72%: Supervivencia

· 72% sigue la estela del espeluznante Graffiti (2016) y confirma ese halo devastador que acompaña el último cine del director barcelonés.

Un primer plano muestra la imagen de una gota que rebosa sobre un pequeño recipiente mientras un hombre sediento bebe agua. La secuencia, potenciada por la impresionante música de Iván Cester y Javier Bayón, introduce este nuevo trabajo apocalíptico de Lluís Quílez.

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72% (2017) sigue la estela del espeluznante Graffiti (2016) y confirma ese halo devastador que acompaña el último cine del director barcelonés. El título se refiere al porcentaje de agua que contiene la piel humana. Quílez indaga en la hipótesis de qué ocurriría si un bien tan básico para el hombre escasease. Algo que ya hizo Eduardo Chapero-Jackson en The End (2008), aunque aquí el conflicto por la supervivencia se presenta de forma menos violenta.

El cineasta catalán cuenta en su haber con trabajos de enorme valía: Avatar (2005), Yanindara (2009) y su primer largometraje Out of the dark (2014). En todas sus películas son valores constantes el dominio técnico y el equilibrio narrativo, señas de identidad que confirman una trayectoria ascendente.

En un territorio inhóspito, donde el agua es un tesoro, contemplamos las manos entrelazadas de hombres anhelantes -multiétnicos- que comparten el manjar de la existencia, ese líquido elemento escondido en un infierno desolador. Sobre las grietas que dibuja el terreno ardiente y bajo un sol endiablado, un hombre junta dos piedras y regresa, simbólicamente, al origen de la humanidad. Lluís plantea las posibles consecuencias de la degradación del ecosistema.

La obra estéticamente es bella. La fotografía de Alberto Bañares traslada la agonía existencial de unos seres sin presente y mucho menos con futuro, creando una caligrafía visual entre fúnebre y agónica en la que siempre está presente la tierra árida, sin vida y donde la puesta en escena cuenta con la dirección artística de Txarly Gómez, que descubre esos rostros humanos y moribundos que expresan un viaje sin retorno a los infiernos.

La simetría que consigue Lluís Quílez en la pieza recupera elementos comunes en su cine como el goteo de Avatar y de Graffiti -siempre, el agua-. La cinta realza su estética con hermosos y dolorosos primeros planos: el instante de amamantar al bebé, como acto de prolongación de la vida.

El leitmotiv del goteo encadena con el llanto de un niño y crea una musicalidad muy especial. En ese submundo renace la violencia, el ser humano se convierte en su peor enemigo y la convivencia se rompe porque debe compartir un bien escaso, aflorando su instinto más irracional.

72% es una fábula un tanto mística, un canto a la defensa y al equilibrio del medio ambiente como símbolo de armonía y que, además, alerta de los funestos efectos de la mala gestión de los recursos que nos ofrece la madre naturaleza. Pieza totalmente recomendable.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Alberto Bañares
  • Montaje: J.L.Romey, Pau Morrell
  • Sonido: Jordi Cirbián
  • Música:  Iván Cester, Javier Bayó
  • Dirección de Arte: Txarly Gómez
  • Duración: 20 min.
  • Público adecuado: +18 años
  • España, 2016
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