Encadenados (1946), de Alfred Hitchcock (parte 2): Sucesivas versiones del guion
La primera versión del argumento se fecha el 9 de enero de 1945, tiene 50 páginas y es una ampliación relativamente fiel del relato publicado.
La analista de Selznick, Margaret McDonell, había pasado a Hitchcock un cuentecillo de John Taintor Foote publicado en el Saturday Evening Post que se titulaba The song of the dragon. La idea de una mujer que, en misión de espionaje, llega a casarse con su peor enemigo, era muy atractiva para el director inglés.
«¡Más Hitch y menos Hollywood!»
Tras la compra de los derechos, Selznick contrató a Ben Hecht para que escribiera el guion de Encadenados con el director inglés. Según su costumbre, quiso seguir de cerca el trabajo pero no fue fácil: Hecht y Hitchcock trabajaban en Nueva York y enviaban a Los Angeles copias de las escenas que iban componiendo. Desde la otra costa, Selznick respondía con sus famosos memos.
La primera versión del argumento se fecha el 9 de enero de 1945, tiene 50 páginas y es una ampliación relativamente fiel del relato publicado. Un oficial del servicio de información americano persuade a Alicia, mujer de vida fácil, a casarse con Sebastian, un contacto importante de la quinta columna nazi en Brasil («Usted tiene la posibilidad de abatir a la Luftwaffe de mañana»). Lo demás es conocido: sospechas de la madre de Sebastian, arsénico en la leche, intervención salvadora del agente mientras Sebastian se queda solo frente a sus cómplices. Pero el final es nuevo: Alicia, condecorada por una citación presidencial, vuelve a los Estados Unidos y va a casa de los padres del oficial para esperar su regreso de la guerra. Cuando Selznick lee esos folios escribe una nota para señalar que los nudos dramáticos resultan demasiado bruscos. Llena los márgenes de signos de interrogación y reclama «¡Más Hitch!».
La segunda versión, más reducida y fechada en Nueva York a las dos semanas, es la siguiente: Alicia es ahora una cantante de dudosa reputación en un club nocturno de Colombia. Un flashback nos muestra a Alicia enamorada de Wallace, aviador al servicio del Departamento de Estado americano, hasta que un día descubre que el padre es un conspirador nazi. Profundamente turbada, Alicia es reclutada por el FBI y se casa con Sebastian sin dar explicaciones a Wallace. El marido la lleva a su refugio de montaña, pero allí él descubre el engaño y comienza a envenenarla. Wallace cae sobre Sebastian en la terraza de un restaurante, luchan y ambos se precipitan al abismo. Epílogo: Alicia, afectada por los hechos, vuelve a cantar. La condecoración presidencial no bastará para consolarla.
Acercándose a la idea final
Tras un nuevo memo de Selznick, a mitad de febrero llega la tercera versión para Encadenados. Nada de Colombia y nada de peleas montañosas. La historia arranca con el juicio al traidor y, de allí, pasamos a la fiesta donde Alicia encuentra a Devlin. Escena romántica en un coche, al estilo de cintas como Casablanca o Rebecca. En Río de Janeiro, y una vez reclutada por el FBI, simula enamorarse de Alex Sebastian mientras crece la desconfianza mutua entre ella y Devlin. El guion incorpora dos víctimas apuñaladas: una pierde sangre en el hornillo de una cocina, otra cae de un palco de la ópera. Este tono grotesco (uno de los cómplices de Sebastian es un alemán a lo Grosz, panzudo y con cuello de toro) exaspera a Selznick, que rechaza de nuevo el argumento y pide «Más Hitch original».
La cuarta versión del argumento se fecha un mes más tarde y se extiende a lo largo de 95 páginas. La escena de apertura es también la del tribunal. Pero después del reclutamiento la acción se traslada inmediatamente a Río. Desaparece el tipo del hornillo y, en cambio, se amplía el papel de Devlin, que interviene en ayuda de Alicia durante un tiroteo en casa de Sebastian. La historia termina con un happy end ante el juez, con boda incluida. Esta versión incluye también el descubrimiento de un cadáver en un salón de belleza en Río y la introducción del Macguffin en una primera forma: uno de los cómplices de Sebastian tiene en mente los planos para construir una potentísima arma. No sería la última versión, pero la historia iba acercándose a su forma definitiva.
Encadenados (1946), de Alfred Hitchcock (parte 1)
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