Los héroes están muertos
Muchas cosas han cambiado con la sociedad postmoderna. Vivimos en un mundo sin certezas que desconfía de los conceptos del bien y del mal y de la capacidad del intelecto humano para alcanzarlos. Tiempos oscuros para la gesta clásica y el héroe tradicional que desde siempre poblaba la literatura y el cine, perseguidor implacable de las fuerzas del mal y defensor a ultranza del bien.
Juan J. Vargas-Iglesias (Córdoba, 1981), profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla y autor de las monografías Alan Moore: La autopsia del héroe (2010) y House: Patologías de la verdad (2012), se ha embarcado en un viaje ciertamente heroico: el de la específica y compleja definición del héroe y el villano en la sociedad posterior a los atentados del 11-S, una sociedad tecnificada, globalizada, más fuerte y también más vulnerable, merced a las nuevas tecnologías. Para ello, ha reunido artículos de una veintena de académicos -la mayoría colegas de la facultad sevillana, como él-, periodistas y críticos.
El resultado es una interesante obra, bellísimamente editada por Dolmen, que se dirige a estudiosos de las series y aficionados que quieren ir más allá del frikismo. Tiene valiosas aportaciones aunque también algunas certezas sobre las que poder discrepar con gusto, como la consideración de las series de televisión como “alta cultura popular”, “cima de las más inteligentes formas de expresión”.
Los héroes están muertos transita por el paisaje de la ficción televisiva, desde 24 hasta Juego de tronos, pasando por Firefly, Lost, The Shield, The Wire, Breaking Bad, Sherlock, Homeland, House, Dexter, Mad Men, Cómo conocí a vuestra madre, Héroes, Doctor Who, Deadwood, Monster, Death Note, Fringe, The Walking Dead, Adventure Time o True Detective, y así hasta casi 30 títulos de series, para detallar, en tono ameno y riguroso, en unos casos, y cultista y algo enfático en otros, cuestiones sobre la muerte del concepto tradicional de defensa heroica, el culto al “buen villano”, el héroe débil e imperfecto, el héroe perdido o la revisión de la inocencia.
La obra cuenta con una división temática en tres bloques: “La forja del centinela como guardián de la seguridad”, función que, dice el coordinador del libro, “termina por ser más moral, simbólica, que material, y que sin embargo se acerca peligrosamente a una relectura del heroísmo según los términos consecuencialistas del éxito estadístico”; “El buen villano”, que, aun actuando mal, despierta la empatía del espectador por el punto de vista y el análisis de sus motivaciones que ofrece el punto de vista de la serie; y “Un mundo extraño”, donde la irrupción de lo extraño, maravilloso o fantástico, llega a redefinir el sentido de heroísmo.


Los héroes están muertos
Juan J. Vargas-Iglesias
Dolmen. Madrid, 2014
322 páginas. 19,95 €