· En cualquier caso, a nadie le puede pasar desapercibida la trama de la gran película de Clint Eastwood: su propia vida.
Clint Eastwood no es americano. Es lo más parecido a la perfecta encarnación metafórica de América. Esta breve pero completa biografía de Carlos Aguilar repasa con detalle y contexto la carrera y la vida (indisociables) de uno de los directores más prestigiosos del cine actual. Y lo hace sin ninguna concesión: abundan los epítetos tipo «egocéntrico», las alusiones al «lado fenicio» de su personalidad y las críticas feroces a la morralla (que la hay) de su filmografía.
Pero el balance es favorable no sólo por la acumulación de obras maestras de Eastwood, sino por la coherencia de su evolución. Ésa, justo, que le hace encarnar la América que ama como sólo pueden amar los hombres que se visten por los pies: de forma crítica. Nacido en 1930, en los años de la Gran Depresión, Clint Eastwood tuvo que luchar por salir adelante durante una infancia transeúnte; vivió una juventud tan plena como la abundancia del EE.UU. de los 50; se enfrentó en la madurez a los problemas de un país en demasiadas encrucijadas; y en una vejez increíblemente fértil está dibujando, con los colores ocres de la más bella nostalgia, la decadencia de un mundo que se extingue.
Aguilar desgrana este recorrido con una admirable solidez científica y erudita, película a película, con referencias a detalles significativos como la pasión del biografiado por la música o sus tendencias políticas. Quizá se eche de menos en un novelista una mayor implicación narrativa. Haría más agradable la lectura, cierto. Pero, en cualquier caso, a nadie le puede pasar desapercibida la trama de la gran película de Clint Eastwood: su propia vida.
Clint Eastwood
Carlos Aguilar
Editorial Cátedra. Madrid, 2009
319 páginas. 13,50 €