Películas mínimas. El cine más humano de la década 1993-2003
Películas mínimas. El cine más humano de la década 1993-2003 | Una de las señas de identidad de nuestro tecnológico arranque de tercer milenio es, me parece a mí, una acusadísima tendencia a una suerte de mimetismo vital acrítico. Muchas personas leen-ven-visten-oyen-hablan-propalan los libros, películas, ropa, música, jerga y tópicos que los tentáculos de la propaganda colocan, una y otra vez, en la carretera de nuestras vidas.
Alguno podría preguntarse qué tendrá que ver esto del mimetismo vital acrítico con las reseñas sobre el cine de los últimos diez años que ha seleccionado Pedro Antonio Urbina -crítico de cine de FilaSiete-, bajo el sugestivo título Películas mínimas. Mucho, muchísimo. Aunque sólo sea por la desmedida influencia que ha llegado a tener un tráiler espectacular emitido por televisión, o una llamativa valla publicitaria con el cartel de una película. Para la masa amorfa sobra cualquier crítica o comentario reflexivo sobre los valores cinematográficos de una película, al momento de decidirse a ir al cine o alquilar un DVD.
Pero no todo es masa. Existen, afortunadamente, minorías insatisfechas que no están dispuestas a meterse en el rebaño. Son gente que se niega a dejar 5 euros y medio y el cerebro a la puerta del cine para presenciar la enésima y carísima película de acción trepidante (una ensalada de tiros, peleas, persecuciones y explosiones que revientan exóticos decorados), o la consabida y trillada comedieta zafia de humor rastrero. Con bendita frecuencia me encuentro con ese tipo de gente. Gente que me dice “oye, tú que eres crítico de cine, recomiéndame una película buena, que no sea una americanada para enanos mentales, vamos que me haga pensar o me emocione sin que sea un tostón”. En algunos casos, las consultas vienen avaladas por un éxito anterior: “Oye, dime una peli que se parezca a aquella estupendísima que recomendaste (pongamos que fue In the mood for love).
Creo que nos vamos entendiendo. Películas mínimas. El cine más humano de la década 1993-2003 que Urbina nos presenta conforman una selección heterogénea y, sin embargo, homogénea. En los títulos que comenta el curtido y siempre brillante escritor, poeta, traductor y crítico de cine mallorquín hay -en mayor o menor grado, pero hay- una mirada inteligente y un discurso hermosamente lúcido sobre la condición humana y su representación plástica; sobre el bien, la verdad y la belleza que todos ansiamos, incluso cuando buscamos lo contrario. En algún caso, una película no excesivamente brillante ha servido para que el crítico, que en definitiva es -debe ser- un espectador selecto, razone y concluya en una consideración oportuna y fértil.
El que gozó con la contemplación de Sandrine Bonnaire en C’est la vie o quedó removido por la doliente autenticidad de los vulnerables personajes de Italiano para principiantes, encontrará en este libro un buen mapa para llegar al tesoro, escondido entre montañas de películas de usar y tirar.
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