Antlers: Criatura oscura

Antlers: Criatura oscura | Peli de …error

· Crítica de Antlers: Criatura oscura | Estreno 19 de noviembre de 2021.
· La película fracasa como relato porque abandona el factor humano, presentando así el único mejor resultado posible: el técnico.

Scott Cooper (1970) es, más allá de sus altibajos artísticos, un realizador y guionista de personalidad y trayectoria bien definidas. Tras cinco largometrajes en doce años, su mundo creativo parece oscilar entre dos polos, más o menos comunicantes. Por un lado, la violencia contemporánea norteamericana, presente en La ley del más fuerte (2013) y Black Mass: Estrictamente criminal (2015). Por otro, un crepuscular oeste mítico, ya sea country o decimonónico, presente en Corazón rebelde (2009) y Hostiles (2017), sin duda, su mejor película.

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Antlers: Criatura oscura es, pues, el quinto trabajo de Cooper y su primer y, ojalá, último fracaso. A la vista quedan los restos de la depredación perpetrada por Guillermo del Toro… Se trate o no de una inversión alimenticia con que financiar proyectos más personales, esperemos que la desorientada experiencia sea transitoria y sirva a Cooper para recuperar y mantener su propio rumbo.

El caso es que el arranque de la historia guardaba cierto atractivo, al plantear asuntos sugestivos, algunos ya presentes en Hostiles, sobre todo: una profesora de literatura (Keri Russell) habla de cuentos y mitos a sus alumnos y tiene un hermano, policía local (Jesse Plemons); el oeste, aquí Oregón (rodado en localizaciones de la canadiense Columbia británica) y el acervo nativo, sustrato mítico que abre y cierra la narración… sin apenas volver a aflorar entre medias. Cuando lo hace, es solo por estricta exigencia del guion, para explicar qué demonios ocurre, por boca de un indio (Graham Greene).

Sea como fuere, bastante remite esa alusión mítica a Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979) y el resto de su interminable saga, impregnada por lo demás de una insustancial apología del indigenismo, tan acorde con el hoy candente canon antioccidental.

Sin embargo, casi nada más. Antlers: Criatura oscura fracasa como relato porque abandona el factor humano, presentando así el único mejor resultado posible: el técnico. Por eso lo mejor de la película son los medios con que armar su macabra atmósfera: la oscura fotografía plateada e intenso colorismo lumínico de Florian Hoffmeister o los estupendos trabajos de diseño, sonido y efectos visuales.

Un mérito parcial que, en última instancia, evidencia el demérito general desacreditador de todo el filme: tanta parafernalia es periférica, no esencial. Pero al intentar convertir los complementos en lo que no son, se termina cayendo en una servidumbre (tan habitual en el género de terror), que lastra Antlers hacia un vacuo espectáculo de luz y sonido.

Aparte la insulsa y rutinaria aportación musical del turolense Javier Navarrete, es desbaratada la actoral, a pesar del buen plantel. Como buenos profesionales, Russell, Plemons y Greene procuran imbuir de tenso dramatismo a unos personajes más planos que un paquete de folios sin estrenar. ¿Qué vida cabe infundirles, cuando su existencia es reducida a ser una mera excusa narrativa?

Queda, en fin, una historieta vana y efímera que tal vez atraiga a los reincidentes en el género, no más. Entretanto, algunos seguimos anhelando el regreso de Scott Cooper.