce como reza el título original, es la historia de una familia que experimenta la ruptura matrimonial en tres de sus generaciones. Cuando la mujer del protagonista le dice que acelere los papeles y que arranquen ya la tirita, él responde que 35 años no son solo una tirita, que es también su carne. Aunque no estamos ante una gran película, resulta interesante el planteamiento de fondo que la frase de este atribulado hombre de divorcio evidencia, y que planea también al final del filme: ¿se puede destruir lo que es o ha sido carne de mi carne?, ¿queda algo?, ¿y si ese algo es la familia? Y aunque entremedias la película cae en algunas situaciones de tono ligero y zafio, con concesiones a las correcciones ideológicas habituales, el resultado es bastante esperanzador. Las interpretaciones de Griffin Dune y James Norton como padre e hijo facilitan el visionado y son de lo mejor de la cinta.

Esto va a doler (Fingernails, 2023)
Festival de San Sebastián 2023: Esto va a doler (Fingernails)

Por su parte, Fingernails es otra divertida comedia romántica que se levanta sobre la premisa de ¿qué pasaría si la ciencia pudiese ayudar a discernir los amores verdaderos?, ¿viviríamos más felices y tranquilos? Aunque parezca absurda, la película puede sugerir un puñado de interesantes reflexiones sobre la libertad o sobre qué hacer para que el “para siempre” funcione. Sin embargo, aunque su guion es ágil y sus personajes están muy bien, la película no acaba de ahondar en lo que plantea y se queda en un sentimentalismo divertido y romántico. Aun así, y sin ser tampoco una gran película, supone una propuesta interesante y que se deja ver.

Argentina también ha estado presente con otras dos comedias. La práctica, del director Martin Retjman, es una desconcertante película sobre un profesor de yoga, bastante anodino y circunspecto, que tras su divorcio se centra en su trabajo. Las relaciones con sus alumnos y su propia experiencia del yoga son las líneas temáticas de esta comedia que acaba resultando como su protagonista, bastante plana e incluso aburrida. Más interesante resulta Puan, de los jóvenes directores María Alché y Benjamín Naishtat, “una comedia filosófica de proporciones existenciales” como reza su cartel. Consigue más lo primero que lo segundo y gustará especialmente a quienes se muevan por ambientes académicos, pues con mucho acierto se ríe del mundo cultureta y enloquecido que rodea hoy a las universidades. El protagonista, al decir de Fito, podría definirse como un tío “feo, fuerte y normal”, un hombre de aparente vida gris a quien de repente le surge un competidor y su mundo se desordena. Hay algunos secundarios con apariciones breves pero hilarantes, y que dejan mucho sabor. Película sencilla pero divertida, que se ha llevado dos premios: mejor guion y mejor actor de reparto para Marcelo Subiotto, quien encarna al entrañable perdedor.

Dramas europeos

Pero no todo han sido risas en el festival, desde el continente europeo las propuestas han sido bastante más dramáticas y contundentes, muy ligadas a temas de abusos sexuales y con unos retratos masculinos algo estremecedores. El tono de condena es rotundo, pero todo ello con un enfoque desesperanzado que habla bastante bien de por dónde van los tiros en nuestra cultura europea. La denuncia es clara, la obsesión por el culpable también, pero las historias no terminan de afrontar las raíces auténticas del problema. Por eso estas películas dejan en el espectador cierto sabor de victimismo, al tiempo que rodean la figura del varón de sospecha y culpabilidad. Discurso que estas películas han hecho presente en el festival y que es la otra cara del feminismo más beligerante. En esta línea se ha llevado el Premio Especial del Jurado Kalak, de la directora sueca Isabella Eklöf, una historia de abusos infantiles y trauma, muy explícita en materia sexual y que se hunde en la herida.

Un silencio, del belga Joachim Lafosse, es quizá una de las mejores películas de la Sección Oficial y que trata el tema de la pornografía infantil. Está muy bien contada, con una magistral dosificación de la información, una interesante creación de ambientes, personajes muy creíbles y buenas interpretaciones. El paulatino descubrimiento del silencio que impregna la vida de la familia protagonista provoca interesantes reflexiones aunque también deje ese poso de desesperanza del que hablábamos.

Un silencio (2023)
Festival de San Sebastián 2023: Un silencio

Más desasosegante resulta El sucesor, dirigida por el francés Xavier Legrand. Tras un inicio espectacular y muy prometedor, la película da un rotundo giro de guion que acaba convirtiendo la historia en un drama muy sórdido con tintes de cine de terror. Un creativo de alta costura en Paris viaja a su Quebec natal para encargarse de los restos mortales y materiales de su padre, con quien no se habla desde hace años. Allí se encontrará con una herencia maldita que le sumerge en una espiral de horror. Se nota que Legrand domina la gramática audiovisual,  logra crear unas atmósferas inquietantes y mantiene totalmente petrificado al espectador. Pero de nuevo es el planteamiento de fondo, y la desesperanza tan radical que ofrece, lo que hace que la película deje muy mal cuerpo a pesar de ser tan notable su factura técnica.

