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Sonrisas y lágrimas (1965), Robert Wise (parte 3)

El musical de la familia Trapp acabó siendo el espectáculo más famoso de los años sesenta

Sonrisas y lágrimas

Sonrisas y lágrimas (1965), Robert Wise (parte 3): El proyecto se pone en marcha

· El musical de la familia Trapp acabó siendo el espectáculo más famoso de los años sesenta. Ganador de seis Tony Awards, llegó a representarse 1.443 veces y ven­dió tres millones de entradas.

Con el empujón de las dos adaptaciones alemanas, la historia de la familia Trapp había despertado nueva­men­te el interés de Hollywood. En 1959 la Paramount Pic­tures se hizo con los derechos para adaptar el libro al cine y al teatro. De momento decidió explorar este se­gundo medio, y a finales de ese año estrenó en Broad­way un musical, The Sound of Music, con partitu­ra de Richard Rogers y letra de Oscar Hammerstein II. El reparto incluía a Theodore Bikel en el papel del Ca­pitán y a Mary Martin en el de María. El estreno en el Lunt-Fontanne Theatre fue anunciado a bombo y platillo en la prensa, y a él acudió la mismísima Ma­ría Kutschera, acompañada de su hijo Johannes. Al ter­minar la función, recibió un emocionado aplauso de todo el auditorio.

El musical de la familia Trapp acabó siendo el espectáculo más famoso de los años sesenta. Ganador de seis Tony Awards, llegó a representarse 1.443 veces y ven­dió tres millones de entradas. Con ese aval, la historia estaba llamada a convertirse en una gran superproducción cinematográfica; y, en efecto, siete meses des­pués del estreno, la Fox compró los derechos a la Pa­ramount por 1’25 millones de dólares. El anuncio ofi­cial del acuerdo se publicó en Daily Variety y The Hollywood Reporter el 13 de junio de 1960. Una cláusu­la estipulaba que la película no se filmara hasta 1964 o hasta que acabara su carrera en Broadway.

Elección del director y de los actores


Con ese pie forzado de calendario, impuesto por la Paramount, los directivos de la Fox se tomaron todo el tiempo del mun­do para preparar la filmación. Pasaron casi dos años has­ta dar el primer paso. Y así, en diciembre de 1962, el productor Richard Zanuck anunció que Ernest Lehman, guionista de renombrados musicales (co­mo el entonces reciente West Side Story, de 1961) se­ría el en­cargado de escribir el guión de la cinta. Leh­man rea­li­zó un gran trabajo, empezando la historia con María ya en el convento y terminándola con la huida a través de los montes, constriñendo la trama a tan solo doce años. A la vez, supo darle una estructura clásica, con un tono cercano al drama romántico y a la opereta musical.

El siguiente paso fue encontrar al director. Se tanteó en primer lugar a William Wyler, que había sabido dirigir una compleja superproducción como la de Ben Hur (1959), pero que rechazó la oferta por su inexperiencia en el ámbito musical (aunque en 1968 dirigiría con éxito Funny Girl). Como segunda opción se pro­puso a Robert Wise, quien, a pesar de todo el trabajo pendiente, aceptó encantado a la vista de un éxi­to prácticamente seguro.

Ahora comenzaba la elección de los actores. Mientras escribía el guión, Lehman tenía en mente a Julie An­drews para el papel de María, pues estaba fascina­do por su trabajo en Mary Poppins, entonces aún sin es­trenar. Mucho antes de empezar el rodaje, los directivos de la Fox habían puesto sus ojos en Doris Day, que había trabajado con acierto en algunos musicales y contaba con una nominación al Oscar en 1959, por Con­fidencias a medianoche, y con dos recientes éxitos en sendas comedias junto a Rock Hudson. Sin embar­go, la actriz no vio futuro en aquella comedia musical y rechazó la proposición. Fue entonces cuando Wise, que había visto las secuencias de Mary Poppins aún sin editar, decidió apostar por Julie Andrews, que aún no había estrenado ni una sola película.

Andrews se había hecho famosa en el teatro interpretando a Eliza Doolittle en la pieza My Fair Lady. Pe­ro, a pesar de su excepcional trabajo, Jack Warner no qui­so arriesgarse con una desconocida, y cuando se ro­dó la versión cinematográfica (1964) contrató a Audrey Hepburn. Julie Andrews le hubiera costado solo 75.000 dólares, pero él prefirió a Audrey, que cobró un millón de dólares y que tuvo que ser doblada en las canciones.

Con esto, Julie quedó libre para la película Mary Po­ppins, de la Disney, y los resultados de esta primera cin­ta fueron tan buenos que le alentaron a subir su ca­ché: para interpretar a María von Trapp firmó un con­trato con la Fox por 225.000 dólares.

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