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El realismo metafórico en «Mad Max: Fury Road» (y parte IV)

· Concluye el estudio de Jacobo Poole sobre la película ganadora de 6 Oscar.

El guerrero de la carretera 34 años después

Como todo buen cuentista Miller es un creador de mundos, con su primera película en 1979 esbozó lo que sería el mundo en el páramo en las siguientes entregas. Con escaso presupuesto logró hacer un filme post-apocalíptico y lanzarlo desde Australia al mercado mundial. Dos años más tarde, también como guionista, director y productor, realizó una segunda película, contaba con mucho más presupuesto que utilizó para mostrar los restos de la sociedad humana aún más en decadencia que en la primera entrega, Max ya es un personaje hecho al mundo, sin esperanza y que sigue su propio camino, la trama del personaje queda como algo del pasado, que le ha convertido en lo que es ahora.


El mayor cambio se produce en la estética, la civilización organizada ha desaparecido y se reduce a pequeños grupos de pandilleros y motoristas, que circulan por el desierto en el que se ha convertido la tierra, utilizan vehículos reconvertidos y vestimentas con un estilo punk postnuclear. Max con su ropa de cuero de cowboy futurista y solitario acompañado por su perro y su fiel coche, el interceptor V8. El villano, un caudillo que se hace llamar Humungus, que al igual que Inmortan se cubre la cara con una máscara y está rodeado de sus seguidores psicópatas que pretenden asaltar una factoría en la que se encuentra un reducido grupo de personas que hacen lo que pueden para sobrevivir, la situación es la contraria a Fury Road, los recursos (la gasolina) en esta ocasión están controlados por los pobladores del fuerte y resisten al sitio de la armada de locos de Humungus, así que planean huir con un camión conducido por Max, que en un principio está solo interesado en su propia supervivencia pero consigue compadecerse de estos y les ayuda en la huida con el camión convertido en una fortaleza rodante.

El mismo Tom Hardy admite en una entrevista que básicamente Fury Road es el final de Road Warrior. Entonces, ¿por qué George Miller decide repetir una premisa casi idéntica tantos años después? Al igual que con los coches, lo que ha hecho Miller es darles una vuelta de tuerca a los componentes de la historia, transformarlos para que la esencia siga siendo reconocible pero el concepto sea visualmente impresionante, ha introducido temas nuevos, como el rol de la mujer, que aunque estaba ya presente en El guerrero de la carretera no tenía la potencia que después le otorga, el conflicto es el mismo, la muerte frente a la vida, los pandilleros de Humungus no son capaces de crear una sociedad, así que se hacen con lo que otros han levantado, aquí la idea de comunidad/individualismo es más fuerte, todos se unen para la supervivencia del grupo, huyen para poder prosperar en otra parte.

Un tema que trata el filme de 1981 es el del niño animal, un chico bestializado que se comunica a través de gruñidos (como Max al comienzo de Fury Road), es todo impulsos, Max consigue acercarse al niño, como si de un cervatillo se tratara, con cuidado y le enseña la caja de música, algo bonito y extraño para el pequeño (como para Nux los sentimientos de amor y compasión). Pertenece a la segunda generación después de la guerra nuclear, chicos animalizados que no han conocido el cariño, pero que gracias a la conexión que desarrolla con el protagonista, al que toma como modelo, se convertirá en el futuro líder del grupo y logrará fundar una comunidad. Max, heredero del héroe solitario de los westerns sigue su propio camino, está destinado a soportar solo su carga, ha visto demasiado de la crueldad humana y sabe que no puede encajar en la sociedad, su mundo es fuego y sangre.

Una orquesta visual

A George Miller se le ocurrió la idea de hacer una nueva película de Mad Max en 1997 y desde entonces se puso a trabajar en numerosos storyboards con un equipo de cinco artistas (Brendan McCarthy, Mark Sexton, Peter Pound y otros dos). El producto de este trabajo fueron los 3.500 paneles que acabaron sustituyendo al guion, para las interpretaciones se repartían los storyboards con las líneas de diálogo de la escena. Es decir, desde un primer momento se planteó la película desde un punto de vista puramente visual, en una entrevista a Charlize Therone para la revista online iO9 dijo:

«…there was a script; it just wasn’t a conventional script, in the sense that we kind of know scripts with scene numbers. Initially it was just a storyboard, and we worked off that storyboard for almost three years. And then eventually, there was a kind of written version of the storyboard, which just felt like a written version of the storyboard, again not like a script. I think the hardest thing for us, as actors, to get our heads around, was that the movie really was one big scene».

De la fotografía se ocupó el galardonado John Seale, al que Miller sacó de su retiro (llevaba sin participar una película desde 2010). Entre sus trabajos se encuentran El club de los poetas muertos (1989), Cold Mountain (2003) y El paciente inglés (1996), que le valió un Oscar a la mejor fotografía.

