Bambi contra Godzilla
David Mamet lleva más de un cuarto de siglo trabajando en Hollywood, primero como guionista y “médico” de guiones, después como director. A su nombre se asocian películas como Los intocables, Veredicto final, Vania en la calle 42, Hoffa, Casa de juegos, State and Main, La trama, El caso Winslow o Cinturón rojo; unas escritas por él, otras, además, dirigidas y producidas. Con todo eso, y con ser judío, no es un hombre de Hollywood al cien por cien. Su carrera profesional empezó mucho antes, trabajando como dramaturgo. De hecho, se le cuenta entre los grandes autores del teatro norteamericano del último tercio del siglo XX. Mamet oyó los cantos de sirena de la Meca del cine y allá se dirigió. A diferencia de otros escritores como Raymond Chandler, que huyeron asqueados, se quedó, se adaptó al medio y sobrevivió bastante bien.
Mamet, a diferencia de Chandler, no sólo ha sufrido sino que también ha gozado en Hollywood, ha desempeñado más tareas que aquél y ha pasado mucho más tiempo que él en la ciudad del cine. También ha alcanzado una edad en la que goza de mayor libertad para decir lo que quiere y tiene una pluma más cínica y agresiva que la de su ilustre antecesor. Es decir, puede criticar más y mejor y eso es lo que hace.
El título del libro, y las tres viñetas que ilustran la portada, han sido tomados de un cortometraje de animación del año 1969 y es un aviso de la manera en la que Mamet va a hablar de la “finalidad, práctica y naturaleza de la industria del cine”, según reza el subtítulo. En su opinión, Hollywood no funciona bien porque se ha convertido en un monstruoso Godzilla que destruye -aunque sea inconscientemente- cualquier cosa que se acerque a él.
El libro está estructurado como un manual, con una sección dedicada a la técnica, otra al guión, etc., pero está redactado a modo de memorias, salpicado de recuerdos, innumerables referencias al cine clásico (muy instructivas) y anécdotas corrosivas o hilarantes. Por ejemplo, una de las que abre el libro: Otto Preminger necesitaba, para una de las escenas de Éxodo, 10.000 extras y no tenía dinero para contratarlos. “¿Qué hizo?”, preguntó Mamet. “Les cobré”, contestó Preminger. Cubrió la ciudad de carteles: “Salga en una película por diez shekels”. Eso es ser todo un productor, concluye Mamet.
Bambi contra Godzilla es un grito de desahogo con ideas para sobrevivir en la Meca del cine y una guía para incautos que han decidido escribir un guión. Citando a Richard Weisz, escribe: “En materia de pasatiempos, los norteamericanos han sustituido la labor de punto por la escritura de guiones, tareas que en cierto modo se parecen: las reglas son simples en ambos casos, y tanto lo uno como lo otro tienen que ver con ovejas”.
Una delicia para todos los que aman el cine.
David Mamet
Alba, 2008
315 páginas