Aliados

Aliados: Los sentimientos y las emociones necesitan cocción

· El guion de Steven Knight (Promesas del Este) tiene una buena idea mal desarrollada, contada con una pereza contagiosa.

Aliados es el paradójico título de esta película del veterano Robert Zemeckis, uno de esos directores célebres que jamás ha hecho una buena película, una película verdaderamente solvente. Porque qué quieren que les diga, su obra más conocida, Forrest Gump, nunca me ha parecido una buena película. El hombre es capaz de lograr momentos, secuencias, pero películas lo que se llama películas, no. Hay está Náufrago o Regreso al futuro para demostrarlo. Zemeckis pasa de los 55 minutos y empieza a tarifar.

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Digo que el título es paradójico porque mucha cosas se alían para que esta película de poderosa premisa sea llamativamente desangelada, carente de verdadera emoción. No ayuda el espantoso maquillaje de Pitt -maldita la falta que le hace- ni su casi permanente cara de estar calculando la raiz cuadrada de 1741. Tampoco la torpeza de un tempo que no logra casi nunca temperatura de combustión, de cocción para que los sentimientos parezcan creíbles y conmuevan. El casposo recurso al erotismo mecanicista pesa como un ancla y es ridículo, mucho. El guion de Steven Knight (Promesas del Este) tiene una buena idea mal desarrollada, contada con una pereza contagiosa.

Marion Cotillard hace lo que puede (es buena actriz y una mujer bellísima), pero su personaje no hay quien lo levante, porque tiene nulo carisma y no te crees nada de lo que le pasa.

Los minutos van cayendo y la película avanza previsible, hueca, plana. Así acaba, sin dejar un mínimo rastro. Una historia prometedora que naufraga porque se alían muchos elementos para impedir que navegue.