La acción trepidante de Mad Max se traduce en unos 2.700 cortes, para dar un punto de referencia, El guerrero de la carretera (1981) tenía la módica suma de 120 cortes, Miller explica que esto se debe a que las películas se leen mucho más rápido ahora, para facilitar la comprensión del espectador Seale encuadra todos los fotogramas al centro. El director se guió por una cita de Roman Polansky para preparar la fotografía: «solo hay un lugar perfecto para colocar la cámara en cada toma».

Es llamativo que Miller, viniendo de realizar películas de animación como Happy Feet (2006), prescinda casi completamente del CGI en una producción tan grande como esta. Y es que la mayoría de las escenas han sido realizadas por especialistas. Dice el director entrevistado por Mike Ryan para la página Uproxx respecto a una de las escenas de acción con pértigas colgantes de los vehículos:

«Nunca pensé que lo haríamos. Pensé que había puesto los postes en los vehículos, entonces tendríamos que complementar la escena con CGI. Y un día miré y había ocho de ellos saliendo del desierto. Me emocioné».

Aunque limite el uso del CGI, su paso por la animación también ha tenido consecuencias en esta película, se percibe sobre todo en la elaboración de los objetos inanimados, atendiendo todos los detalles y dándoles un alma única. Los objetos ordinarios han sido remodelados para toda clase de usos diferentes a los que estaban destinados, Miller les dio esta máxima al personal encargado de arte: «Solo porque sea el yermo no quiere decir que no hagáis cosas bonitas».

Se ha construido una mitología que sirve como fondo de la historia y está unida por el diseño de producción, el vestuario, el utillaje y los vehículos, que en cierta forma funcionan como unos personajes más, tienen un carácter propio que cohesiona este relato demencial, lo hace físico y tangible.

Los vehículos son completamente funcionales. Cada personaje tiene el suyo, que es de alguna forma su igual motorizado, en él están materializados los rasgos del personaje. Son obras de arte cuidadas al detalle, son el alma y el cuerpo sólido de la película, distintos según la tribu que los utilice y amoldados al desierto. El Interceptor V8, la fiel montura de Max, con la que ha podido contar desde la primera entrega le es arrebatada, como su libertad, y readaptado al yermo, lo han convertido en un vehículo de batalla, a su vez, Max también debe adaptarse al medio para poder continuar su lucha por la supervivencia.

Si consideramos a los vehículos como personajes, el papel protagonista lo tendría el Camión de Guerra, funciona como decorado interior y exterior y como protector de los protagonistas, se convierte en su santuario, una fortaleza rodante que les permite ser libres, sobrevivir a la huida y mantenerse en la vuelta, sufre sus heridas propias y es alentado a continuar, Nux repara sus motores mientras que Max escupe gasolina en la entrada de aire para conseguir una pequeña ventaja sobre sus perseguidores.

Sin el sonido no se podría considerar Mad Max: Furia en la carretera. Ben Osmo fue el encargado de sonido, estuvo seis meses en Namibia (localización del rodaje) recogiendo con el micro camiones, explosiones y colisiones. Cuando Miller le propuso la idea todavía no existían medios técnicos para grabar las locuras exigidas por el director, pero en 2013 ya empezaron a poder plasmarse los sueños de George, los vehículos tenían que conducir unos kilómetros alejándose del equipo de sonido sin que en ningún momento se perdiese la conexión.

El compositor de la música es Tom Holkenborg/Junkie XL, que ya trabajó en Batman, The Dark Knigth Rises (2012), Inception (2010) y Black Mass (2015), entre otras. Además de componer los temas de la película los personajes tenían una coletilla musical propia que los identifica, por ejemplo, la de Max eran uno, dos o tres toques con el chelo, representado como un animal incontrolable que puede estallar en cualquier momento, el de Furiosa es un tema melódico muy sentimental, que muestra la desesperación que siente al descubrir que su lugar natal ya no existe.

Finalmente, creo que la clave para entender Mad Max está en la firmación del director en una rueda de prensa: «Creo que las películas de acción son como música visual, y Fury Road está entre medias de un concierto salvaje de rock y una ópera». Y ciertamente Miller lo que está haciendo es dirigir una orquesta, con sus crescendos y diminuendos, las pausas dramáticas y el carácter cíclico de la película, que se podría catalogar incluso de rima en como al final vuelven al inicio pasando por los mismos puntos.

Que haya en una persecución una banda con tambores en un camión de guerra lleno de altavoces, subwoofers y bocinas, y, con un guitarrista ciego equipado con una guitarra eléctrica que además lanza fuego es una visión un tanto extraña, pero puesta en el contexto que es Fury Road tiene algo de genialidad. Al ser una huida cada vez que se escucha la música tronando de los perseguidores se augura la acción, es una curiosa forma de música intradiegética. Sin embargo la música extradiegética orquestal también está presente y de una forma abrumadora, es más intimista y hace acto de presencia con especial intensidad en dos de los momentos álgidos de sus 120 minutos de duración, el primero es en la impresionante tormenta de arena y el segundo es la desesperación de Furiosa al saber que su paraíso, el Paraje Verde, objeto de su búsqueda, ha dejado de existir, esta desolación es patente y sobrecoge al espectador.

