Carteles de Star Wars: La galaxia somos todos
· Carteles de Star Wars: El arte de los seguidores de La Guerra de las Galaxias y el estreno del Episodio VII: El despertar de la Fuerza.
La participación de los seguidores y entusiastas de Star Wars en la creación del universo de la saga no es algo nuevo. Se produjo ya desde el estreno del Episodio IV, pero es evidente que la cultura 2.0, las redes sociales y los nuevos medios de la creatividad amateur han potenciado la interacción de los fans y su papel en la definición de tal universo. Uno de los momentos más activos en este sentido por parte de los fans ha coincidido con el anuncio de la trilogía final y el lanzamiento de los dos primeros tráileres oficiales del Episodio VII (hay ya un tercero), que desvelaron la apariencia visual de algunos de los personajes y elementos principales, como el Halcón Milenario, icono con suficiente poder como para simbolizar el espíritu de la primera trilogía y remarcar lo más significativo de un mundo como el creado por George Lucas: la distancia real de los casi cuarenta años que separan las primeras entregas de estas últimas.

Este es un factor decisivo en la percepción de los fans, por la manera en que se han entrelazado sus vidas reales de espectadores con el tiempo de la historia. Sucede con las narraciones que se prolongan en tiempos extensos, como El Padrino -dieciocho años entre la primera parte y la tercera- o Harry Potter -diez años-, y es probablemente una de las causas del éxito de las series en la actualidad, como lo fue en el caso de los seriales cinematográficos hace tiempo, porque la relación con los personajes se amplifica enlazándose con la vida propia. Lo significativo en la épica cinematográfica de Lucas es que su tiempo real -el existente entre el primer estreno y el ya inminente- supera el de la mayoría de sus seguidores, que son mucho más jóvenes; sin embargo, esto no parece influir en las recreaciones que estos han realizado con motivo del estreno del Episodio VII: El despertar de la Fuerza.

Los pósteres creados por muchos de estos fans recogen algunas de las claves estéticas, narrativas y publicitarias de las dos trilogías anteriores. No obstante, es cierto que prima la poética visual y textual propia de la segunda trilogía (la de los episodios I al III) y se pierde el tono jocoso e irónico característico de estas películas a finales de los setenta y principios de los ochenta. Son muy recurrentes las imágenes planteadas como sinécdoques, esas que muestran una parte para mencionar el todo -el casco de Darth Vader, la empuñadura del sable láser, las ruinas del Destructor Estelar imperial-, casi siempre en un juego atmosférico de luces y destellos dentro de una oscuridad absorbente.
Estas son las piezas de fan art que más se ajustan a esa idea del crecimiento del mal característica de la saga cinematográfica, y también las que recogen el estilo de fotografía de las partes oscuras mostrado en los dos tráileres. Si bien es cierto que algunos artistas de entre los seguidores han optado por una visión más luminosa y positiva, el lado oscuro de la Fuerza resulta siempre más fascinante en el imaginario popular.

La potencia poética de estas imágenes que muestran un detalle significativo (perteneciente casi siempre al lado oscuro) radica en su carácter siniestro. Producen una inquietud que genera ansiedad e interés y funcionan así como perfecto reclamo publicitario sin pretender serlo, convirtiéndose en eso que en publicidad se llama publicity (la comunicación no directamente publicitaria que cumple una función promocional). El segundo tráiler oficial comienza también con imágenes parciales y simbólicas, recurso que se acentuó en la promoción del Episodio I: La amenaza fantasma, desde 1998; por ejemplo, en aquel cartel en el que Anakin niño proyectaba sobre su casa en Tatooine la sombra de Darth Vader. Este recurso visual de cita parcial aparece en numerosos pósteres amateur y es, sin duda, el que genera una mayor implicación por parte del espectador.

Es muy significativa también la repetición de una figura que contempla; lugar común de la cultura occidental desde el naufragio con espectador de Lucrecio, hasta la pintura romántica, y que ya aparece en numerosas escenas de las dos trilogías precedentes, aunque ahora quien contempla siempre porta un sable láser en actitud de preparación ante la inminente tormenta. Es la manera en que las imágenes publicitarias del cine visualizan el coming soon del estreno cinematográfico y el desenlace final de las grandes historias fílmicas.
Otra parte significativa de estos pósteres no oficiales (la R.A.E. aclara que un póster, a diferencia de un cartel, «se fija en la pared sin finalidad publicitaria o habiendo perdido ese carácter») hace guiños al trazado y las composiciones singulares de Drew Struzan, el conocido creador de los carteles de estas y otras sagas afines, como la de Indiana Jones. Puede que esta sea la razón por la que el propio Struzan, que ha salido de su retiro profesional para crear el cartel oficial del lanzamiento, haya evitado sus características composiciones en racimo y haya optado por una diagonal inestable e inquietante, y que, por otra parte, haya acentuado, más que en sus carteles anteriores, la diferencia entre los colores cálidos y fríos identificados con los dos lados de la Fuerza.

Cuando los seguidores de Star Wars emulan el estilo de Struzan recuperan también un valor decisivo de la obra de George Lucas: la autorreferencialidad. Reavivan un momento significativo en la historia del cine marcado por una generación como la de Lucas, que hacía cine en constante referencia al cine. Los seguidores actuales son por ello doblemente autorreferentes, como lo es el propio J. J. Abrams, director de la última trilogía y reconocido fan de la saga (por la misma razón, Santiago Segura recurrió a Struzan para el cartel de Torrente 3).
Hay otros estilos históricos de cartel igualmente emulados, aquellos que, en una proporción casi áurea, incluían una franja inferior blanca en la que se situaba el logotipo de la película y el texto principal, característico del cartel cinematográfico desde mediados de los años sesenta y usado para el estreno de la primera entrega. Este y otros casos, lejos de ser simples copias o imitaciones, resaltan ese valor autorreferente antes mencionado, ya no de Star Wars, sino del cine y de la cultura de masas en su conjunto. Sorprende también la capacidad de reacción de los seguidores: tan solo un día después de la publicación del cartel oficial para la distribución del nuevo episodio, el ilustrador Olly Gibbs lanzaba una parodia del mismo con Jar Jar Binks ocupando el lugar de los personajes principales.
Eslóganes de una galaxia cercana
Es en la redacción creativa de los lemas donde la aportación de los seguidores se vuelve más sutil. Componen un catálogo de fórmulas ya normalizadas, pero no por ello carecen de un ingenio particular. La mayoría coincide en la idea de vincular las nuevas películas con las anteriores, ya sea presentando los nuevos acontecimientos como «restos» (Remnants) o «secuelas» (War Aftermath) de lo precedente, ya sugiriendo la consumación de lo presentado anteriormente (Every empire needs an emperor); y, sobre todo, destacando el placer de volver una vez más a la misma galaxia (Every end is a new beginning; Return to the stars; etc.).
Desconociendo el nombre del Episodio VII (The Force awakens), algunas propuestas imaginaban títulos alternativos (Dawn of the Republic; A new dawn; Dawn of the Jedi; Heir to the Empire; Legacy of the Empire; etc.), destacando la mayor parte de las veces el mismo carácter de despertar o surgimiento, y en los dos lados de la Fuerza: la República y el Imperio.
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