Desde Europa nos han llegado también otras películas como La isla roja, de Robin Campillo (L’atelier, 120 pulsaciones por minuto), una interesante mirada -y muy nostálgica- a los últimos años de la presencia francesa en la isla de Madagascar a través de un niño fascinado por la heroína de ficción Fantômette. Es muy sugerente la manera en la que se nos presentan las diversas situaciones, en las que más que ver intuimos, y como niños espectadores también nos quedamos fuera de mucha información. A veces no termina de convencer la manera de unir los distintos fragmentos y realidades que presenta la película, ese juego entre realidad, ficción e ingenuidad infantil. Tampoco clarifica la coda final de la película, donde toda esa nostalgia parece transformarse en una declaración anti colonialista, por si a alguien le entrasen dudas sobre las intenciones. Pero es una película amable, que se deja ver, y que por su punto de vista recuerda a obra de R. Godden, El río, también llevada a la pantalla.

Más compleja y sólo para amantes del tedio es MMXX, del rumano Cristi Puiu. No se termina de saber muy bien qué es lo que se quiere contar a través de cuatro historias de pandemia, entrecruzadas, pero que no generan ningún interés. Largos diálogos insustanciales, cámaras fijas o lugares cerrados, acciones que transcurren fuera de cámara y un metraje excesivo de 160 minutos que aburre al espectador. Decía Hitchcock que el cine es como la vida pero sin las partes aburridas, parece que Puiu se ha afanado por recopilar las segundas.

Imágenes del mundo

El cine asiático en la Sección Oficial ha estado representado por la japonesa La gran ausencia, del director Kei Chika-Ura, y Un viaje en primavera, de las directoras taiwanesas Tzu-Hui Peng y Ping-Wern Wang, que se han llevado la Concha de Plata a la mejor dirección. Dos películas muy lentas y de interés bastante desigual. La gran ausencia juega con el paralelismo entre la demencia progresiva de un hombre anciano y la misteriosa desaparición de su mujer. Ausencias físicas y espirituales que se relatan con delicadeza oriental, especialmente a través del sufrimiento de las familias y de varios flashbacks. Se estructura como una película de intriga y reflexiva, de ritmo lento, y que va ahondando en los retratos de sus protagonistas. Lo mismo ocurre con Un viaje en primavera. Una historia de desamor y hostilidad en la vejez.

Un viaje en primavera (2023)
Festival de San Sebastián 2023: Un viaje en primavera

Y para terminar con la Sección Oficial, dos películas muy notables pero de distinto signo. The Royal Hotel, de la australiana Kitty Green (muy conocida por The Assistant) es una inquietante película entre el western de frontera y el cine de terror. Dos jóvenes canadienses en un programa de viaje y trabajo recalan en una especie de taberna minera en medio del desierto australiano. Un entorno embrutecido y muy masculino donde la fragilidad de su condición de mujeres quedará en evidencia desde el primer minuto. El enfoque feminista es claro, ellas tratarán de hacer frente a los hombres y de sobrevivir en ese antro. Fotografía y ambientes están muy logrados, recuerda mucho a la estética del cine de los setenta, también es buena la interpretación de Julia Garner y Jessica Henwick. Más allá de esa guerra de sexos y de la denuncia explícita de la opresión, la película no cuenta mucho más y pierde la oportunidad de haber desarrollado algún otro tipo de personajes, que se apuntan entre algunos secundarios y que podían haber redimido un poco a la comunidad humana que se retrata.

Y por último, All Dirt Roads Taste of Salt, ópera prima de la fotógrafa y poetisa Raven Jackson. Su película es un poema, difícil quizá para un gran público como se vio durante la proyección. Mediante un puzzle narrativo se cuenta la historia de una niña-mujer en algún lugar del Mississippi, en torno a la segunda mitad del siglo XX. La autora se ha propuesto contar una vida a través de la ternura, palabra con la que se abre la historia. Contar algo así, sin un orden narrativo convencional y apelando a la paciencia del espectador, es un riesgo y un reto, pero es una propuesta muy interesante. Visualmente la película es una maravilla, destila sensibilidad y delicadeza, y realmente consigue transmitir la ternura en una vida que imaginamos difícil, por pequeños destellos de conversaciones y de contexto, y que no cae en tópicos. La ternura se asocia con el tacto, la caricia, el toque, y de esto está llena una historia en la que se ven más las manos que los rostros. Aunque también estos son escrutados minuciosamente por una cámara que intimida por su cercanía y precisión. En algunas de sus decisiones formales recuerda mucho al cine de Bresson y Malick.

