Un país extraño, de Laura Pousa

Cortometraje: Un país extraño, de Laura Pousa. Incertidumbre

· Un país extraño custodia una estética cimentada en el do­minio formal que lleva a cabo Laura Pousa, que maneja el encuadre con planos muy interesantes.

Un primer plano de la carga de una escopeta en un cam­po de tiro nos presenta a Rosa (Rosa María Mateo), ico­no mediático durante una etapa crucial de nuestra his­toria, la transición, y protagonista de Un país extraño (2018), último trabajo de Laura Pousa, quien co-dirige jun­to a Ricardo Steinberg Mein Liebe (2011). Steinberg pro­duce ahora esta pieza en la que la cineasta ca­vila sobre las emociones, la memoria y el paso del tiem­po.

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Guionista de la serie Cuéntame cómo pasó durante ca­si una década y profesora universitaria, Pousa escribe el libro La memoria televisada-Cuéntame cómo pasó (2016), un estudio muy recomendable sobre una de las se­ries más longevas de la televisión. Durante años, ejerció la crítica de cine en FILA SIETE y participa en nuestros volúmenes anuales CINE PENSADO.

La cinta cuenta el periplo que vive una mujer -en una muy interesante labor interpretativa de Mateo-, a la que mi­ma la fotografía de Sara Gallego, que está atrapada por la incertidumbre existencial y que opta por la huida, co­mo catarsis personal.

Su apresurada amistad con Laia (brillante Vicky Luen­go) la acerca de nuevo al mundo de la cultura, de la vida activa, como ella misma reconoce: «echo de menos la pulsión», en el instante en el que la emoción se apo­dera de ella durante la actuación de su nueva amiga en el teatro, que Pousa intensifica con un primoroso pri­mer plano de la actriz teatral.

La directora se vale de algunos elementos para esta­ble­cer una analogía histórica. El sonido de una radio con­tex­tualiza la situación actual (proceso independentis­ta ca­talán) con el plano de la Cafetería Pepe Botella (guerra de la independencia española).

Un país extraño custodia una estética cimentada en el do­minio formal que lleva a cabo Laura Pousa, que maneja el encuadre con planos muy interesantes. La pieza con­fronta dos mundos que, curiosamente, tienen más en común de lo que parece: la espera, ese motivo que aquí mueve a los personajes femeninos protagonistas y que el maestro Edward Hopper captó magistralmente en sus pinturas.

Otro elemento audiovisual que hace más fluido el re­lato es la música de María Rodés. Su voz, cálida y vi­brante, acrecienta la intensidad emocional de una película que se completa de manera circular, enlazando for­malmente el primer plano y el final.

Por tanto, Un país extraño es una ajustada reflexión so­bre la vida de una mujer que transita por una nebulosa personal que quizá sea una metáfora sobre la turbulenta historia de nuestro país.