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Ali Zaoua, Príncipe de Casablanca

Ali Zaoua, Príncipe de Casablanca

Ali Zaoua, Príncipe de Casablanca: una aventura humana

Ali Zaoua, Príncipe de Casablanca y sus amigos KwitaOmar Boubker son niños de la calle; viven en las ruinas de una casa abandonada en el puerto de Casablanca. Cuando se deciden a abandonar la banda del sordomudo Dib, mayor que ellos, éste no los quiere dejar marchar; la calle tiene sus propias leyes y el jefe explota a sus muchachos y abusa de ellos. En una pedrea entre la banda y los cuatro amigos, una piedra da en la cabeza de Ali con tan mala fortuna que le causa la muerte. Así de fácil es morir para quien conoce el mundo de las drogas y la violencia desde su infancia, en el que no existe más objetivo que sobrevivir. Kwita,Omar Boubker deciden enterrar a Ali Zaoua «como un príncipe». Un viejo marinero que había aceptado a Ali como grumete, les ayuda a preparar el entierro, en el que -después de cierta vacilación- también participará la madre de Ali, una prostituta a quien acaban por contar la verdad.

El sueño de Ali era ser marinero, pues confiaba en encontrar así la «isla de los dos soles»: en plena miseria, los niños de la calle guardan sus sueños y fantasías, lo único que les ayuda a sufrir la dura realidad. También la película oscila entre la realidad y un planteamiento «ensoñador»; a diferencia de otros filmes, las transiciones de la realidad al sueño -por ejemplo, las personas que aparecen en un cartel publicitario cobran vida al ser dibujados con tiza- ayudan a que también el espectador sea capaz de soportar una miseria descrita sin idealización alguna.

Como un sector del cine iraní, también Ali Zaoua, Príncipe de Casablanca es una especie de «ficción documentalista»: con un guión ficcional describe un ambiente auténtico, pues los actores son aficionados que se representan a sí mismos. A pesar de la fuerza natural que despliegan los chicos en la pantalla, como otras documentaciones ficcicionales también Ali Zaoua, Príncipe de Casablanca adolece de cierta falta de tensión y clímax dramáticos. El trascurso de la acción, más que narrar, describe; ahora bien, este defecto no lastra demasiado; los rostros de estos niños, deformados por tanto aspirar cola y por las luchas con otros muchachos, son un libro abierto. Lo realmente extraordinario de Ali Zaoua, Príncipe de Casablanca es que se trata de un filme no sobre, sino con niños de la calle, una aventura más humana que cinematográfica.


Nabil Ayouch, el director, nacido en 1969, es hijo de marroquí y francesa. Durante dos años acompañó a trabajadores sociales de la ONG Bayti, que atiende a los niños de la calle en Casablanca. Según el propio director, «los primeros días resultaron agotadores; se produjeron muchos conflictos entre los niños, simplemente por el hecho de que tenían que convivir con otros. Se escapaban continuamente del rodaje. Sin embargo, pronto fueron aprendiendo a vivir con esas obligaciones; incluso aprendieron a valorar la disciplina que les exigía el proyecto. Era la primera vez en su vida que estaban intentando llevar algo al final». La Asociación Bayti vio en la película de Nabil Ayouch la posibilidad de poner los fundamentos para un nuevo programa de apoyo a los niños de la calle. Durante varios meses, educadores de Bayti ayudaron a encontrar a los «actores» y durante la fase de preparación y el rodaje los atendieron.

¿Qué ha aportado el filme a los muchachos? El director veía las cosas de modo realista: «Desde un principio no hubo lugar para mentiras. Les dijimos claramente que la película no cambiaría sus vidas, que no se convertirían de la noche a la mañana en estrellas; pero que a todos los que quisieran cambiar su vida, la película les podría ayudar a hacerlo». Según Najat M jid, la Presidenta de Bayti, es aún demasiado pronto para evaluar lo que el film ha aportado: «para un niño, después de haber trabajado en una película, resulta muy difícil aceptar la vida normal». Sin embargo, hay motivos de optimismo: tres de los cuatro protagonistas han vuelto a casa.

Francia/Marruecos/Bélgica , 2000.  Nabil Ayouch   Nabil Ayouch, Natalie Saugeon   Vicent Mathias   Krishna Levy   Mounïm Kbab, Mustafá Hansali, Hicham Moussoune, Abdelhak Zhayra, Saïd Taghmaoui  

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