Peter Weir, películas y biografía

Hablamos de un contador de historias de la vieja escuela. No se limita a "dirigir", se implica en cada detalle de la producción para que la historia elegida sea narrada como él quiere

Peter Weir en el rodaje de Master and Commander
Peter Weir en el rodaje de Master and Commander

Peter Weir, películas y biografía

Películas | Peter Weir nació en Sidney en 1944. Empezó a rodar profesionalmente para la televisión en 1968. En 1974 filmó su primer largometraje, una extraña y sugerente comedia de ciencia ficción llamada Los coches que devoraron París, que muy probablemente influyó en Death Race 2000 de Corman (1975). Desde entonces hasta Camino a la libertad (2010), hay una docena de películas que le han valido seis nominaciones al Oscar, un Globo de Oro, numerosos premios para él o para quienes trabajaron con él, y un Oscar honorífico en el año 2022. Su obra no es muy extensa, pero es significativa como indican los títulos Gallipoli, El club de los poetas muertos, El show de Truman, Único testigo, Master and Commander y algunos más, menos populares pero igualmente interesantes.

Hablamos de un contador de historias de la vieja escuela. No se limita a «dirigir», se implica en cada detalle de la producción para que la historia elegida sea narrada como él quiere. Por ello Peter Weir suele escribir el guion de sus películas, o lo trabaja y asume hasta que lo hace propio. Es evidente que se trata de un autor muy selectivo, y que sus producciones han sido lentas y laboriosas.

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Se suele catalogar a Weir como prototipo de la «Nueva Ola» del cine australiano, un grupo de jóvenes directores que florecieron a comienzos de los ochenta, con el apoyo de los organismos oficiales. Algunos, como George Miller, Gillian Armstrong y el propio Weir, trabajaron con éxito fuera de su país. Lo cierto es que él ya era él antes de que surgiera esa «Nueva Ola». De joven viajó por todo el mundo y desde sus primeros cortos ya muestra una curiosidad y una temática que no tiene su origen en una escuela, aunque su libertad de expresión y sus primeras películas se vieran favorecidas por el impulso oficial. Picnic en Hanging Rock (1975) es una obra madura que contiene todos los elementos de su cine: una escrupulosa ambientación; la creación de una atmósfera particular, sugerente; una banda sonora discreta y significativa al mismo tiempo; un misterio; la presencia poderosa de la naturaleza, y un protagonista fuera de lugar.

Peter Weir saltó a la fama y a Hollywood con Gallipoli (1981), una magnífica y original película bélica que canta la gesta y el inútil sacrificio de la juventud australiana en la Gran Guerra Europea. Las siguientes películas, El año que vivimos peligrosamente, Único testigo, La costa de los mosquitos, El club de los poetas muertos, Matrimonio de conveniencia, Sin miedo a la vida y El show de Truman muestran, por su variedad temática, que la principal preocupación de este director es encontrar una historia que valga la pena contar. Al mismo tiempo, en su desarrollo, siempre incorpora esas constantes personales que hemos citado: un protagonista fuera de lugar puede ser Depardieu en Estados Unidos, intentando conseguir el permiso de residencia; Williams como profesor moderno y rompedor en una escuela hiper-conservadora; Carrey como trabajador que ignora que está siempre seguido por las cámaras de un gigantesco plató de televisión; Ford como violento policía insertado en una comunidad amish.

El club de los poetas muertos (Peter Weir, 1989)
El club de los poetas muertos (Peter Weir, 1989)

De telón de fondo suele haber un conflicto con el padre: en El club de los poetas muertos llega a provocar el suicidio; en El show de Truman el conflicto se resuelve, al final, en la ruptura liberadora; en La costa de los mosquitos, con la muerte del padre; en Camino a la libertad con el regreso a casa. Cada película tiene una atmósfera propia, sutil y levemente misteriosa. A menudo es hostil a la tecnología, entendiendo por ella la invasora que atenta contra la intimidad y el trato personal, por ello en sus películas a menudo se ven pantallas incómodas. En Madrid le preguntamos por qué el suicidio era un tema recurrente en sus películas. Respondió diciendo que no se había dado cuenta de ello. Lo había utilizado como recurso expresivo.

El cine de Peter Weir está volcado hacia el espectador que se olvida del director y se sumerge en las películas. Éstas le proporcionan siempre algún momento catártico. Salvo la primera –Los coches-, ninguna de sus cintas ha envejecido y es difícil que lo hagan.

⇒Master and Commander. Weir y Ford

⇒Un maestro llamado Peter Weir en Madrid

⇒El cine de Peter Weir: Missing (you, Peter)

⇒Peter Weir, de Nekane Zubiaur

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