Taiwan Trilogy: el gran proyecto de la historia del cine de Taiwán
Taiwan Trilogy | Algo importante se está fraguando en el cine de Taiwán, y su historia, desde hace varios años. Se trata de una trilogía sobre el nacimiento del país. Cada una de las películas ofrece una perspectiva distinta: la de la etnia mayoritaria procedente de la China continental, la de un misionero holandés y la de las tribus aborígenes. Al frente, el director taiwanés más importante del siglo XXI, un hombre que ha conseguido superar el gran reto de crear obras que enganchan al espectador y al mismo tiempo alimentan el espíritu. El cine de Wei Te-Sheng no es “de tesis”, pero sus películas dejan siempre muy claro que un país necesita conocer su pasado para afrontar el futuro, y que la cohesión de una sociedad exige apertura a la diferencia.
Taiwan Trilogy es como concentrar y llevar hasta el extremo todos los elementos que han ido apareciendo a lo largo de la filmografía de Wei Te-Sheng de un modo más dosificado. Y va a ser mucho más que una película: el set de rodaje se convertirá en un museo-centro de interpretación de la historia de Taiwán y se está construyendo un barco como los que surcaban los mares en el siglo XVII, que dará una vuelta al mundo promocionando la película, por poner dos ejemplos.
La trayectoria de Wei Te-Sheng
No entró en el mundo del cine en su primera juventud. Trabajaba como ingeniero eléctrico y tenía 26 años cuando en 1994 llegó su primera experiencia cinematográfica como ayudante técnico del maestro Edward Yang, premio al mejor director en el festival de Cannes por Yi Yi en 2000. Edward Yang le convirtió después en ayudante de dirección. El debut de Wei detrás de las cámaras se produjo en 1999 con About July.
Desde 1996 acariciaba el sueño de rodar una película que visibilizara a los pueblos aborígenes de Taiwán. Era una historia que no podía producirse con bajo presupuesto. La posibilidad de encontrar los medios para una producción tan ambiciosa llegó con su gran éxito de taquilla: Cape no. 7 (2007), una comedia romántico-musical que envuelve ya algunos de los temas constantes en su filmografía, todos ellos relacionados con la identidad de Taiwán: la relación amor-odio con Japón, las tensiones entre la etnia mayoritaria procedente de la China continental y las minorías aborígenes, y el contraste entre la vida de las grandes ciudades y el medio rural.
Cape no. 7 batió todos los récords de recaudación en salas de cine de Taiwán. Por fin disponía de los recursos suficientes para cumplir su sueño de rodar Seediq Bale (2014). La película cuenta la historia de una tribu aborigen de Taiwán que se rebela contra la ocupación japonesa en la década de 1930. La rebelión, por supuesto, acabó siendo aplastada, pero se trata de un episodio que ya forma parte de la memoria histórica de Taiwán y es un importante antecedente del proyecto Taiwan Trilogy.
Su última película estrenada es 52 HZ I love you (2017), apodada “El La La Land asiático”, una divertida comedia musical que podría parecer como alejada de sus preocupaciones sociales, pero que no deja de incluir una subtrama que pone en valor la diversidad étnica de Taiwán.
Entrevista a Wei Te-Sheng
Hemos visto que en el equipo que ha participado en la producción hay personas que ya habían colaborado con usted, como el compositor musical… o el director de fotografía… pero también se incorporan otros colaboradores no habituales. ¿Podría hablarnos de los principales componentes del equipo de rodaje y producción, y qué espera que aporten al proyecto?
Wei Te-Sheng/ Se trata de un proyecto mucho más amplio que los proyectos anteriores, y necesito trabajar con un equipo más cualificado y con el que me sienta completamente cómodo trabajando. Por otra parte, las características del proyecto nos han obligado a contar con colaboradores de otros países. Vi que era crucial mejorar especialmente toda la parte técnica.
Me gustaría que nos adelantara algo sobre uno de los personajes principales: un misionero holandés. Hay quien lo ha visto como una mezcla entre la presencia española, basada en el afán evangelizador, y la presencia holandesa, basada en intereses comerciales.
Wei Te-Sheng/ Soy muy consciente de las diferencias entre la presencia española y la presencia holandesa. Los misioneros españoles dependían del Papa. Dependían, por tanto, de una autoridad espiritual. En cambio, la labor de los misioneros holandeses estaba completamente supeditada a los propósitos comerciales de la Compañía de las Indias Orientales.
En el cine de Wei Te-Sheng, la música ha tenido siempre un gran protagonismo. La música ha servido, entre otras cosas, como vehículo de expresión de la identidad taiwanesa. Por lo que sabemos de Taiwan Trilogy, cabe esperar que se mantenga esa tendencia. ¿Qué nos puede decir al respecto?
