Vender cine. Pixar: manual de instrucciones (1)
Si a cualquiera le preguntáramos cuál es la productora de la última película de James Bond, no todo el mundo podría responder con certeza. Pero si preguntamos de quién es Buscando a Nemo o Brave, no dudarían ni un instante: de Pixar.
Ni idea de quién es el director de cada una, ni idea de quiénes ponen las voces, pero es de Pixar y eso es mucho. Es tener la seguridad de que voy a ver una película de animación pero pensada para toda la familia, de la que nadie se avergüenza por ir a verla y además seguro que es muy buena. Porque algo tienen sus películas que hacen salir de la sala con una sonrisa a pequeños y grandes. Muchos son los padres que utilizan a sus hijos como pretexto para asistir a una cita con el cine que no quieren perderse. Y es que, la que es hoy filial de Disney, hace que el público se conmueva cada vez que se sienta delante de la pantalla.
En esta serie de artículos repasaremos la historia de Pixar, desde que era una filial de Lucasfilm hasta ahora, cuando sus principales directivos ya copan los puestos de más responsabilidad de Disney.
También analizaremos lo que supuso su irrupción en el mercado cinematográfico, quiénes han sido y son ahora las figuras relevantes de esta compañía, quiénes son sus valores en alza (los nuevos directores que están empujando) y cuál es el futuro más cercano de Pixar.
Valoraremos las incertidumbres que genera la desaparición de figuras tan relevantes como Steve Jobs y el paso de John Lasseter a Disney. Queremos poner negro sobre blanco una de las carreras más exitosas y que probablemente más hayan marcado la historia del cine en el último cuarto de siglo. Ya han pasado 20 años desde que se puso en marcha Toy Story, ¿qué mejor momento para conocer todos los detalles de tan fascinante aventura?
Los comienzos
Desde 1995, con la deslumbrante Toy story, son 13 (aquí no hay motivos para ser supersticioso) los largometrajes que ha producido Pixar. La película protagonizada por Woody y Buzz Lightyear fue un éxito en todos los sentidos: el público multiplicó por doce el presupuesto de la cinta con el precio de sus entradas, la crítica no tuvo más remedio que alabar lo que sería parte importante del futuro del cine y hasta la Academia se vio obligada a premiar con una mención especial lo que después de esta cinta se constituiría como el premio a mejor película de animación. Fue el pistoletazo de salida de una serie de éxitos.
Aunque lo cierto es que los inicios no fueron fáciles. La compañía se fundó como una división del departamento de informática de Lucasfilm en 1979, año en el que se estrenaban películas como Alien, Apocalypse now o Manhattan. Su objetivo era trabajar en gráficos y efectos especiales para secuencias de películas. Ed Catmull fue el encargado de desarrollar varios de esos proyectos. El que era profesor del Instituto de Informática de Nueva York había desarrollado las bases técnicas para crear gráficos que se pudieran usar en películas. Su contratación dio como fruto una cinta experimental llamada The works, y los primeros efectos utilizados por la compañía de forma comercial en Star Trek II.
Pero en 1986 llegaría Steve Jobs. Compró la compañía a George Lucas por 5 millones de dólares y, desde el primer momento, se propuso desarrollar proyectos de manera independiente. Estos primeros años serían un continuo gasto en el desarrollo de aplicaciones para la medicina, efectos especiales para spots publicitarios de marcas como Listerine o Tropicana y el tráiler de Terminator 2. Pero, sobre todo, en la apuesta por un ordenador marca Pixar especial para el diseño gráfico (no olvidemos que entonces se vendía más hardware que software y éste último no generaba muchos ingresos). Aunque pasaron de 40 empleados durante los años de Catmull a los 100 que tenía en los inicios de Jobs, no tuvo éxito en su planteamiento y de cinco pasaron a ser cincuenta los millones que desembolsó el genio creador de Apple.
No sería hasta 1990 cuando empezaron las relaciones con uno de los departamentos de la empresa de Mickey Mouse, que les encargaría un año después tres largos, entre ellos el de la película de los famosos juguetes Toy story, que supondría la primera película de animación hecha por ordenador. Aún así, a pesar de estos proyectos, la empresa no iba bien y Jobs pensó incluso en venderla, ironías del negocio, a Microsoft en 1994. Pero críticos de Nueva York le avisaron del potencial de ese primer filme y decidió aguantar hasta su estreno en la Navidad de 1995. El éxito de taquilla no sólo permitió a Steve Jobs mantener la empresa, sino que poco después salió a bolsa y en muy poco tiempo había ganado más de 16 veces lo que había invertido.
¿Quién es quién?
Pero este éxito no se hubiera dado sin John Lasseter, el que fuera empleado, director creativo, guionista, director y productor, una figura fundamental en el desarrollo de la empresa. Hizo un primer trabajo para mostrar los avances de la compañía en convenciones que se llamó Luxo Jr. Fue su primer corto y el que inspira la entradilla de todas sus películas; ¿quién no se acuerda de los flexos jugando con la pelotita estrellada? Este corto fue el punto de partida de la película de los juguetes de Andy.
La figura de Lasseter dentro de la compañía creció tras Bichos (1998) y Toy story 2 (1999), que se vieron respaldados por las historias de otra de las grandes figuras de la empresa, el guionista Andrew Stanton. La forma de trabajar del dúo Lasseter–Stanton marcó la filosofía de Pixar: máxima creatividad para lograr un producto de altísima calidad, en diseño audiovisual e historia, sencilla pero contada con maestría. Algo que ya nos adelantaba la amistad de sus personajes más reconocidos, Woody y Buzz, la tradición en la historia pero con la compañía de la más moderna tecnología.
Al final, la clave en el desarrollo de sus proyectos es lo que hizo Jobs en Apple, todas las estrategias de la compañía descansan sobre un buen producto. La película que se está haciendo tiene que ser: la mejor. Y es que Pixar es en animación lo que Rayo McQueen en la conducción.
Muchos son los competidores pero pocos son los rivales. De hecho, desde el comienzo del nuevo siglo casi todo son buenas noticias. Su cuarto largo, Monstruos S.A. (2001), superó por primera vez para una película animada los 500 millones de dólares de recaudación a nivel mundial y sería el inicio de otros dos grandes de la animación: Lee Unkrich y Pete Docter, que darían frutos como Buscando a Nemo, Up o Toy story 3. La primera de estas tres, no sólo conmocionó a medio mundo mientras acompañábamos a un pez en busca de “P. Sherman, calle Wallaby 42, Sidney”, sino que se situó como la sexta película que más había recaudado hasta el momento, justo antes de que llegaran los Crepúsculo, Harrry Potter y varios superhéroes.
Precisamente de superhéroes trataba también el siguiente proyecto, Los increíbles (2004). Una producción que suponía un cambio en la empresa, sería la aparición de otro director importante, Brad Bird (que luego dirigiría Ratatouille), y la primera película en la que los protagonistas eran personas. Habían probado con juguetes, bichos, monstruos y el mundo marino, pero ahora tocaban humanos o, mejor dicho, superhumanos. Esta familia de superhéroes era algo más que una película, era la declaración de principios del mundo de la animación que parecía decir “hasta el infinito y más allá”.
Tono Irisarri /Álvaro Flórez
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