Amianto: Hastío
· Marco controla el tempo narrativo, creando una pieza que mantiene una profundidad incuestionable y que fija algunas claves llenas de incertidumbre que apelan continuamente al espectador.
En estos tiempos de pandemia, en los que se cuestionan las relaciones sociales, inquieta conocer qué lugar ocuparán en nuestras vidas los sentimientos, las emociones y, esencialmente, cómo nos seguiremos relacionando. Belén Sánchez-Arévalo y Javier Marco inciden en el análisis de los procesos de comunicación del ser humano. Amianto (2021), su reciente trabajo, escudriña la carcomida relación de un matrimonio entregado a los silencios, una pareja que rompe esa barrera de alejamiento con abrazos puntuales. Ambos –Sonia Almarcha y Patxi Freytez– dedican su rutina a recoger objetos de un vertedero.
Marco controla el tempo narrativo, creando una pieza que mantiene una profundidad incuestionable y que fija algunas claves llenas de incertidumbre que apelan continuamente al espectador. Concibe una estética muy cuidada en la que León Velasquez atrapa lumínicamente esa atmósfera de soledades acompañadas, oxímoron que define el estado de la relación que exhibe el director alicantino. El corto, de clara resonancia pictórica -interiores que recuerdan a la obra de Vermeer- desvela un espacio adornado de objetos en desuso, entre los que destaca el disfraz de erizo. Materiales como el palet, que sirve de cabecero a la cama, y la omnipresencia de la figura del disfraz son una metáfora de los cimientos sobre los que se asienta una relación que sobrevive en la duda emocional.
Ese espacio umbrío me recuerda a otro mostrado recientemente por Adán Aliaga y Álex Lora en el brillante documental The Fourth Kingdom (2017), donde un grupo de hombres habita en la espera infinita mientras trabaja en un centro de residuos en Nueva York.
Amianto es bella en el desaliño que enseña, por eso es un acierto absoluto la colaboración de Christopher Slaski, un excelente músico que deja huella en la cinta. Su arreglo musical de Cum Dederit, de Vivaldi, interpretado por Lawrence Zazzo y la suma de diferentes instrumentos de cuerda, subraya momentos brillantes. Además, como es habitual en la filmografía de Javier Marco, los intérpretes, en este caso una muy grande de nuevo Sonia Almarcha y Patxi Freytez, un retorno muy esperado, convergen en la excelencia, aportando mucha verdad a sus perfiles.
Así, el cineasta alicantino firma una pieza existencialista y abierta a la participación del espectador que profundiza en la incomunicación y sus derivas y que comparte con sus últimos cortometrajes el mismo calificativo: sublime en su concepción y desarrollo.
Ficha Técnica
- Dirección: Javier Marco,
- Guion: Belén Sánchez-Arévalo, Javier Marco,
- Intérpretes: Sonia Almarcha, Patxi Freytez,
- Montaje: Javier Marco
- Fotografía: León Velasquez
- Música: Christopher Slaski
- Arte: Jaime Boyero
- Sonido: David Rodríguez
- Duración: 18 m.
- Público adecuado: +14 años
- España, 2021