Centauros del desierto, de John Ford (parte 3): Preparación del rodaje
· Centauros del desierto (John Ford) | Al contar con los mismos técnicos con que había trabajado en anteriores películas, John Ford se sintió como en su casa.
Escribiendo el backstory de los personajes
A pesar de los cambios, la película siguió con bastante fidelidad las líneas básicas de la novela. Y eso que Nugent tuvo que volver a trabajar con los personajes desde su niñez. Lo explicaba en una entrevista que se publicó años más tarde:
«Ford me obligó a hacer algo que nunca se me había ocurrido antes, pero que siempre he practicado desde entonces: redactar biografías completas de cada personaje del filme. Dónde nacieron y se educaron, actitudes políticas, hábitos en la bebida (si existían), caprichos, etc. Se toma al personaje desde la infancia y se escriben todos los acontecimientos sobresalientes de su vida hasta el momento en que el filme le encuentra. En algunos casos se requería toda una página, o más, para describir al personaje. Las ventajas son enormes, porque -una vez se ha reflexionado de esta forma sobre él- sus actos y palabras resultan consecuentemente indispensables. Sabes cómo reaccionará en cualquier situación concreta».
El resultado de escribir la vida anterior de sus personajes podemos apreciarlo, sobre todo, en el comienzo de la película. La llegada de Ethan, incorporada por Nugent al abrupto arranque de la novela, plantea incógnitas respecto de sus tres últimos años, sobre todo cuando el recién llegado muestra una medalla militar de origen mexicano y obsequia a su hermano con una elevada suma de dólares yanquis recién acuñados (siendo ellos confederados). Tan solo por miradas y por gestos, y por ambiguos sobreentendidos, sabemos que Ethan permaneció antes de la guerra largo tiempo en el rancho, y que Martha y él estuvieron entonces enamorados. Una escena muda nos confirma que ese sentimiento aún perdura: Aaron, a punto de salir al porche, ve a su mujer en el dormitorio de Ethan, acariciando el capote que éste ha dejado sobre una silla.
En una entrevista con Peter Bogdanovich, el director irlandés lo explicaba así: «Para mí era más o menos obvio que la esposa de su hermano estaba enamorada de Ethan. No se podía restregar esto en las narices del espectador, pero está bastante claro para cualquiera con un mínimo de inteligencia. Era posible deducirlo al ver la manera en que ella cogía el capote de él, y creo que acertamos al revelarlo por medio de la expresión de Aaron y de su salida como si no se hubiera dado cuenta de nada». A modo de resumen, concluía Ford: «Ethan era un solitario por naturaleza; nunca hubiera podido ser realmente miembro de la familia”.
De este modo, la aparición de Ethan supone en la trama una sacudida emocional, que solo advertimos a través de alusiones, y que conforman un halo de misterio poético. Así, resulta más importante para la historia lo que parece deducirse de las palabras de los propios personajes -y también de sus silencios- que lo que realmente acontece.
Tras esta profunda labor de reescritura, el guion definitivo estuvo listo en abril o mayo de 1955. Ahora solo quedaba escoger a los actores y decidir las localizaciones.
Un rodaje muy familiar
Al contar con los mismos técnicos con que había trabajado en anteriores películas, John Ford se sintió como en su casa. Además, pudo contar también con sus actores favoritos: John Wayne (Ethan), al que había descubierto en La diligencia (1939), y Ward Bond (el capitán sudista Clayton), al que había dirigido en cinco filmes de Argosy. Pero también le eran muy conocidos Harry Carey (el joven Brad Jorgensen), Hank Worden (el anciano Mose Harper) y varios actores más.
Todo esto dio a Centauros del desierto un ambiente amistoso y familiar. Además, participaron en la producción algunos parientes del staff directivo. Así, un hijo de John Wayne (Pat Wayne) encarnó al joven teniente Greenhill, que dirige al final de la cinta el asalto de los Rangers al campamento comanche. Emparentados con John Ford estaban tres personas: su hijo Patrick, productor adjunto del filme; su cuñado Wingate Smith, ayudante de dirección; y su yerno Ken Curtis, que dio vida al personaje de Charlie, el rival de Martin en el amor por Laurie. Por su parte, Merian Cooper tenía en la producción a su mismísima esposa, Dorothy Jordan, que encarna a la mujer de Aaron, Martha Edwards. Y el personaje de la niña raptada por los comanches, Debbie, fue interpretado por dos hermanas: Lana Wood, cuando Debbie tenía pocos años y estaba en el hogar de los Edwards, y Natalie Wood, una vez que reaparece como esposa o novia del jefe indio Scar. Para Natalie Wood sería su primer gran papel.
Centauros del desierto (1956), de John Ford (parte 1)
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