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Mi amado, Las montañas

Martín Menacho sigue en esta pieza la estela de Pata negra (2015), ofreciendo un relato inspirado en el Cántico espiritual nº 8 de San Juan de la Cruz, en concreto, en algunas de sus bellas estrofas

Mi amado, Las montañas: Espíritu

· Mi amado, las montañas es un relato inspirado en el Cántico espiritual nº 8 de San Juan de la Cruz.

En la primera secuencia de Mi amado, Las montañas (2017), de Alberto Martín Menacho, contemplamos un acto de supervivencia: en plena naturaleza, unos buitres se dan un festín a cuenta de otro animal en descomposición.

El sonido rescatado de ese espacio natural inunda este paisaje, donde observamos cómo el ruido de un carruaje deja constancia de su tránsito por esos inhóspitos parajes, aunque plenos de belleza. Soledad invadida por seres que forman parte de ese entorno en el que los olivos centenarios testimonian el estruendo de las escopetas en una jornada de caza en la dehesa extremeña.


Martín Menacho sigue en esta pieza la estela de Pata negra (2015), su anterior trabajo, ofreciendo un relato inspirado en el Cántico espiritual nº 8 de San Juan de la Cruz, en concreto, en algunas de sus bellas estrofas: «las montañas, los valles nemorosos, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos, la música callada, la soledad sonora». De tal forma que crea un poemario visual que se impregna del espíritu evocador de la naturaleza y en el que el paisaje acoge sonidos y silencios, esa soledad sonora que tanto inquietaba a Juan Ramón Jiménez. Imágenes encadenadas que descubren el fragor de unos niños cuyo aprendizaje queda inmortalizado en primeros planos que fijan sus rostros de expectación ante lo desconocido. Una infancia portadora de armas que matan, que superan la vertical de sus propios cuerpos.

El canturreo de las aves compone la música de ese encuentro de miradas esquivas de los cazadores y guía el movimiento en la oscuridad de la noche cuando la dehesa vigila la búsqueda de la presa codiciada.

Hay mucho y buen cine en esta pieza de Martín Menacho. La caza (1966), de Carlos Saura, El espíritu de la colmena (1973), de Víctor Erice, y El corazón del bosque (1979), de Manuel Gutiérrez Aragón, asoman en un documental cuya puesta en escena recrea una tradición milenaria, la caza, y, sobre todo, exhibe una mirada integradora, que se imbrica del espíritu de los habitantes del mundo rural.

La calidad de la fotografía de Diego Cabezas captura la quietud y contemplación de unos personajes que sugieren con su imagen un espacio casi pictórico. Un horizonte donde uno de los cinco elementos, el fuego, también reclama protagonismo en este trayecto sonoro que el cineasta encadena, de manera brillante, con las campanas de una iglesia y con el recogimiento espiritual de unas mujeres enclaustradas en casas oscuras y rezando el rosario: viviendas vestidas de blanco en su exterior -Extremadura-. El sonido expande este retrato intimista y Diego Pérez, su artífice, recoge tanto el estallido del herrero que golpea la herradura de un caballo como el canto fervoroso de unos devotos en procesión.

El autor de Pata negra alcanza un imaginario poético que afirma la representación de un modo de vida y que profundiza en las raíces de cada uno de nosotros. Su mirada concibe un hermoso lienzo sobre cuyas texturas deambulan personajes anónimos.

De los numerosos ruidos explorados surge la voz celestial de Rosalía, acompañada por la guitarra de Raül Refree. Así, Mi amado, Las montañas transmite las formas de vida y las expectativas de unos individuos cuyos sueños escapan a su voluntad.

Alberto Martín Menacho prosigue la línea etnográfica de su anterior trabajo y muestra una sugerente mirada -con la huella espiritual de San Juan de la Cruz– que privilegia la estética y que se acerca a la relación del hombre con la naturaleza. La cinta es una comunión de imágenes que se sirve de algunos primorosos primeros planos para definir ese sentimiento común de quimérica esperanza y donde la montaña suprema arropa este vendaval de magia visual. Pura emoción y deleite contemplativo.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Diego Cabezas
  • Montaje: Antonio Trullén
  • Música: Rosalía, Raül Refree
  • Sonido: David Pérez
  • Duración: 24 min.
  • Público adecuado: +7 años
  • Productoras: Head Géneve, Izmo Producciones
  • España, 2017
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