Vida oculta (A Hidden Life): Una película perfecta

· Vida oculta (A Hidden Life) | Estreno 7 de febrero de 2020.

· El director de Malas tierras es un artista de lo esencial, que sabe que la duración de un filme como Vida oculta (A Hidden Life) ha de ser la ade­cuada para lo que se trata de contar.

Vida Oculta | “… for the growing good of the world is partly dependent on unhistoric acts; and that things are not so ill with you and me as they might have been is half owing to the number who lived faithfully a hidden life, and rest in unvisited tombs”.

“… porque el bien creciente del mundo depende en par­te de actos no históricos; y que las cosas no estén tan mal entre nosotros como podrían haber estado en parte de­bido al número de los que vivieron fielmente una vida ocul­ta, y descansan en tumbas no visitadas”.

Una cita de Middlemarch de George Eliot cierra el fil­me más esperado de la temporada cinéfila. Su director presumiblemente no lo defenderá, no dará ruedas de prensa, ni concederá entrevistas, aunque asistió a la proyección de la película en Cannes como ya hizo en 2012, cuando El Árbol de la Vida ganó la Palma de Oro. Te­rrence Malick en plena era de los selfies lleva, como el protagonista de su película: Una vida secreta.

Sin embargo, a partir de su estreno en Cannes, el dé­ci­mo largometraje de Terrence Malick pasará a conver­tir­se en el filme más comentado por la crítica. La pelí­cu­la se rodó en 2016, han pasado tres Cannes hasta que Ma­lick ha terminado el montaje, el momento de su estreno parecía que nunca iba a llegar… Hubo rumores, el di­rector había entrado en un bache creativo.

La espera ha merecido la pena. El filme es soberbio, la obra magistral de un director en cuya filmografía hay ver­daderas joyas, pero faltaba una obra en la cual la for­ma y el contenido se conjugaran con un equilibrio tan conseguido como es el caso de esta Vida oculta (A Hidden Life). Tiem­po habrá para que los expertos en Malick buceen en las claves de su nuevo filme, en cuanto a su potencia ci­nematográfica solo cabe apuntar que seguramente no ha­ya ahora mismo una película en el panorama autoral que pueda compararse.

Una devastadora experiencia emocional

Y es que es una cinta difícil de describir: no es tanto una suma de sus partes, fotografía, interpretación, montaje, como una devastadora experiencia emocional. En el cen­tro del relato un dilema moral que recuerda a los novelistas rusos si no fuera porque la historia que cuenta el filme es totalmente real. En 1942 un granjero austría­co se negó a jurar fidelidad a Adolf Hitler, poniendo en jue­go su vida por una cuestión ciertamente mayor, la obli­gación de seguir la propia conciencia y enfrentarse a la tiranía.

Malick, el ultimo Salinger de la modernidad, ha decantado su arte hasta entregar el filme perfecto, el más clá­sico y equilibrado de los que ha rodado hasta ahora. Es una obra bella pero conmovedora llena de pasión y emo­ción. Sin duda, el recuerdo de Dreyer, Bresson y Ro­ssellini planea sobre el espectador. No tanto porque Ma­lick recoja influencias sino porque las emociones que con­voca esta película son puras y bellas como las que evo­ca el cine de los maestros antes citados.

El director de Malas tierras es un artista de lo esencial, que sabe que la duración de un filme ha de ser la ade­cuada para lo que se trata de contar. Vida oculta (A Hidden Life) es un drama del calibre de La lista de Schindler o El pia­nista con la salvedad de que el conflicto es interior. Su autor ha tenido que pelear el ritmo de la película en la sala de montaje para que el filme transmita con su­ficiente intensidad el conflicto tratado, evitando sin em­bargo caer en la redundancia de motivos y situaciones. La estrategia enunciativa, una voz narrativa que se des­dobla, es común a sus otros filmes y la potencia de los pensamientos y evocaciones de sus personajes conmue­ve.

Se trata también de una película política en el senti­do norteamericano del término, el guion trabaja muy bien el conflicto entre un personaje enamorado de la ver­dad y una comunidad que no sabe o no quiere ver la tiranía a la cual se ha sometido. El guion también es brillante al evitar los juicios, el protagonista es tan hu­milde que ni siquiera se atreve a condenar a aquellos que le acusan; se trata por tanto de una película religiosa por su capacidad de trascender lo visible.

Hablamos de un salto cualitativo en la obra del direc­tor de Días de Cielo; el filme deja de lado el panteísmo emer­soniano que inspiraba El Árbol de la Vida y se afirma en una dirección más trascendente. Desaparece la ten­tación gnóstica, en Vida oculta no hay epifanías, la imagen es más ontológica, simple y pura.

Tal vez se haya producido un cambio de tercio en la obra del director, tal vez hasta hoy todo haya sido una pro­digiosa búsqueda. El filme es sencillo y accesible para un público masivo; presumiblemente será el aspirante más prestigioso de la temporada de premios.

En el apartado musical de nuevo Arvo Part o Woj­ziec Kilar en la banda sonora, en esta ocasión con el con­curso de James Newton Howard y coros de Bach; las can­tatas y oratorios de este último al fondo aunque la pe­lícula sigue la estructura de un réquiem.

Por último, siempre hay que agradecer la sinceridad de un artista que despoja a su película de oropel promo­cio­nal. Vida oculta (A Hidden Life) es un ejemplo de cine que se de­fiende solo, que solo puede comprenderse en una sala de proyección y que ha de ser degustado con calma, co­mo una experiencia íntima, una charla interior que que­da en la memoria del espectador que se atreva a contemplarla.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Jörg Widmer
  • Montaje: Rehman Nizar Ali, Joe Gleason, Sebastian Jones
  • Música: James Newton Howard
  • Duración: 175 min.
  • Público adecuado: +16 años
  • Distribuidora: Fox
  • EE.UU. (A Hidden Life), 2019
  • Estreno: 7.2.2020
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