Diseños Star Wars: Construyendo una galaxia | Cuando las palabras no podían expresar mis ideas, siempre señalaba las ilustraciones de Ralph y decía ‘Háganlo así». De esta forma subrayaba George Lucas la importancia de Ralph McQuarrie en la génesis y desarrollo del proyecto Star Wars. A partir del guión, las primeras imágenes que fijaron en el imaginario el aspecto de las civilizaciones de un nuevo universo, salieron de sus dibujos y pinturas. Fue el artífice del arte conceptual que convenció a los ejecutivos de 20th Century Fox para que financiaran la película. Tras el éxito de la primera entrega continuó trabajando como diseñador conceptual en el departamento de arte de las dos siguientes, dejando su nombre inseparablemente unido al de Lucas en su ópera espacial.
Para el episodio I, La amenaza fantasma, Lucas, después de tres meses escribiendo el guion solo, formó lo que él llama «el equipo de diseño del ático», con el que estuvo trabajando durante dos años y medio. Aprobando, cambiando y completando los diseños. Era consciente del esfuerzo creativo que tendría que realizar especialmente en esta primera precuela: «Fui muy listo en las primeras películas porque mantuve los diseños de Star Wars muy sencillos. Evité situaciones en las que tendría problemas en cuanto al diseño». Y concluía, «esta vez voy a arriesgarme y a ver qué pasa».
En la nueva etapa, con posibilidades ilimitadas en los efectos especiales, y la necesidad de construir una tecnología previa pero coherente con la que ya se conocía, hay un gran protagonista, el director de diseño Doug Chiang. Al mando del equipo de diseñadores conceptuales, Chiang marcó las directrices del trabajo: «El arte era muy importante, sobre todo para el pueblo de la Reina. Se ve en la arquitectura, sus esculturas, su ropa y todo lo demás. Y en el episodio I se refleja también en su maquinaria y en sus vehículos (…). Pensé que las naves serían muy angulares, como el X-Wing, pero George quería algo con aspecto más artesanal. Los episodios IV, V y VI se concibieron con una mentalidad industrial, en cuanto que las naves se hicieron como objetos de plástico. Estaban fabricados en serie». Continua, explicándonos el reto que debían afrontar, «hubo una época, en los años veinte y treinta, en la que las cosas eran más románticas y los artesanos eran los amos del mundo (…) cuando comprendí esto, todo el diseño de esta película empezó a tener sentido».
La investigación, el desarrollo gráfico fue muy exigente. «Para el caza repasamos tres docenas de dibujos. Solo era una nave en un mundo lleno de naves, de alienígenas y todo lo demás». El motivo de tal exigencia estaba claro; el objetivo a conseguir no era estético, sino el resultado de aplicar un riguroso criterio de diseño, «la razón de todo esto es ver que dará resultado. Puede ser la cosa más genial del mundo, pero si la gente no sabe lo que es, o cómo funciona nada más verlo, entonces da igual».
La riqueza de diseño conceptual abarca todos los aspectos visuales de la película: personajes, naturaleza, armas, maquillaje… merecerían una atención pormenorizada. Pero uno de los logros más originales está en el diseño de vestuario. Aquí también Lucas afrontó un desafío nuevo: «Evité escrupulosamente la moda en las primeras tres películas. Conseguí evitarla. Pero cada vez me estoy dando más cuenta que en ésta me he metido de lleno en la moda y no la he evitado, así que tendré que enfrentarme a ello, será interesante ver qué ocurre»… Y ocurrió algo extraordinario. De la mano de Iain McCaig, otro de los artistas clave de la película, y de la diseñadora de vestuario Trisha Biggar, el filme despliega una exuberante invención de moda galáctica que bebe de todas las fuentes históricas y culturales.
«George -comenta McCaig– dijo que esta era una película de época, sobre todo en el caso de la Reina. Miramos en todas partes buscando inspiración para la ropa: Mongolia, el Tíbet… en todas partes».
La exigencia de George Lucas a este grupo de artistas conceptuales, para mostrarnos los orígenes de Star Wars, tuvo como resultado un primer episodio con un diseño de producción y una coherencia estilística únicos.
Ahora, nos queda por ver cómo acomete visualmente Abrams la nueva trilogía. Si plantea innovaciones o una continuidad de estilo. La respuesta la tendremos en diciembre.
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