Conversaciones con Al Pacino | Quienes piensen que un artista necesita una vida conflictiva para ser un verdadero genio tienen un auténtico filón con Al Pacino. Abandonado por su padre, perdió a su madre y a su abuela en medio de una juventud en la que hubo drogas, alcohol y violencia callejera. El próximo 25 de abril cumplirá 76 años. En este tiempo ha ganado un Oscar (por Esencia de mujer en 1992, después de haber sido nominado otras 7 veces), cuatro Globos de Oro, dos BAFTA y un Emmy, además de varios premios teatrales como el Tony. Una carrera en la que sobresalen tres personajes escritos con sangre: Michael Corleone (El Padrino), Tony Montana (Scarface) y Carlito Brigante (Atrapado por su pasado). Tres personajes que han marcado una carrera brillante e irregular con grandes películas como Heat, Donnie Brasco, El dilema o las anteriormente citadas, y otras muy prescindibles como Revolución, A la caza o sus últimos trabajos a las órdenes de Jon Avnet: 88 minutos y Asesinato justo.
“Conocí a Larry Grobel en 1979. Por supuesto, desconfiaba de él. Pero leí la entrevista que hizo a Marlon Brando en su isla de Tahití y quede impresionado”. Las conversaciones amigables entre el actor (deslenguado, controvertido, enemigo de las entrevistas, a ratos genial, a ratos insoportable) y el escritor (un verdadero maestro en ganarse la confianza del entrevistado) se prolongaron durante 30 años.
Conversaciones con Al Pacino no es un libro redondo, pero dudo que sea posible hacer una entrevista mejor a Al Pacino. Y es que Alfredo James Pacino está demasiado presente con sus manías, sus insistentes enfados ante preguntas molestas, que hacen que sea muy difícil lograr una entrevista escrita para el lector y no para el entrevistado. De esta manera, las respuestas muchas veces son demasiado elípticas y caprichosas. Hay excesivas lagunas en un libro que no acaba de profundizar en aspectos tan interesantes como son su formación académica en el Actor’s Studio de Lee Strasberg o el rodaje de Esencia de mujer (película por la que pasa prácticamente de puntillas).
Aún así, el personaje tiene tal interés que el libro no deja indiferente, sobre todo en las respuestas en que Al Pacino mira hacia fuera y habla de sus compañeros de trabajo. Y en este sentido hay que reconocer que este actor italoamericano sabe valorar el trabajo de compañeros que alaba con emoción como Streep, Brando, Clift, Pfeiffer, De Niro y Penn. Es capaz de describir las virtudes de aquellos con los que tuvo roces profesionales como Hackman, Lumet o Coppola. Pacino también habla de papeles que rechazó: Kramer contra Kramer (que le daría su primer Oscar a Dustin Hoffman), Star Wars, Apocalipsis now, Seven, Pretty woman o Sospechosos habituales. El actor valora a quienes los interpretaron.
Entre los directores jóvenes, Pacino destaca a Christopher Nolan, con el que trabajó en su segunda película, Insomnio.
Convesaciones con Al Pacino
Lawrence Globel
Norma. Verticales de bolsillo
Barcelona, 2007
349 páginas. 24 €.