Alabama Monroe: Un mal cóctel que entra fácilmente y deja resaca
Debajo de los camuflajes, la película manipula emocionalmente al espectador de una manera irritante
Alabama Monroe es la historia de un amor apasionado entre dos seres dispares, Elise, tatuadora, y Didier, músico de un grupo de country, que la vida pone a prueba cuando a la hija de ambos le diagnostican una leucemia. Hace un par de años la película francesa de Valérie Donzelli, Declaración de guerra, desarrollaba un argumento similar. Y, además, esta cuarta película de Felix Van Groeningen es la adaptación al cine de la obra de teatro The broken circle breakdown, escrita por el amigo del director Johan Heldenbergh, que protagoniza al personaje masculino tanto en la obra de teatro como en la película.
De modo que el tema no es nuevo, aunque sí el enfoque y el tratamiento. Porque mientras la francesa golpeaba con realismo y elegancia en la piedra del toque del amor entre Romeo y Julieta, dejando al descubierto la impotencia y el desgaste, la belga sube a los personajes y al espectador a una «montaña rusa» -palabras textuales del director- alambicada, tramposa y manipuladora.
Entro sin anestesia en el juicio, porque el estreno en España de Alabama Monroe viene precedido por el marchamo de «película de moda en Europa» que han contribuido a sellar el premio del público en Berlín y en Sevilla, un par de galardones a la mejor actriz en Tribeca y en los EFA, el Lux que otorga el Parlamento Europeo y la candidatura a película extranjera de los Oscar por Bélgica. Y un crítico no debe confiar a ciegas en las etiquetas ni en los prejuicios.
Las dotes artísticas, tanto cinematográficas como musicales, de Veerle Baetens y de su pareja masculina son relevantes, al igual que la ambientación country, y es lógico que el público haya quedado subyugado por lo vertiginoso del carrusel pero, como en cualquier calle del infierno, cuando se acaban la música y las luces, aparece la tramoya, el truco y el cartón piedra. Con otra temática no hubiera importado tanto, pero la maternidad, la enfermedad, la muerte, el miedo a la pérdida, el vacío existencial, el dolor, el amor y la religión merecen un tratamiento noble, no un cóctel ideológico-emocional que anule la capacidad de análisis de un espectador que sale contento después de haber asistido a un dramón de serial de clase B en el que lo único que se nos dice, como indica el título original -la crisis del círculo roto-, es que hay situaciones que el amor no supera.
Van Groeningen ha realizado su película en el laboratorio de postproducción confiando en el libreto de teatro, la potencia de la música de bluegrass, cuna de la música country, y la sensualidad de los personajes, que son los mismos actores de la obra de teatro. Y reconoce que se ha perdido varias veces, pero al final han encajado las piezas. Yo no lo creo. Se notan a la legua los costurones en la narrativa fragmentada mediante flashbacks de diferentes niveles temporales con los que se intenta dar emoción y empuje a una trama que, tal y como está pergeñada, no hubiera aguantado de resolverse de manera lineal.
Hay ideas interesantes como el resumen de la vida de Elise en la geografía de sus tatuajes, o la metáfora de los pájaros que golpean en el cristal, pero hay excesos que rechinan mucho y hacen poco creíble la historia: el recurso constante al sexo envuelto en una luz almibarada, la superposición de tragedias soportable solo por las notas ligeras y melancólicas de la música, los discursos ideológicos sobre las células madre y contra la religión, la falta de sustento de las referencias fideístas y ateas de los dos personajes y un final tremebundo y pesimista pero maquillado de romanticismo facilón de 14 de febrero.
Alabama Monroe, en resumen, es como un mal cóctel. Tiene ingredientes fuertes: licores múltiples de garrafa y mucho azúcar, por eso se sube rápido y parece dar alas… pero al cabo de un rato viene el resacón del que solo quedan un tatuaje y una canción de bluegrass. A algunos nos gusta más degustar conscientemente un buen licor, aunque sea fuerte.
Ficha Técnica
- Dirección: Felix Van Groeningen,
- Guion: Felix Van Groeningen, Carl Joos,
- Intérpretes: Veerle Baetens, Johan Heldenbergh, Nell Cattrysse, Geert Van Rampelberg, Nils De Caster,
- Fotografía: Ruben Impens
- Montaje: Nico Leunen
- Música: Biorn Eriksson
- Duración: 112 m.
- Distribuidora: Golem
- Público adecuado: +18 años (X+D)
- Estreno en España: 14.2.2014
Bélgica, Holanda (The Broken Circle Breakdown), 2012.