Robert Stevenson: El hombre que hacía películas familiares
En estos pasados días de confinamiento, uno de los recursos más recurrentes en tantísimos hogares con niños ha sido el de revisar películas familiares de antaño que casi estaban olvidadas. El fin era pasar un agradable rato y olvidar, aunque fuera por un par de horas, las malas noticias que llegaban a diario.
Ha sido el momento de tirar de la colección de DVD (con títulos aún sin abrir con el envoltorio intacto) y de aprovechar la oferta de plataformas digitales como Disney+, Movistar+, Amazon Prime Vídeo y otras, para recuperar películas que no es posible visionar de ninguna otra forma y que el paso del tiempo incluso las había borrado de nuestra memoria. Está claro que las platoformas audiovisuales y el modelo de ver películas y series por streaming es ya el presente.
Precisamente desde finales de marzo, Disney+ está disponible en España y ofrece más de 500 películas, entre ellas los clásicos de la casa, que han sido y siempre serán una apuesta segura para ver en familia. Por ello, rendimos aquí un breve homenaje a quien fue piedra angular en la realización de tantas películas familiares para la productora del ratón Mickey: Robert Stevenson.
Robert Stevenson nace en Bruxton (Inglaterra) en el año 1905. Estudió Ciencias en la Universidad de Cambridge, sobresaliendo en aerodinámica. De personalidad polifacética, comenzó a rodar en 1936 e hizo un puñado de filmes dispares, hasta que se fue haciendo un sitio dentro del mundo del Séptimo Arte, y en 1960 comenzó a trabajar con Walt Disney.
En un primer momento, en su Inglaterra natal, dio sus primeros pasos como guionista y director con su primera película, titulada Nine Days a Queen. Poco después, en 1939 y de la mano de David O. Selznick, se traslada a Hollywood. Aquí esta colaboración se materializa en Tom Brown’s School Days (1940), con Freddie Bartholomew y Jimmy Lydon. Más tarde llegó el melodrama Back Street, con Charles Boyer y Margaret Sullavan, donde se desarrolla una historia de amores ocultos.
Frank Capra lo alentó a realizar una serie de documentales durante la Segunda Guerra Mundial, realizando una película que cubre la liberación de Roma.
En 1944 realiza una nueva versión de la conocida novela de Emily Brontë, Jane Eyre, de la mano de 20th Century Fox, con actores de la talla de Orson Welles, que también participó en la producción (aunque no de forma acreditada), Joan Fontaine, Margaret O’Brien y las apariciones de Elizabeth Taylor.
Continúa su trayectoria cinematográfica con películas como To the Ends of the Earth, con una soberbia interpretación de Dick Powell, y Odio y orgullo (1951), una tragedia amorosa interpretada por dos grandes como Robert Mitchum y Ava Gardner.
En 1952, dirigió alrededor de 100 producciones televisivas y guiones escritos para Gunsmoke, Alfred Hitchcock Presents y General Electric Theatre. En la antesala de lo que sería la mayor oportunidad de su vida, estrenó Darby O’Gill y el Rey de los duendes, con la participación de un joven Sean Connery, que a la postre sería el filme que le abriría la puerta del cine familiar.
Así, durante la década de los 60 llegaría su relación con la productora Disney, con una serie de películas de acción real, aunque en algunas de ellas encontramos escenas con dibujos animados.

Fueron diecinueve largometrajes los que filmó para Walt Disney, convirtiéndose en uno de los directores comerciales más exitosos de la historia del cine, y con Julie Andrews y la película Mary Poppins encontró la fama mundial.
Entre los títulos más representativos de esta fructífera época se encuentran Kidnapped (1960), película de aventuras basada en la novela Secuestrado, de Robert Louis Stevenson, o Un sabio en las nubes (1961), cuyo remake nos llegó en 1997 de la mano del entrañable Robin Williams.
En 1962 le toca el turno a la película Los hijos del capitán Grant, basada en la novela de Julio Verne, y llega el momento culmen de su carrera con Mary Poppins (1964), filme por el que fue nominado al Oscar como mejor director. Una deliciosa historia llevada al cine como musical, gracias a la insistencia de las hijas de Walt Disney.
El abuelo está loco (1967) se adentra en el mundo de los gnomos de la mano de un excéntrico millonario y sus nietos, y en 1968 estrena Mi amigo el fantasma, donde nos muestra la amistad entre el fantasma del pirata Barbanegra (Peter Ustinov) y un entrenador de atletismo desesperado por el bajo rendimiento de su equipo. En esas fechas dirige también la historia de un coche con vida propia (temática utilizada por una famosa serie televisiva con David Hasselhoff), titulada Ahí va ese bólido, así como una de sus secuelas: Herbie, un loco al volante.
La bruja novata (1971) narra en clave familiar la evacuación de unos niños durante la Segunda Guerra Mundial. La señora Eglantine Price (Angela Lansbury) es una aprendiz de bruja que debe acoger a estos niños y vivirá con ellos diversas aventuras. Un delicioso musical para toda la familia, que mezcla dibujos animados y acción real, con un esperpéntico partido de fútbol entre animales que roba la risa del público.
Más tarde llegó el declive de su andadura con Disney con títulos como La isla del fin del mundo o Un candidato muy peludo, donde el uso de efectos especiales de baja calidad afectaban negativamente al resultado final.
Robert Stevenson falleció en California el 30 de abril de 1986. Nos dejó un legado de películas familiares llenas de encanto que aún permanecen en la memoria de millones de espectadores. Fue galardonado a título póstumo con el premio conmemorativo Disney Legends, que solo obtienen aquellos que se consideran esenciales en la historia de esta compañía cinematográfica.
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