Amores locos

La mejor película de Beda Docampo, una interesante historia, bien contada y rodada con esmero

Amores locos (2009)

Amores locos: La delgada línea roja

El gallego Beda Docampo, después de estudiar cine en Buenos Aires, comenzó su andadura escribiendo guiones. Ya lleva muchos a sus espaldas y también numerosos premios (Camila, El último tren…). Y se nota su buen hacer.

Amores locos es una historia de amor curiosa y extrema. Julia es una joven cuidadora del Museo del Prado. Enrique, un prestigioso psiquiatra separado de su mujer, que realiza investigaciones sobre los delirios pasionales. Y su más interesante experimento lo encontrará en Julia, cuando ésta se obsesione con él, después de un encuentro causal en el Museo del Prado, ante una pintura flamenca del siglo XVII.

El guionista-realizador se ha superado al conseguir una integración de forma y fondo de la que adolecían películas anteriores, como Quiéreme (2002), tierna y llena de buenas intenciones, pero sensiblera. Amo­res locos es un drama bien construido. La trama y las subtramas interactúan positivamente: todos los personajes buscan desesperadamente el amor donde imaginan que está. Y todos pivotan alrededor de un personaje principal que, a diferencia de los otros, se asienta férrea y únicamente sobre el terreno que considera verdaderamente estable: su trabajo. Un trabajo que, casualmente, consiste en el estudio de toda esa «problemática amorosa», para el que utiliza la tan socorrida interpretación psicoanalítica freudiana. La película avanza despacio, contenida, equilibrada, al son de un guión que no deja un cabo suelto, con unos personajes bien perfilados, siempre fieles y coherentes.


De corte clásico, sabe jugar con presente y pasado, sueños y realidad. Se nota la estupenda labor de montaje de Irene Blecua (Mapa de los sonidos de Tokio, 2009). También la preciosista dirección de arte, con una paleta de colores muy estudiada. Las localizaciones son muy acertadas y Azpiroz hace un buen trabajo fotográfico. La música de Bardem es adecuada.

En la parcela interpretativa, Eduard Fernández, en su papel de analizador de emociones, está muy bien, aunque es un actor siempre asediado por el riesgo de la monotonía. Irene Visedo hace el mejor trabajo de su carrera, recompensado en el Festival de Cine Español de Toulouse. Hay dos secundarios de lujo: una estupenda Marisa Paredes y un siempre simpático Carlos Hipólito, que aporta una frescura muy de agradecer. No termino de entender que la película sólo se llevara el Premio del Jurado Joven en el Festival de Málaga.

Ficha Técnica

  • País: España, 2009
  • Fotografía: Juanmi Azpiroz
  • Montaje: Irene Blecua
  • Música: Juan Bardem
  • Duración: 92 m. Adultos
  • Distribuidora: Iroko Films
  • Estreno: 19.2.2010
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