Anonymous

Gran espectáculo visual que se pierde en su tono siniestro

Xavier Samuel y Rhys Ifans en Anonymous

Anonymous: Shakespeare, otra vez Shakespeare

Anonymous: Gran espectáculo visual que se pierde en su tono siniestro

Series como Los Tudor, Enrique VIII, Eli­sa­beth, y algunas películas como Un hombre para la eternidad, Ana de los mil días o Las hermanas Bolena, han familiarizado al gran público con la dinastía Tudor, principal­mente con la idea de que no convenía acer­carse demasiado a ellos pero, aparte de la moda palaciega y las intrigas, poco se apren­de con ellas. Ni siquiera las dos pelícu­las recientes dedicadas a la “Reina virgen” permiten saber cómo era Gran Bretaña en aquellos años y qué pasaba allí. Algo más se saca de cintas como Shakespeare in lo­ve y de las que han escenificado alguna de sus obras teatrales. La película de Emme­rich nos acerca, de un modo siniestro, a aquella corte y aquella ciudad, un ni­do de víboras donde cuidar las palabras y los gestos podía no ser suficiente para sobre­vivir.

Edward de Vere, Conde de Oxford, genial es­critor y cortesano, no puede mostrar su ta­lento: no es propio de la nobleza, tanto más cuanto que el teatro que escribe este no­ble podría ser considerado sedicioso; Ox­ford busca un hombre de paja para que firme y represente sus obras y se decide por un talento mediano de la escena, Ben Jon­son. Por una serie de accidentes, al final el fir­mante de los textos será William Sha­kes­pea­re, un vulgar actor de la compañía de Jon­son.


Roland Emmerich (Independence day, El día de mañana) esta vez ofrece un espectácu­lo diferente a sus magnas catástrofes, pe­ro es un espectáculo igualmente colorido e in­quietante, un mundo de intriga política y per­secución religiosa; de delación, cárcel y de­capitación. El esplendor de la corte contras­ta con la pobreza de las calles, por las que se avanza penosamente, con barro hasta la rodilla. El teatro se convierte en el pun­to de encuentro de grandes y pequeños, y en el teatro The Globe, Oxford se da cuenta del enorme poder de las palabras sobre el pue­blo.

La puesta en escena, la dirección y los ac­tores -la mayoría británicos- son excelentes y ello hace que Anonymous sea una obra interesante, aunque uno ignore casi to­do de Shakespeare y todo de los demás. Ade­más Emmerich bebe abundantemente de todos los que han trabajado la época, en es­pecial el Enrique V de Branagh y Sha­kes­pea­re in love, que sirven de guía al director y al público. Pero hay que lamentar que la lí­nea argumental de esta historia sea erráti­ca; en efecto, el guión se dispersa en dife­rentes historias, la de Ben Jonson, la de Sha­kespeare, la de Oxford, la rebelión de Essex, intrigas palaciegas y demás, y ningu­na es más importante que otras, y el espec­tador no logra simpatizar con ninguna, sal­vo que sea erudito en los temas que se men­cionan.

Es obligado mencionar la discusión sobre la autoría de las obras de Shakespeare que se inició hace más de dos siglos, y que el Con­de de Oxford siempre fue uno de los can­didatos favoritos a quien atribuir el genio de Shakespeare; pero considero excesivo tanto el tono sombrío de la película pa­ra defender esta dudosa tesis, a la que corres­pondería más el tono desenfadado de la co­media, como el retrato que han realizado del actor William Shakespeare -un auténtico cretino analfabeto-, para subrayar su ma­nifiesta inutilidad y el valor de Edward de Vere. La ficción histórica tiene sus leyes, que no se deben saltar impunemente.

Con todo, y con un par de breves y gratui­tas escenas indecorosas, se trata de un es­pectáculo fastuoso e interesante, especial­mente indicado para expertos en los temas que se tratan, la historia y el teatro.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Anna Foerster
  • Montaje: Zhan Haihong
  • Música: Harald Kloser
  • País: Alemania/EE.UU.
  • Año: 2011
  • Duración:  130 m.
  • Público adecuado: +18 años (sexo, lenguaje)
  • Distribuidora: Sony
  • Estreno: 11.11.2011

ANONYMOUS

Suscríbete a la revista FilaSiete

Salir de la versión móvil