A War (Una guerra): Muchos frentes
· Todo fluye con naturalidad en A War (Una guerra), gracias también a unas interpretaciones soberbias plagadas de gestos y detalles verosímiles.
En los últimos años, el cine europeo nos ha regalado excelentes películas de guerra, de mimada factura, con un enfoque distinto, complejo y menos maniqueo que el habitual estadounidense. Hablar de cine bélico danés supone añadir un grado de interés, y con Tobias Lindholm como director y guionista, un plus de expectación.
El tercer largometraje dirigido y guionizado por el cineasta (R, Secuestro) no es solo ni sobre todo una película de guerra, sino un drama intimista pertrechado de casco, botas y metralleta, con dos frentes: el campo lleno de minas de la provincia afgana de Helmand, donde el ejército danés, comandado por Claus Michael Pedersen –Pilou Asbæk (Borgen), actor habitual del director-, trata de mantener vivos a sus hombres y defender a la población civil de los abusos de los talibanes; y el hogar, a miles de kilómetros de distancia, donde su esposa lidia valerosa con tres hijos que sufren la ausencia del padre, cada cual a su manera y según su edad.
Lindholm llevaba años queriendo hacer una película de guerra, pero buscaba un punto de vista diferente. Se lo ofreció un artículo publicado en 2012 sobre un oficial que, antes de volver a Afganistán por segunda vez, decía que no tenía miedo a morir en la guerra sino a ser procesado al volver a casa. A War (Una guerra) desarrolla un argumento que pivota sobre este tema.
¿Cómo tomar una decisión rápida y prudente cuando no hay tiempo ni posibilidad de recabar datos? ¿Es posible juzgar a miles de kilómetros, solo con el frío registro de la tecnología, la conciencia de un hombre justo? Pedersen se enfrenta a un juicio por un presunto crimen de guerra que puede costarle la cárcel y el fin de su vida profesional y familiar. Aquí es donde el guion conecta con el de otras películas de su filmografía como La caza (Vintenberg, 2012), cambiando el juicio de la opinión pública por el de los tribunales. A Lindholm le gusta hacer películas que tengan varias capas y obliguen al espectador a hacerse preguntas incómodas. En este caso sobre la guerra, la familia, la globalización, etc., sin caer en un simplismo panfletario.
Lo logra con un guion muy bien trabado, que supera los riesgos de esa división en dos partes -el drama bélico por un lado y el judicial por otro- con secuencias concatenadas, como las del fuego cruzado en tierras afganas y la llegada a las urgencias hospitalarias de su mujer; y escenas de gran fuerza visual, como la doble visión de los pies infantiles.
Todo fluye con naturalidad gracias también a unas interpretaciones soberbias -además de Pilou Asbæk, Tuva Novotny, en el papel de esposa y compañera, Søren Malling (Borgen), como abogado, y esos tres maravillosos niños- plagadas de gestos y detalles verosímiles -la terraza del hogar que recoge confidencias telefónicas a deshora, pensamientos y temores.
En el capítulo técnico, la música intencional y la cámara al hombro -heredera del movimiento Dogma 95- persigue nerviosa y fragmentariamente a los personajes en las escenas de guerra, otorgándoles un tono documental, o se acerca hasta el primer plano abriendo diafragma para escrutar su intimidad. En las escenas de las minas se masca la tensión ambiental y en general los efectos especiales están muy logrados. Cabe destacar que los soldados que aparecen son miembros del ejército danés que realmente estuvieron en Afganistán.
Ficha Técnica
- Dirección: Tobias Lindholm,
- Guion: Tobias Lindholm,
- Intérpretes: Pilou Asbæk, Tuva Novotny, Dar Salim, Søren Malling, Charlotte Munck, Dulfi Al-Jabouri, Alex Høgh Andersen, Jakob Frølund, Phillip Sem Dambæk,
- Fotografía: Magnus Nordenhof Jønck
- Montaje: Adam Nielsen
- Música: Sune Wagner
- Duración: 115 min.
- Público adecuado: +16 años (V)
- Distribuidora: Abordar
- Dinamarca (Krigen), 2015
- Estreno: 22.9.2017