Escritores de cine

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24 febrero, 2007

Doce escritores y sus relaciones con la industria de Hollywood. Es el tema que aborda este libro bien trabado y documentado del crítico José María Aresté, premiado por el Círculo de Escritores Cinematográficos en el apartado de mejor labor literaria y periodística del año 2006. Aresté (Zaragoza, 1966) es director de las revistas Estrenos y DeVideo y firma habitual de otros medios, como Aceprensa y Telva. Fue director de la revista Cinerama y ha publicado libros sobre Wyler y Coppola.

Entre los doce escritores enrolados por las grandes productoras californianas que Aresté reúne en su libro hay dos premios Nobel (William Faulkner y John Steinbeck), tres autores teatrales (el español Enrique Jardiel Poncela, Arthur Miller y David Mamet), dos novelistas superventas (Ray Bradbury y Michael Crichton), un crítico de prestigio (James M. Cain) y cuatro narradores de gran reputación (Graham Green, F. Scott Fitzgerald, Truman Capote y Paul Auster). De los doce, cuatro aún viven (Bradbury, Crichton, Auster y Mamet). El más antiguo es Cain (1892-1977), los más modernos son Auster y Mamet, ambos nacidos en 1947.

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Aresté sabe ser erudito, ameno y analítico, como señala Juan Manuel de Prada en el prólogo. Las semblanzas de los doce escritores seleccionados ponen de manifiesto el trasvase casi siempre traumático entre la literatura y el cine, un flujo de doble sentido que tiene lugar en un territorio -Hollywood- que pone a prueba la vida y la obra de unos autores contratados a golpe de talonario por una industria que quiere prestigio, siempre que el prestigio atraiga a inversores y espectadores.

Escritores de cine es un libro más de escritores que de escritos, como bien señala el título de la obra. Basta conocer un poco al autor para saber que habrá leído todos, o casi todos, los libros o relatos citados que se convirtieron en películas más o menos afamadas. Aresté ha elegido hablar de las relaciones de doce escritores con la industria del cine norteamericano. Y lo que cuenta es muy interesante y sugestivo, aunque para mi gusto con una excesiva presencia de las peripecias biográficas en detrimento de las netamente profesionales. Pero ya se sabe que la vida y la profesión van de la mano. Para otro volumen de Aresté -o de quien se anime- quedaría un análisis más pormenorizado, en clave narratológica comparada, de la secuencia transformativa libro-guión-película que da lugar a los largometrajes basados en obras de estos doce literatos.