· Clarence Brown fue un pionero del cine que aprendió su oficio directamente de Maurice Tourneur. Trabajó cómodo dentro del Studio System, y consiguió un gran éxito comercial.
Dentro del mundo de los grandes directores injustamente olvidados, Clarence Brown ocupa un puesto de honor: trabajó en el cine de 1915 a 1953; fue un director de éxito, abordó todos los géneros, dirigió a los más grandes; trabajó en todos los estudios; seis veces fue candidato al Oscar a mejor director, y sin embargo nunca ganó la estatuilla. En cuanto dejó de trabajar fue olvidado. Entre los cinéfilos el nombre suena vagamente, a menudo con un «¿no era el director de Greta Garbo?», lo que es cierto, es el director que más veces dirigió a la diva sueca; pero reducir su papel en la historia del cine a esa anécdota resulta ofensivo.
Clarence Brown fue un pionero del cine que aprendió su oficio directamente de Maurice Tourneur (en su día considerado igual a Griffith, hoy en día tan olvidado como Brown, si no más). Fue co-director de El último mohicano, una de las obras cumbres del cine mudo, fue innovador y creador de diversos recursos que luego se incorporaron a la gramática del cine, pero fue un director que trabajó cómodo dentro del Studio System, y consiguió un gran éxito comercial; para algunos críticos y eruditos fue considerado un defecto grave. Por otra parte su retiro coincidió con la aparición de los Cahiers du Cinema y su apuesta por el llamado cine de autor. Hay que añadir que era un hombre extremadamente tímido, que huía de los focos, las declaraciones y la prensa; ha dejado pocas entrevistas. Por todo ello, en el momento que dejó de rodar, fue relegado al olvido con gran rapidez.
El trabajo de Carmen Guiralt es resultado de varios años de investigación en diversos archivos, museos y universidades de Europa y Estados Unidos, y ello se nota en un conocimiento del personaje que va mucho más allá del estudio de su filmografía. Guiralt nos muestra a Clarence Brown como a un personaje que ha pasado a ser un amigo, y lo pone en valor presentándolo en el contexto histórico adecuado; sin ser una lección de historia del cine, el lector disfruta de una panorámica parcial del mundo del celuloide de 1915 a 1953.
Conviene añadir que este libro es la primera monografía exhaustiva sobre este director a nivel mundial, que está escrito con una prosa cuidada, que la exposición es simple y fluida -sin por ello descuidar los aspectos técnicos que requiere una colección destinada a un público especializado- y que, a nivel de ilustraciones, contiene numerosas fotografías inéditas de gran calidad, superando el nivel medio de los títulos de esta colección. Una obra indispensable.
Clarence Brown
Carmen Guiralt. Cátedra. Madrid (2017)
401 páginas. 20 €