Monstruo (2023)
Monstruo (Koreeda) estuvo en el Festival de San Sebastián 2023

Como ocurre muchas veces, fuera de la Sección Oficial se han proyectado quizá las mejores películas, y aunque no podemos detenernos en exceso señalamos algunas de las más relevantes. En la sección de Perlas se han estrenado cintas muy notables como la nueva de Koreeda, Monstruo, que ya está en los cines. Pericia narrativa con ecos de Rashomon, un análisis social del mundo educativo japonés, y al final una propuesta no muy convincente sobre la naturaleza de la amistad entre dos niños en la que también se entrevé una cesión a la moda imperante. Vidas pasadas es una historia que destaca por su delicadeza a la hora de contar la relación entre dos amigos que se reencuentran veinte años más tarde, Celine Song es su directora y la película es un ejemplo del buen cine que llega desde Corea del Sur, país que lleva años dando que hablar en cuestiones cinematográficas. La memoria infinita es la última obra de Maite Alberdi, cineasta documental chilena que como en ocasiones anteriores se decanta por el estudio de la tercera edad. Esta vez lo hace a través del juego entre pasado y presente de un importante periodista argentino que está perdiendo la memoria. Su película es un ejercicio de ternura. Desde Dinamarca llega un potente drama histórico que ya había competido en Venecia, La tierra prometida, del director Nikolaj Arcel,  ambientada en el siglo XVIII y en la época de los colonos. Es una obra de planteamientos muy clásicos y épicos, salvo unas cuantas escenas algo crudas e innecesarias. Pero una buena historia con personajes e interpretaciones muy sólidos. Perfect Days, de Wim Wenders, y la española La sociedad de la nieve, de J.A. Bayona -que se ha llevado el premio del público- han sido otras cintas muy notables que iremos comentando en FilaSiete. Todas estas últimas películas quizá sea lo que quede después del festival.

En la sección de nuevos directores compitió La estrella azul, un filme del aragonés Javier Macipe basado en la historia real de Mauricio Aznar, un rockero zaragozano de la post movida que recorrió Argentina en un viaje que le transformó. La película es sencilla pero muy emotiva en su realización, y se ha llevado el premio TCM a la juventud del festival. Otro ejemplo de ese resurgir del cine español que estamos viendo en los últimos años, de la mano de jóvenes directores como Alauda Ruiz de Azúa, Pilar Palomero, Rodrigo Sorogoyen, Carla Simón… Muchos de ellos han pasado también por San Sebastián en ediciones anteriores y se podría decir que encarnan una nueva ola en el cine de nuestro país, renovada, de gran calidad, y que trae unas historias muy honestas y alejadas de patrones ideológicos. Es, sin duda, una gran alegría y un motivo de esperanza para nuestro cine.

El debate en torno a Ternera y el documental de Évole, No me llame Ternera, ha empañado un certamen en el que precisamente se debería hablar más de cine que de políticas e ideologías. Pero ha sido inevitable ante un tema tan sensible. Como ya comentamos durante la retransmisión del festival, la película de Évole no blanquea a ETA, es Ternera quien trata de blanquearse a sí mismo, pero el espectáculo resulta tan esperpéntico como irracional y cae por su propio peso. Si algo queda en evidencia con los dos entrevistados, es que la verdad es luminosa y el mal despreciable. Una lástima que se le haya dado tanta notoriedad.

Afortunadamente siempre hay destellos de buen cine y hemos podido constatarlos. Cerremos los ojos y disfrutemos de lo bueno.

Palmarés Festival de San Sebastián 2023

  • Concha de Oro a Mejor Película: O Corno, de Jaione Camborda
  • Concha de Plata a la Mejor Dirección: Tzu-Hui Peng y Ping-Wen Wang por Chun Xing / Un viaje en primavera
  • Concha de Plata a Mejor Interpretación Principal: Tatsuya Fuji por Great Absence y Marcelo Subiotto por Puan
  • Concha de Plata a Mejor Interpretación de Reparto: Hovik Keuchkerian por Amor
  • Premio Especial del Jurado: Kalak, de Isabella Eklöf
  • Premio del Jurado a Mejor Guion: María Alché y Benjamín Naishtat por Puan
  • Premio del Jurado a Mejor Fotografía: Nadim Carlsen por Kalak
  • Premio Nuev@s Director@s: Bahadur the brave, de Diwa Shah
  • Premio Horizontes: El castillo, de Martin Benchimol
  • Premio Zabaltegi: El auge del humano 3, de Eduardo Williams
  • Premio Zabaltegi Mención especial: El juicio, de Ulises de la Orden
  • Premio del público: La sociedad de la nieve, de Juan Antonio Bayona
  • Premio del público a la mejor película europea: Io Capitano, de Matteo Garrone
  • Premio Irizar al cine vasco: El sueño de la sultana, de Isabel Herguera
  • Premio Euskolabel: Latxa, de Mikel Urretabizkai
  • Premio Otra Mirada: The Royal Hotel, de Kitty Green
  • Premio de la Cooperación Española AECID: La estrella azul, de Javier Macipe
  • Premio Mejor Película Culinary Zinema: La passion de Dodin Bouffant, de Tran Anh Hung
  • Premio Feroz Zinemaldia: Un amor, de Isabel Coixet
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