Perico Vidal: Grandes olvidados del cine español
De todos los grandes directores con los que trabajó Perico Vidal, fue el británico David Lean con el que mantuvo una relación muy estrecha, iniciada en el rodaje de Lawrence de Arabia.
No fue en España donde nació Pedro Vidal, más conocido como Perico, sino en París hace 90 años; algo después su madre y él se instalaron en Barcelona. No era muy dado a hablar de esta época y prefería hacerlo desde el momento en el que el cine se cruzó en su vida, y vaya cómo lo hizo.
Perico Vidal trabajó a las órdenes de Joseph L. Mankiewicz en De repente el último verano, pero no guardaba buenos recuerdos de esta película por el seco y malhumorado carácter de su director y por el excesivo divismo de su protagonista, Elizabeth Taylor, que no sale precisamente muy bien parada en la biografía de Vidal escrita por Marcos Ordóñez. También conoció a otra gran musa del cine, Brigitte Bardot, pero, curiosamente, la mejor vivencia que guardaba de La mujer y el pelele, donde coincidió con ella, fue la posibilidad de disfrutar del «afilado sentido del humor, muy serio y seco, a lo Buster Keaton» de Juan Belmonte, dado que parte de la película se rodó en su finca.
Otra figura que le causó muy buena impresión fue Nicholas Ray, con quien trabajó en Rey de reyes. Estuvo a punto de repetir la experiencia en 55 días en Pekín, pero no pudo finalmente porque el rodaje tuvo lugar en las mismas fechas que Viridiana, de Luis Buñuel. Generoso y afable («Nick no llegaba a las manos ni que le mentaran a su madre»), Nicholas Ray era hombre de pocas palabras, a veces excesivamente críptico y en otras ocasiones poseeedor de un humor caústico, como en la anécdota que rememora Vidal: en la secuencia del intento de lapidación de María Magdalena, el actor que daba vida a Judas tardaba demasiado en dejar caer su piedra llevado por su formación de actor del «Método», hasta que a Ray no le quedó otra que interrumpir su actuación y gritarle: «es una puta piedra, no un cheque de mil dólares».
Lean le llamó de nuevo para Doctor Zhivago, rodada casi en su totalidad en España a lo largo de nueve meses. Fue una experiencia tan intensa que, como recuerda Vidal, «cuando acabó el rodaje todos llorábamos. (…) No queríamos que aquello terminara. Creo que no me ha sucedido con ninguna otra película». Responsabilidad suya fue la selección de Julie Christie para la protagonista femenina, Lara, aunque estuvo a punto de frustarse dada la extrema impuntualidad de ella y la maniática precisión horaria de David Lean. Por su labor en esta película, el genial cineasta británico envió a Perico Vidal un cheque por valor de 50.000 dólares (toda una fortuna en la época), a cuenta de los beneficios que estaba dando en taquilla, y al margen del sueldo que cobró en su día, como muestra de agradecimiento.
La relación con Lean estuvo a punto de prolongarse en Pasaje a la India, su última película, pero Vidal no atravesaba por su mejor momento personal. Tiempo después surgió el proyecto de Nostromo para el que Lean quiso contar también con su más fiel colaborador. Spielberg se mostró muy interesado en producirla, pero por una serie de circunstancias la relación entre éste y Lean se enfrió, el proyecto fue dando vueltas y, por desgracia, finalmente quedó inédito.
La carrera de Perico Vidal estuvo muy unida a la de David Lean, pero al margen de esto fue un auténtico testigo de excepción de una época dorada del cine de Hollywood, y más concretamente del rodado en España. Es uno de los grandes nombres de nuestra cinematografía, que merecería ser reivindicado y honrado en justa medida por su papel tan relevante.
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