Centauros del desierto (1956), de John Ford (parte 1): Orígenes del proyecto

Faltaba solo definir el primer proyecto de Whitney Pictures Inc. Y fue entonces cuando Cooper reparó en The Searchers, la novela de Alan LeMay recién publicada por la editorial Harper.

Esta película de John Ford, titulada originalmente The Searchers, era la adaptación de un librito de Alan LeMay, escritor de novelas del Oeste de amplia trayectoria. Tras publicar narraciones en magazines pulps, las revistas que en los años veinte daban cobijo a ese tipo de historias, LeMay había dado a la imprenta en 1927 Painted Ponies, su primera novela western.

Hasta 1938, y a un ritmo de una por año, publicó otras diez novelas, a la vez que seguía escribiendo breves relatos para el semanario Collier’s. La editorial Farrar and Rinehart le publicó en 1943 Useless Cowboy, novela satírica que sería adaptada a la gran pantalla por Stuart Heisler, con Gary Cooper como protagonista (El caballero del Oeste, 1945). Después de otros dos títulos para la editorial Bantam, llegó finalmente The Searchers (1954), considerada por muchos como su obra maestra.

Centauros del desierto: Una fructífera colaboración

Cuando esta novela apareció en las librerías, Merian C. Cooper y John Ford estaban pensando en volver a unir sus fuerzas. Habían cabalgado juntos durante siete años en la productora Argosy Pictures, desde 1946 a 1953, y habían producido en ese tiempo varios largometrajes del Oeste. Esta colaboración había permitido a Ford elegir sus propios temas, despreocuparse de cuestiones económicas y filmar sus películas con la máxima libertad.

Como fruto de aquellos siete años de trabajo habían visto la luz algunas de las más célebres cintas del director irlandés: por supuesto, la famosa trilogía de la caballería americana (Fort Apache, 1947; La legión invencible, 1949; Río Grande, 1950), pero también otros filmes interesantes, como El fugitivo (1947), 3 Godfathers (1948) y Wagon Master (1950). Poco después llegó otra obra maestra, El hombre tranquilo (1952), por la que John Ford ganó su cuarto Oscar al mejor director. Lamentablemente, una mala distribución de la siguiente cinta, The Sun Shines Bright (1953), con un pésimo lanzamiento de la Republic, motivó que Argosy tuviera que cerrar.

Aquel período había sido fecundo, y los dos cineastas decidieron darle continuidad en alguna otra productora. Tras varias tentativas, Cooper consiguió el apoyo del magnate Cornelius Whitney (hermano de Jock Whitney, socio de Selznick en Lo que el viento se llevó) y en pocos meses firmaron un acuerdo para la creación de C. V. Whitney Pictures Inc., que quedó constituida en noviembre de 1954.

En calidad de productor ejecutivo, Merian C. Cooper influyó para que la nueva compañía adoptase el sistema de trabajo de Argosy; y, en consecuencia, que contase con los mismos técnicos de aquella productora. De esta forma, se consiguió una continuidad en el equipo que había trabajado con Ford en los filmes anteriores. El guionista Frank S. Nugent, que había colaborado en las principales cintas de aquel período, desde Fort Apache hasta El hombre tranquilo, fue contratado para escribir los guiones en la nueva productora. Para la dirección artística se contó con James Basevi, responsable de los decorados de los cuatro primeros filmes de Argosy, y Frank Hotaling, que realizó los de los otros tres. El operador jefe Winton H. Hoch había realizado la brillante fotografía en color de La legión invencible, 3 Godfathers y El hombre tranquilo. Y el montador Jack Murray había estado presente a lo largo de todo el ciclo de la productora extinta.

Un western con hondura psicológica

Faltaba solo definir el primer proyecto de Whitney Pictures Inc. Y fue entonces cuando Cooper reparó en The Searchers, la novela de Alan LeMay recién publicada por la editorial Harper, de Nueva York. Le pareció un western de gran altura psicológica, con el que Ford podría trabajar a sus anchas. Así que compró los derechos a principios de 1955 y puso a trabajar a Nugent en la reescritura de la historia.

El argumento de Centauros del desierto que finalmente vemos en la pantalla comienza con la llegada de Ethan (John Wayne) a la casa de su hermano Aaron Edwards, en Texas. Hace tres años que Ethan no visita esa casa: los que ha pasado vagabundeando por México y Arizona tras combatir en la Guerra de Secesión en el bando de los confederados. Ahora llega al hogar de los Edwards en un momento crítico, pues una partida de comanches encabezados por Scar (Henry Brandom) están asolando la región. En el reencuentro, Ethan descubre tres cosas que el tiempo no ha podido borrar: su hermano sigue siendo frágil y dubitativo, la esposa de éste –Martha– sigue sintiendo hacia él algo más que simple ternura, y las dos hijas del matrimonio –Lucy y Debbie– siguen reflejando el encanto de la niñez. Por su parte, Martin, un mestizo adoptado por los Edwards, se ha hecho ya un hueco en la familia sin renunciar a su origen indio.

A la mañana siguiente, una partida de hombres, liderada por el capitán sudista Clayton, recluta a Ethan y Martin para dar caza a los comanches que han robado unas reses la noche anterior. Tras recorrer algunas millas, descubren las reses muertas y comprenden que han sido atraídos hasta ahí por los indios para poder atacar sin problemas algún rancho de la zona. Cuando vuelven a casa de los Edwards, todo allí es desolación. Aaron y Martha han sido asesinados y las niñas han desaparecido. Ethan prepara entonces una expedición para salir en su busca.

Centauros del desierto (1956), de John Ford (parte 2)

Centauros del desierto (1956), de John Ford (parte 3)

Centauros del desierto (1956), de John Ford (parte 4)

Centauros del desierto (1956), de John Ford (parte 5)

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