Es una vuelta a lo que el crítico Tom Gunning denominó a finales de los 80 el cine de atracciones, al que el espectador acudía para captar una emoción instantánea que le sorprendiera y le dejara impactado. Al no existir el cine narrativo los directores impresionaban a su público con trucos de magia impensables en la gran pantalla. Su propósito no es tanto enseñar una línea narrativa interesante como causar una impresión en los espectadores que no están acostumbrados a ese despliegue de medios, esto se traduce en la imagen por la imagen.

Nux contemplando maravillado la tormenta “Oh what a day, what a lovely day”

Conclusiones

El análisis de la estructura fílmica de Mad Max: Furia en la carretera revela las siguientes constantes:

  • Miller es consciente de su héroe arquetipo y maneja con destreza los recursos del viaje del héroe, pero dota de personalidad propia a su obra con toda su mitología para convertir el mundo inexistente de Max en algo tangible.
  • Miller también platea algunas de las preguntas existencialistas del ser humano, ¿Quiénes somos y cuál es nuestro fin en la vida? Aborda los temas con estrategia dual: vida-muerte, libertad-esclavitud e individualismo-comunidad. Estas dicotomías son esenciales en la trama.
  • El aparente feminismo subyacente de la película no es tal: Max y Furiosa actúan como semejantes. Hay una fuerte crítica al patriarcado opresor con tintes machistas. La película es, ante todo, un canto a la vida.
  • La película reivindica la vigencia del espectáculo circense con orquesta y concierto de rock mientras se suceden las atracciones, choques y explosiones, es la espectacularidad de la imagen por la imagen.

Jacobo Poole

“Mad Max: Fury Road” como algo más que un gran espectáculo de acción orquestada (parte I)

El héroe en “Mad Max: Fury Road” (parte II)

Semillas de vida y muerte. “Mad Max: Fury Road” (parte III)

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Anexos

Temas musicales de la película:

  • «Survive»
  • «Escape»
  • «Immortan’s Citadel»
  • «Blood Bag»
  • «Spikey Cars»
  • «Storm Is Coming»
  • «We Are Not Things»
  • «Water»
  • «The Rig»
  • «Brothers in Arms»
  • «The Bog»
  • «Redemption»
  • «Many Mothers»
  • «Claw Trucks»
  • «Chapter Doof» (Extended Version)
  • «My Name Is Max» (Extended Version)
  • «Let Them Up»

Fragmento de entrevista realizada por Alberto Moreno publicada en la revista GQ

Vid. completa en Revistagq.com

GQ: ¿Consume mucho cine?
G.M: Una cosa triste que me sucede es que me gustaría ver todo lo que se hace pero no hay tiempo material. La gente a veces me pregunta por qué hice las películas de Happy Feet, las de Babe y los Mad Max, y es muy simple: cuando era joven no tenía hijos y podía rodar los Max. Luego llegaron ellos y lo único que hacía era ver películas infantiles, así que me fasciné con la animación y la abordé por mí mismo porque en mi mente no había otra cosa. Cuando crecieron los niños pude volver a Mad Max.

GQ: ¿Me está sugiriendo que si no hubiera tenido hijos habría hecho 20 entregas de Mad Max?
G.M.: Probablemente [entre risas]. Lo que es seguro que no habría hecho películas infantiles.

GQ: De Furiosa (el personaje interpretado por Charlize Theron en Mad Max: Fury Road) ha dicho que es un personaje a la altura de la teniente Ripley (Alien)…
G.M.: Creo que es el más personaje femenino más único desde aquel, sí.

GQ: ¿Ponerla en el medio de Fury Road fue una decisión feminista?
G.M.: No fue algo meditado pero se decantó según rodábamos. En la segunda película (Mad Max 2. El guerrero de la carretera) había una guerrera (Warrior Woman) que salía poco y moría en la última batalla, pero era un personaje importante, y siempre pensé como sobreviviría una mujer dentro de ese mundo brutal. Cuando para la última trama pensé en la huida a través de Wasteland de una caravana de esposas supe que solo podía protagonizarla una mujer.

GQ: ¿Le parece oportuno entonces que se analice desde una perspectiva de género?
G.M.:
Cuando cuentas historias alegóricas la gente coge lo que necesita para dotarlas del significado que completa su manera de pensar, pero lo que es cierto es que con un hombre habría sido una historia muy diferente. En el mundo de hoy hemos visto el emerger la figura de la mujer más rápidamente que en cualquier otra época, con excepciones maravillosas. Soy fan máximo de Catalina la Grande, la emperatriz rusa del siglo XVIII, porque mientras escribía la película leí una biografía suya que me encantó. Mi vida personal siempre se ha regido por unos esquemas muy patriarcales (escuela de chicos, facultad de medicina donde éramos un 70% de hombres, no como ahora que hay 50%-50%…). Ahora mi mujer es quien monta la película porque es mucho más dura y expeditiva que cualquier hombre con las partes redundantes, y mi madre, que tiene noventaypico años, es también muy fuerte, así que estoy rodeado de mujeres con gran personalidad y quizá por ello la historia me ha quedado así.

Entrevista al compositor de sonido (vídeo)

Bibliografía

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