Wei Te-Sheng/ En este proyecto va a haber dos tipos principales de música. Habrá música folklórica para representar cada etnia o grupo de personajes. Además está, por supuesto, la música incidental, sin connotaciones étnicas o de identidad cultural. Hay que tener en cuenta que son tres películas distintas, cada una reflejando un punto de vista distinto. La primera parte, que refleja el punto de vista de los aborígenes de Taiwán, contará con música tradicional de esos pueblos; la segunda tendrá música asociada a la étnica han de China; la tercera tendrá más música europea del siglo XVII. En la medida de lo posible se utilizarán instrumentos de cada uno de los lugares en esa época, pero integrada con música contemporánea. Sólo a través de esa integración entre lo antiguo y lo contemporáneo se puede lograr esa belleza que busco.
Sabemos que el principal responsable de la banda sonora musical va a ser Ricky Ho. ¿Va a contar este compositor con otros compositores en la creación de la música de la trilogía?
Wei Te-Sheng/ En esta producción quiero experimentar un modo distinto de crear la música de la película. Creo que es necesario, porque son tres películas distintas. La creación de la banda sonora musical no puede seguir el mismo esquema que en producciones anteriores. Va a haber tres músicos diferentes. Discutiré con cada uno de ellos por separado porque estoy interesado en que cada cree una música diferente, de manera que cada película tenga su propio estilo musical.
Usted ha rodado películas que han tenido gran éxito en Taiwán y en otros países de Asia, pero, por desgracia, no han tenido mucha difusión en Europa. ¿Podemos esperar que, dado lo ambicioso del proyecto, esta vez el cine de Wei Te-Sheng sí reciba la atención que merece por parte del público europeo?
Wei Te-Sheng/ Todavía no estamos seguros acerca de las posibilidades de distribución de la película en Europa. Pero estará disponible para todo el mundo de alguna manera. Sería una pena que una producción como esta tuviera una difusión pequeña. Va a ser mucho más que una película. Está, por ejemplo, el parque temático que quedará para la posteridad aprovechando parte de los decorados que se construirán para la ocasión. En ese parque temático se proyectarán continuamente las tres películas, por lo que cualquier visitante extranjero podrá verla aunque no se hayan proyectado en las salas de cine de su país. En ese parque temático se podrá experimentar lo que ocurrió en Taiwán en el momento de su nacimiento en el siglo XVII. También está previsto que en agosto de 2024 termine la construcción de un barco que dará una vuelta al mundo y que atracará en los países que hace 400 años eran importantes en el mundo de la navegación. La intención es que la navegación sea un vehículo de intercambio cultural. La simple distribución en salas de cine reduciría la trilogía a un producto de consumo, y lo que queremos es que el público se introduzca en la realidad taiwanesa. El barco llevará la película con la intención de invitar al público de los distintos países por los que pase el barco a conocer la reconstrucción de la vida de Taiwán hace 400 años en el parque temático que estamos creando.
Hace 400 años convivieron en Taiwán los europeos, los chinos y los aborígenes, y fue el momento en que se produce la primera globalización. La película tiene una faceta artística, pero es algo más, también está la faceta de diplomacia cultural.
En este proyecto de difusión cultural por todo el mundo, ¿hay ya algo previsto en cuanto a la posible participación de España?
Wei Te-Sheng/ Todavía no hemos concretado esos detalles, pero seguro que contaremos con España, porque España era en aquella época un país clave en la navegación mundial. En cualquier caso, España va a tener protagonismo en un aspecto que en esta película va a ser especialmente importante: el vestuario. Hemos alquilado trajes a empresas españolas especializadas en vestuario de cine y teatro, y los hemos utilizado como modelo para crear parte del vestuario de la trilogía.
A estas alturas ya queda claro que Taiwan Trilogy va a ser mucho más que una película. Por otra parte, la campaña de crowdfunding va a servir para que miles de personas contribuyan económicamente en la producción. Se ha convertido en una obra muy colectiva. Es, como la muy exitosa gestión de la pandemia, un ejemplo a imitar de cómo se hacen las cosas en Taiwán. ¿Cree que la diplomacia taiwanesa lo utilizará como ejemplo del buen hacer de Taiwán?
Wei Te-Sheng/ Tengo la esperanza de que pueda servir como modelo, pero Taiwán no es ningún ejemplo de gestión de la herencia cultural. En Taiwán es casi imposible encontrar un edificio que tenga más de cien años de antigüedad. Así es difícil recordar el pasado. En ese sentido, la película puede ser una gran contribución para evitar que se pierda la memoria histórica de Taiwán.
Ignacio Saavedra, Liya Huang
⇒Taiwán: música, cine e identidad
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